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Özil dice que casi no sale por la noche y Mou alimenta las dudas sobre su rendimiento
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EL CENTROCAMPISTA VE INCOMPATIBLE SU FÚTBOL CON LA INTENSIDAD QUE PIDE EL TÉCNICO

Özil dice que casi no sale por la noche y Mou alimenta las dudas sobre su rendimiento

José Mourinho quiere que la intensidad, la entrega y el trabajo se imponga o quede por encima del talento. En ocasiones pone la calidad de sus

Foto: Özil dice que casi no sale por la noche y Mou alimenta las dudas sobre su rendimiento
Özil dice que casi no sale por la noche y Mou alimenta las dudas sobre su rendimiento

José Mourinho quiere que la intensidad, la entrega y el trabajo se imponga o quede por encima del talento. En ocasiones pone la calidad de sus jugadores al servicio de las facultades físicas, circunstancia con la que alguno de ellos no termina de identificarse. El portugués pretende que en el once que esté sobre el terreno de juego no haya más de uno o dos jugadores liberados de multiplicarse a la hora de defender, de presionar al rival. Y entre ellos no está Mesut Özil. El alemán de origen turco no se identifica con esa manera de jugar porque cree que su efectividad pierde enteros, que su juego sale perjudicado en ese cambio de sudor por talento. 

La llegada de Modric al equipo no ha hecho si no multiplicar ese distanciamiento que existe entre jugador y entrenador a la hora de entender el fútbol. El croata ya ha sentado al ex del Werder Bremen en los últimos partidos y Mourinho pretende que Özil reaccione, que vuelva a ser decisivo, tal y como lo ha sido en las dos temporadas anteriores. El problema llega cuando el alemán toma la palabra y dice, ante el entrenador y los responsables del club, que su fútbol y efectividad nada tiene que ver cuando recibe el balón sin apenas aliento tras sacrificarse al máximo en defensa

Özil no es jugador con un físico privilegiado. Sus piernas nada tienen que ver con la visión y clase que destila su juego, pero esa falta de aire que llega como consecuencia de su obligado esfuerzo, corta el suministro de talento a sus botas. Nada es igual. Su fútbol se resiente. La pasada temporada ofreció muchas dudas y fuentes del club blanco apuntaron a una vida desordenada como motivo de la desaparición durante gran parte de la campaña.

Lo sorprendente del caso es que haya sido el propio centrocampista el que haya hecho referencia a su vida privada en una reciente entrevista. "Desde el verano casi no he salido. No es cierto que ahora esté saliendo", afirmó el jugador, alimentando el debate interno sobre si su vida responde a lo que todo el mundo considera como ideal para un deportista. Lo que tiene claro Mourinho, alrededor de este debate generado por la suplencia y por su escasa aportación en los últimos partidos, es que tanto Özil como cualquier otro jugador excepción hecha de Ronaldo y quizás el que juegue en punta, tiene que mostrar intensidad defensiva en su juego, algo que no va con el internacional teutón.

José Mourinho quiere que la intensidad, la entrega y el trabajo se imponga o quede por encima del talento. En ocasiones pone la calidad de sus jugadores al servicio de las facultades físicas, circunstancia con la que alguno de ellos no termina de identificarse. El portugués pretende que en el once que esté sobre el terreno de juego no haya más de uno o dos jugadores liberados de multiplicarse a la hora de defender, de presionar al rival. Y entre ellos no está Mesut Özil. El alemán de origen turco no se identifica con esa manera de jugar porque cree que su efectividad pierde enteros, que su juego sale perjudicado en ese cambio de sudor por talento. 

La llegada de Modric al equipo no ha hecho si no multiplicar ese distanciamiento que existe entre jugador y entrenador a la hora de entender el fútbol. El croata ya ha sentado al ex del Werder Bremen en los últimos partidos y Mourinho pretende que Özil reaccione, que vuelva a ser decisivo, tal y como lo ha sido en las dos temporadas anteriores. El problema llega cuando el alemán toma la palabra y dice, ante el entrenador y los responsables del club, que su fútbol y efectividad nada tiene que ver cuando recibe el balón sin apenas aliento tras sacrificarse al máximo en defensa

Özil no es jugador con un físico privilegiado. Sus piernas nada tienen que ver con la visión y clase que destila su juego, pero esa falta de aire que llega como consecuencia de su obligado esfuerzo, corta el suministro de talento a sus botas. Nada es igual. Su fútbol se resiente. La pasada temporada ofreció muchas dudas y fuentes del club blanco apuntaron a una vida desordenada como motivo de la desaparición durante gran parte de la campaña.

Lo sorprendente del caso es que haya sido el propio centrocampista el que haya hecho referencia a su vida privada en una reciente entrevista. "Desde el verano casi no he salido. No es cierto que ahora esté saliendo", afirmó el jugador, alimentando el debate interno sobre si su vida responde a lo que todo el mundo considera como ideal para un deportista. Lo que tiene claro Mourinho, alrededor de este debate generado por la suplencia y por su escasa aportación en los últimos partidos, es que tanto Özil como cualquier otro jugador excepción hecha de Ronaldo y quizás el que juegue en punta, tiene que mostrar intensidad defensiva en su juego, algo que no va con el internacional teutón.