Sogecable y Mediapro, condenados a entenderse en tres semanas en su 'guerra' del fútbol

Simulacro de revuelta en la Liga de Fútbol Profesional (LFP). Los rebeldes, de los que se ha caído el Valencia y dicen las malas lenguas por algún que otro reciente acuerdo con el Real Madrid, han exigido una reunión de la Comisión Delegada para la próxima semana, tras la cumbre que celebraron ayer en Madrid y a la que asistieron catorce equipos. Algunos dicen que en calidad de oyentes. Quieren dar una vuelta a la gestión actual de la LFP, pero no consiguen sacar adelante mayoría alguna. Lo quieran o no, Primera y Segunda tienen el mismo valor a la hora de las votaciones y, por el momento, Real Madrid y Barcelona cuentan con más seguidores que Sevilla y Atlético de Madrid, cabecillas del movimiento.

Los derechos televisivos y la guerra que mantiene Sogecable y Mediapro por el control del fútbol televisado es el argumento que mueve todas estas batallas. Una y otra operadoras están condenadas a entenderse si quieren que haya fútbol televisado y que el negocio salga adelante. No hay otra. Tiene tres semanas (las dos primeras semanas no corren peligro, ya que al ser en agosto los horarios están marcados en virtud del acuerdo con AFE y no hay posibilidad de cambio).

En estos veinte días, las dos operadoras tienen que llegar a un punto de entendimiento. Mediapro asume los compromisos que tenía con los equipos de Primera y con todos los de Segunda, lo que le da la mayoría en esta batalla. Prisa da la espalda a la Segunda División, lo que le imposibilita alcanzar la mayoría que todavía tiene la empresa de Jaume Roures y que pone sobre la mesa 450 millones de euros, cantidad que tiene firmada con sus equipos. Prisa, a través de Sogecable, tiene comprometidos 270 millones de euros, cantidad que no le vale para acercarse a postura de fuera alguna. Da la espalda a la Segunda y eso resulta definitivo.