El Athletic busca recortar distancias para volver a ser el ‘rey de Copas’

Hasta el año 1997, cuando el Barça conquistó el título de la Copa del Rey ante el Betis en el Santiago Bernabéu, el Athletic de Bilbao se erigía en el ‘rey de Copas’ en nuestro país. Los leones eran el equipo copero por excelencia y la competición despertaba, y lo sigue haciendo en la actualidad, un interés especial en la capital vizcaína. Ahora, los azulgrana superan en el palmarés a los bilbaínos por 25 títulos a 23 como consecuencia de la reciente ausencia de trofeos (28 años) en las vitrinas de San Mamés.

La del Vicente Calderón puede ser una gran oportunidad para los rojiblancos de acercarse al todopoderoso Barça y sentirse de nuevo el gran ‘capo’ de este torneo. Por la idiosincrasia de los de Lezama y por los derroteros en los que se mueve el fútbol actual parece francamente complicado que el Athletic pueda arrebatar este título honorífico a los de Can Barça, pero en Bilbao esperan volver a sentirse tan grandes como lo fueron al inicio de la década de los 80, al menos por un año. Y, a diferencia de la final de Mestalla, en esta ocasión parece que las fuerzas pueden estar algo más igualadas.

Pero hasta llegar a lo de este viernes, FC Barcelona y Athletic de Bilbao han disputado seis finales de una Copa con todo tipo de denominaciones (de la República, del Generalísimo y del Rey). El balance es claramente favorable a los catalanes, que se han adjudicado cuatro de ellas, la última precisamente en Valencia hace tan sólo tres temporadas con un contundente 4-1 que iniciaba la ‘era Pep’.

Hay que remontarse a 1920 para vivir la primera final reconocida por la Real Federación Española de Fútbol. Por aquel entonces, el estadio de El Molinón albergaba un partido en el que los culés se impusieron por 2 goles a 0, con tantos de Martínez y Alcántara. Se iniciaba ya una enconada lucha en el palmarés de dicho torneo, y es que entre ambos equipos se adjudicaron la Copa durante los cinco años siguientes.

Doce después, los bilbaínos se tomarían su particular revancha al vencer por 1-0 en el antiguo estadio de Chamartín. El tanto de Bata dejaba su particular clasificación en un 12-8 a favor de los rojiblancos, que eran los grandes dominadores de la época en el fútbol español. Las dos siguientes, 1942 y 1953, fueron de felicidad culé. El conjunto barcelonista se imponía en la primera por 4-3, en la prórroga, en una final para el recuerdo y por 2-1 en la segunda, ambas disputadas en el estadio de Chamartín.   

Finales en 'color'

Las cosas cambiarían 31 años después. La larga espera mereció la pena para los hinchas vizcaínos, que vieron como, una vez más, su equipo conquistaba su torneo favorito, lo hacía ante el gran rival y, además, en el Bernabéu. Final ésta, la de 1984, recordada más que por el fútbol y el resultado (1-0) por la penosa imagen que jugadores de uno y otro conjunto ofrecieron en una tangana digna de borrar de nuestras mentes. El partido también será recordado como el de Goikoetxea y Maradona, donde el primero lesionó gravemente al astro argentino tras una entrada criminal. Y es que casi pasa a un segundo plano que Endika, con su tanto, dio el vigesimotercer título copero al club de Ibaigane, para seguir siendo el dueño y señor.

Pero la década de los 90 hizo cambiar de bando la denominación de ‘rey de Copas’, y de esta forma se llegó a la final de 2009. El Athletic, de la mano de Joaquín Caparrós, regresaba a una final 25 años después de aquella en el feudo madridista. Bilbao enloquecía y la esperanza de volver a sacar la ‘gabarra’ a pasear era tremebunda, pero se cruzó el mejor equipo del mundo en ciernes, el primer Barça de Guardiola, y claro, les pasó por encima. Los goles de Touré, Messi, Bojan y Xavi eclipsaron el inicial de Gaizka Toquero.

Esta vez, el Athletic quiere evitar que le pase lo mismo que en la temporada 1976-1977, en la que también llegaron a las finales de Copa y UEFA, cayendo en ambas ante Betis y Juventus, respectivamente. Los de Marcelo Bielsa ya perdieron en Bucarest y no quieren volver a recordar el agrio sabor de la derrota. La empresa no será fácil, más aún si tenemos en cuenta que el Barça llega tras haber perdido Liga y Champions, lujo que no se puede permitir un equipo de sus características. Sólo uno de los dos cumplirá su objetivo al filo de la próxima medianoche, siempre que la prórroga y los penaltis lo permitan.