Es noticia
El City, un club hecho con dinero del petróleo y catalanizado en su gestión
  1. Deportes
  2. Fútbol
El rival del madrid quiere imitar al barça

El City, un club hecho con dinero del petróleo y catalanizado en su gestión

El jeque quería emular los éxitos del Barcelona y para eso dio un poder absoluto a Ferran Soriano. Él ha creado una jerarquía repleta de catalanes para hacer al club un grande

Foto: El Etihad Stadium. (Reuters)
El Etihad Stadium. (Reuters)

"¡England, England, number one!". Cuando saca de puerta Joe Hart, la grada del Etihad Stadium agasaja a su guardameta recordándole que él y solo él es el portero de la selección inglesa. La muestra de patriotismo de la afición contrasta con la realidad de un equipo que está mucho más cerca de ser la cantina de un edificio de la ONU que un pub típicamente británico. El Manchester City juega en la Premier League, pero realmente es una multinacional.

El inglés es la lengua franca, aunque si en las oficinas cada uno hablase su idioma materno es probable que el catalán estuviese entre los más escuchados. Tiene una lógica interna, el jeque Mansour bin Zayed al Nahyan, miembro de la familia real de Abu Dabi y rico de solemnidad gracias al petróleo, llegó a Mánchester en 2008 con la idea de crear un club ganador, el mejor de Europa. Y en ese momento era el Barcelona de Guardiola el equipo que situaba el listón en lo que a calidad se refiere.

Mansour y su presidente ejecutivo, Khaldoon al Mubarak, se aprovecharon de las luchas intestinas en el Barcelona para reclutar directivos que pudiesen trasladar la idea futbolística del Barça a la ciudad del norte de Inglaterra. En el año 2012 decidieron fichar a Ferran Soriano, que había sido vicepresidente deportivo del Barcelona con Joan Laporta. Se le invistió de un poder omnímodo en la empresa para hacer, pensar, construir y fichar a su antojo. No sorprendió que una de sus primeras decisiones fuese encargarle a Txiki Begiristain, que no es catalán pero ha vivido décadas en Barcelona, la dirección deportiva.

Txiki repetía las mismas funciones que desempeñaba en el Barcelona victorioso, y ya desde ese momento empezó a trabajar para el objetivo final: volver a trabajar con su amigo Pep Guardiola. Eso se dará la próxima temporada, y replicará en los tres puestos clave de la planificación deportiva la estructura que tenía el Barcelona de los seis títulos.

La 'catalanización' del club no quedó en eso. Ferran Soriano, que además de en el Barcelona trabajó durante muchos años en Spanair, se rodeó poco a poco de gente de su confianza. El director financiero es Jorge Chumillas, Esteve Calzada es asesor estratégico para la expansión del club, Nuria Tarré dirige el 'marketing' del club... En puestos de menor relevancia también es común encontrarse catalanes realizando las más variadas funciones.

[Pellegrini no puede disimular sus ganas a Florentino... y a Guardiola]

Y en la parte deportiva, más allá de Begiristain y ahora Guardiola, que previsiblemente se llevará a su equipo de trabajo, también hay catalanes en puestos de responsabilidad. En lo más alto de la escalera, solo un peldaño por debajo de Txiki, se encuentra Rodolfo Borrell, director técnico internacional del club y uno de los hombres clave en interpretar el estilo futbolístico que quiere implantar en los 'citizen'.

Empleados azulgranas

El gen catalán del City se encuentra en todas partes, incluso en la televisión oficial del club, que es producida por Mediapro, la compañía de Jaume Roures, viejo aliado de Joan Laporta y, consecuentemente, de Ferran Soriano. No es de extrañar que los ejecutivos del City miren de reojo los resultados y evoluciones del equipo de su infancia, el Barcelona, pues es la segunda camiseta de muchos de ellos. Por eso también es probable que esta semana la eliminatoria signifique un poco más, aunque solo sea para ganar al eterno rival. Si lo consiguen, algunos empleados podrán celebrarlo en el Bar-Ça, situado en Castlefields, cerca de una zona de canales. Y tampoco extraña que, en su empeño por internacionalizar el club, uno de los próximos idiomas en los que estará la web del City y sus redes sociales sea el catalán. Ya hay 13 idiomas disponibles para los aficionados de todo el mundo.

Mánchester es el centro de un proyecto global del jeque Mansour que también incluye terminales en Melbourne o Nueva York. El club era uno más de Inglaterra hasta su llegada, un equipo con tradición pero sin títulos, más allá de algunas copas, la Recopa del 70 y la Premier del 68. Desde la compra del emiratí han llegado dos ligas, se han estabilizado como un club de Liga de Campeones y la ambición apunta más arriba. El objetivo no es solo ganar sino hacerlo con estilo, de ahí los cambios deportivos de los últimos años, después de constatar que con Mancini el equipo no evolucionaba por la vía correcta.

En el City el proyecto deportivo es fundamental, pero Mansour no busca únicamente acumular trofeos sino también dejar un club estable y una huella en la ciudad. Ferran Soriano, que dirige todo el proyecto, tiene manos libres para gastar. Un paseo por el nuevo estadio y la ciudad deportiva hace ver que no se está escatimando en nada. El Etihad es en origen un estadio municipal -allí se disputaron unos Juegos de la Commonwealth-, que actualmente tiene una concesión para el City de 250 años. El estadio lleva tiempo en obras, ha sido ampliado en varias ocasiones y el lujo marca la norma, desde los vestuarios hasta los palcos, que cuentan con calefacción individual en cada asiento.

Pero las evoluciones del Etihad palidecen cuanto se comparan con la inversión que está haciendo el club en la ciudad deportiva. El club entrenaba tradicionalmente en Carrington, una ciudad deportiva a cierta distancia de la ciudad que, cuando llegó, el jeque vio como un buen lugar desde el que maniobrar. Pidió una extensión por varias décadas del contrato que le unía al centro, aunque fue algo efímero. Poco después decidió que estaba demasiado lejos y que se podía hacer algo mucho mejor en la zona pegada al estadio mancuniano. Y así lo ha hecho, gastándose por el camino 200 millones de libras -más de 250 millones de euros- en unas instalaciones ultamodernas que cuentan con un pequeño estadio propio donde disputan sus partidos el equipo femenino y el reserva -ahora llamado EDS-. Con solo cruzar una pasarela, se accede de la ciudad deportiva al Etihad. Carrington ha pasado a ser el lugar donde se entrena habitualmente el Bury, equipo de una localidad cercana a Mánchester.

La nueva ciudad deportiva

La ciudad deportiva cuenta con las mejores instalaciones, que incluyen campos cubiertos, gimnasios o piscinas. También hay un moderno centro de prensa, equiparable a cualquiera del mundo, un comedor para empleados en el que pueden comer por unas pocas libras y un centro de recuperación. El complejo de entrenamiento no está lejos de los centros de los que disfrutan los equipos punteros del mundo, como el Real Madrid en Valdebebas.

[El rival del Madrid que tiene a gala haber ganado el Gamper]

El estadio queda cerca del centro urbano, y muchos de los terrenos que hay entre la ciudad y el Etihad fueron comprados hace tiempo por el jeque, que pretende que la extensión demográfica de Mánchester sea en esa dirección, para tener el estadio aún más cerca. Los más altos ejecutivos, eso sí, trabajan desde Londres. La ambición del proyecto es máxima y está funcionando. En el mes de diciembre, el jeque decidió vender una pequeña porción del club, un 13%, a un grupo inversor chino. Cobró por ello 265 millones de libras -340 millones de euros-, más de lo que le costó a él el club en 2008. El valor de la franquicia se ha disparado, no solo por los éxitos deportivos, o por los fichajes de campanillas -que empezaron, no se olvide, con Robinho-, sino también con la búsqueda de una expansión internacional y el fortalecimiento de las raíces de la institución y no solo el primer equipo, problema bastante frecuente en estas compras megalómanas de clubes.

El Manchester City es una institución de riqueza moderna, algo que no está del todo bien visto en el concierto europeo. De hecho, en el club han alegado en ocasiones que las reglas del 'fair play' financiero están hechas en buena parte para cortar las alas a las grandes fortunas que quieren entrar en el fútbol. No andan muy desencaminados, y solo hace falta ver los dos únicos equipos que han sido multados por esa normativa: el PSG y el propio City. Una de las cuestiones que tienen que abordar cada temporada los ejecutivos Ferran Soriano y Jorge Chumillas es cuadrar el balance para amoldarse a las normas internacionales. A su favor está el enorme incremento de derechos televisivos en la Premier League, que ha hecho posible justificar el coste de fichajes millonarios como el de Sterling, que el último verano fichó por 49 millones de libras -69 millones de euros-.

[Pellegrini hace en el City lo que solo consiguió con el Villarreal]

La identidad en el City es un concepto líquido, cambiante. Esta temporada se plantean modificar, una vez más, el escudo del equipo, que ha ido mutando con el tiempo, varios cambios completos incluidos. En el actual, se puede leer una frase latina 'superbia in proelia', que significa 'orgullo en la batalla' y poco tiene que ver con los nuevos tiempos del club mancuniano. La institución ya no prima lo bélico, el genuino fútbol inglés, sino una cosa más sofisticada, con un toque internacional y una búsqueda del objetivo por la excelencia más que por el ardor guerrero. Por eso el jeque pensó en emular al Barcelona. Y en ello hicieron esfuerzos y contrataciones hasta terminar casi abriendo un puente aéreo entre Mánchester y la ciudad condal.

"¡England, England, number one!". Cuando saca de puerta Joe Hart, la grada del Etihad Stadium agasaja a su guardameta recordándole que él y solo él es el portero de la selección inglesa. La muestra de patriotismo de la afición contrasta con la realidad de un equipo que está mucho más cerca de ser la cantina de un edificio de la ONU que un pub típicamente británico. El Manchester City juega en la Premier League, pero realmente es una multinacional.

Champions League Manchester City Ferran Soriano Inglaterra Petróleo Khaldoon Al Mubarak Premier League Mediapro Jaume Roures ONU
El redactor recomienda