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España ya sabe que con la camiseta y la estrella no basta para ganar
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SUDÁFRICA SACA LOS COLORES A LOS CAMPEONES

España ya sabe que con la camiseta y la estrella no basta para ganar

Lo de pasear la Copa del Mundo y la estrella en el pecho está bien, pero España ha demostrado en la gira por África que debe cambiar antes del Mundial

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Lo de pasear la Copa del Mundo y la estrella en el pecho está bien. Recibir homenajes y evocar el pasado forma parte de lo hecho en 2010, pero cuando uno es campeón del mundo no sólo tiene que serlo, sino que tiene que parecerlo, algo que España no ha demostrado ni ante Guinea Ecuatorial ni ante Sudáfrica. Si en Malabo se salvó la papeleta, ante los Bafana Bafana, la Roja se convirtió en una selección vulgar, sin espíritu. Un fallo de Albiol, secundado por el resto de la defensa, propició el gol de Parker en el minuto 56 y el sonrojo de los seguidores de la campeona del mundo y de su seleccionador.

España continúa atascada. La campeona del mundo cierra 2013 con la mejor noticia posible de la clasificación para el Mundial de Brasil, pero dejando tras de sí un rastro de duda, de incertidumbre ante un juego que dista mucho de ser el que lleve a España a repetir título, a levantar la Copa en el próximo mes de julio en Maracaná. Ante Sudáfrica, los de Del Bosque no encontraron el sitio en ningún momento, el equipo se partía con facilidad, dejando a Villa, Llorente y Pedro solos, con una distancia de cincuenta metros con el resto del equipo. La consecuencia volvió a ser un juego triste, sin apenas profundidad y llegadas claras a la portería sudafricana.

Los diez primeros minutos hacían presagiar la vuelta a la normalidad, es decir, al dominio de España en el juego, a la velocidad en el movimiento del balón. Al poco de empezar el colegiado de Lesotho anuló un gol a Villa, pitando un más que dudoso fuera de juego del asturiano poco después. Sudáfrica parecía asustada y España sacaba provecho de ese repliegue amarillo.

placeholder España no pudo evistar el gol de Parker (Reuters).

El problema llegó cuando los locales se dieron cuenta que, pese a la presencia de la Copa del Mundo en el ahora llamado FNB Estadium, la campeona se había quedado en Europa. Poco a poco se fue metiendo en el partido, acercándose a Casillas con peligro. A distancia eso sí y con lanzamientos lejanos, pero la intensidad de su juego, la velocidad, bastó para dar la vuelta al dibujo del partido. Ni Xabi ni Busquets acertaban a volver a meter a España en el partido. Las constantes perdidas del balón lo impedían.

Los de Del Bosque empezaban a sufrir y el primer aviso serio llegó en el minuto 17, cuando un tiro de Khune terminó en el larguero. El segundo, dos minutos después tras otro tiro lejano que Casillas tuve que despejar. España había perdido el control y Sudáfrica supo meter ritmo al partido, justo lo que necesitaba para desbordar a la roja selección. La velocidad de Rantle o el poder físico de Claasen bastaban para superar a los españoles.

España perdía balones con demasiada facilidad. Los de arriba sufrían, apenas existían. Llorente tocó tres balones y aunque uno de ellos fue quizás la ocasión más clara de España no estuvo acertado, Villa lo intentaba sin acierto y Pedro arrancaba a cincuenta metros de la portería.En defensa dudaban a excepción de un seguro Raúl Albiol. Era un equipo sin identidad.

Del Bosque sabía que algo tenía que hacer, dando entrada a Cazorla por Llorente en el descanso. Buscaba toque, pero el partido siguió por el rumbo de la primera mitad. Unos disfrutando y otros sufriendo. Los sudafricanos buscaban la victoria, los españoles que pasara rápido el partido. Sufrían, no se sentían cómodos, tal y como quedó demostrado con el gol de Parker ante Víctor Valdés.

placeholder Sergio Ramos, durante el partido (Reuters).

Con la entrada de Mata, Navas y Negredo el seleccionador intentó meter velocidad y hambre, algo que alguno de los que antes estaban sobre el terreno de juego y otros de los que se quedaron, no terminaron de demostrar. El dominio pasó a ser rojo, al menos por la voluntad que pusieron los recién entrados. El problema llegó con el desorden que se creó con los cambios y con las ganas de arreglar el estropicio. Aparecieron las ganas que en ocasiones se confundieron con precipitación, lo que abrió la puerta a las contras de los rápidos sudafricanos, como la que salvó Reina ante Rantle en el minuto 84.

Negredo, Iniesta y Cazorla, de lanzamiento lejano este último, la tuvieron, pero llegó el número propiciado tras la lesión de Valdés. El portero del Barcelona se lastimó en el gemelo él solo, pero lo hizo con los seis cambios hechos, lo que provocó discusiones y que España perdiera el ritmo que había parecido encontrar con los cambios. Incluso Albiol pudo empatar en el último minuto, pero hubiera sido injusto.

Lo que parecía iba a ser una fiesta, terminó siendo una pesadilla. Primero por la derrota, segundo por la imagen y tercero por la lesión de Víctor Valdés. España debe cambiar y mucho. Lo ofrecido en la extraña gira africana siembra dudas. Ganar por la mínima a Guinea Ecuatorial y perder ante Sudáfrica no es digno de un campeón del mundo. No se puede ganar con la camiseta. Al menos ha sido en un partido amistoso. Por cierto, las vuvuzelas siguen siendo igual de pesadas y desagradables.

Ficha técnica:

1 - Sudáfrica: Khune; Nthethe, Ngcongca, Khumalo (Xulu, m.46), Matlaba; Furman, Jali, Manyisa (Zungu, m.62), Claasen (Tshabalala, m.46), Rantie; y Parker (Patosi, m.90).

0 - España: Casillas (Víctor Valdés, m.46 (Reina, m.80)); Arbeloa, Albiol, Sergio Ramos, Monreal; Xabi Alonso (Navas, m.61), Busquets, Iniesta (Koke, m.74); Pedro (Mata, m.61), Villa (Negredo, m.57) y Llorente (Cazorla, m.46).

Goles: 1-0, m.56: Parker.

Árbitro: William Koto (SDA). Amonestó a Tshabalala por Sudáfrica.

Incidencias: partido amistoso disputado en el Soccer City, ante la presencia de 36.000 espectadores. El capitán Iker Casillas levantó la copa de campeones del mundo en los prolegómenos del partido.

Lo de pasear la Copa del Mundo y la estrella en el pecho está bien. Recibir homenajes y evocar el pasado forma parte de lo hecho en 2010, pero cuando uno es campeón del mundo no sólo tiene que serlo, sino que tiene que parecerlo, algo que España no ha demostrado ni ante Guinea Ecuatorial ni ante Sudáfrica. Si en Malabo se salvó la papeleta, ante los Bafana Bafana, la Roja se convirtió en una selección vulgar, sin espíritu. Un fallo de Albiol, secundado por el resto de la defensa, propició el gol de Parker en el minuto 56 y el sonrojo de los seguidores de la campeona del mundo y de su seleccionador.

Sudáfrica Vicente del Bosque
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