La sombra de Messi planea sobre la sexta semifinal consecutiva

Desde que Leo Messi abandonó cojeando el Parque de los Príncipes no se ha hablado de otra cosa. Ni del resultado (2-2), bueno a priori para el Barcelona, ni de la amenaza que supone un Paris Saint Germain rescatado por Matuidi en la prolongación con un gol que dejó helado a Valdés. Las ansias de Ibrahimovic por sentar cátedra en un campo donde pasó con más pena que gloria también rondan en el ambiente. Sin embargo, todo ha quedado eclipsado por el bíceps femoral derecho de Leo Messi. Ahí radica el nudo de la eliminatoria. Su presencia se antoja capital. “Por supuesto que tenemos ‘Messidependencia’, admitía sin tapujos Andrés Iniesta en la previa. Normal, Leo es el máximo goleador del equipo también el Champions (8 goles) y el gran ‘desatascador’ cuando el partido los precisa. Así fue en París, donde marcó el primer tanto, y  la ya legendaria remontada ante el AC Milan en la vuelta de los octavos de final. Messi es principio y fin de este equipo. No hay vuelta de hoja.

De ahí tanto obsesión por cuidar su recuperación. Tantas atenciones y manos listas a mimar una pierna que vale su peso en oro entrando en la fase decisiva de la temporada. Cierto es que el camino a las semifinales no está hecho, pero correr el riesgo a que no pueda estar presente si esta noche se certifica el pase da vértigo en el Barcelona. Por ello y pese a que en la tarde de ayer se entrenó con aparente normalidad con sus compañeros, Tito Vilanova tiene previsto que Messi arranque el partido en el banquillo. Sólo si los médicos y el propio jugador dan el ok con plenas garantías, Leo estará en el once. A estas horas esto aún no se ha producido.

El partido, con este panorama, tiene un doble reto para el Barcelona. Por lado está la curiosidad de ver la talla del equipo en un partido de la máxima exigencia sin contar con los goles salvadores de Messi. Dura prueba. Del otro, la perspectiva de alcanzar las semifinales de la Champions por sexto año consecutivo es argumento suficiente para que Iniesta, Xavi, Cesc y compañía no miren si en la empresa está presente el crack argentino. La posibilidad de inscribir de ser el primer equipo que logra esta marca es acicate suficiente, además de la constatación de la hegemonía del Barcelona en el fútbol europeo en el último lustro, donde ha engordado su número de títulos hasta dejarlo en cuatro.

Al otro lado espera el PSG cauto, pero dispuesto a dar la sorpresa. Jugadores tiene para ello… y dinero. No en vano, el Jeque ha ofrecido una prima a sus jugadores de 400.000 euros si alcanzan las semifinales de la Champions, algo que sólo han logrado en una ocasión en su historia. Y lo consiguieron, precisamente, tras eliminar al Barcelona de Cruyff allá por el año 95. Desde entonces, el PSG no ha estado ante una ocasión como la de esta noche en el Camp Nou. Veremos si sabe aprovecharla… o si el Barça le da opción.