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En el fútbol actual, ‘canterano’ y ‘extranjero’ ya no son antónimos
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LOS CLUBES PUEBLAN SUS FILIALES DE FORÁNEOS

En el fútbol actual, ‘canterano’ y ‘extranjero’ ya no son antónimos

Más allá de la polémica que suscitó, la contestación pública que Mourinho dedicó hace unos días a Cruyff donde el madridista recriminaba al holandés que su

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En el fútbol actual, ‘canterano’ y ‘extranjero’ ya no son antónimos

Más allá de la polémica que suscitó, la contestación pública que Mourinho dedicó hace unos días a Cruyff donde el madridista recriminaba al holandés que su Dream Team no fue un proyecto cien por cien de cantera sino que se basaba en cuatro estrellas extranjeras de gran nivel retrotraía a una realidad futbolística que ya no existe. Es aquella que funcionó durante años donde ser jugador de la cantera o ser extranjero eran conceptos opuestos. El origen de los jugadores marcaba una controvertida división que, según cómo era utilizada, incluso llegaba a definir la idiosincrasia de cada club de la Liga.

Primero con la llegada de la llamada Ley Bosman y después como efecto de la globalización general que vive la sociedad actual, las fronteras en el fútbol fueron haciéndose cada vez más difusas. El último paso de este proceso ha ocasionado que ser extranjero y canterano sea algo normal y habitual, como se puede comprobar haciendo un repaso por los filiales de los clubes de la Liga BBVA. El paradigma más famoso es el de Leo Messi, argentino fichado por el Barça con 12 años y mimado en la Masía como en su día lo fueron Guardiola o Xavi hasta llegar al Camp Nou. Pero ese mecanismo de formación ya no es una excepción dedicada a crear sólo futuros cracks mundiales.

Sólo dos clubes no cuentan en su segundo equipo con futbolistas foráneos: Real Betis y Levante. El Athletic ‘B’ sólo tiene al vasco-francés Laporte. Los 17 restantes tienen en la recámara de Primera a varios jugadores con pasaportes distintos al español (en total superan la treintena), aunque entre todos ellos cabría destacar tres orígenes diferentes.

El fútbol español se nutre de la inmigración

Primero está el evidente caso de los hijos de la inmigración general que acoge España. Cada vez son más los niños con padres extranjeros pero integrados en nuestra sociedad que al despuntar como futbolistas en formación pasan a pertenecer a las canteras de los clubes importantes de la zona donde viven. Este fenómeno es, sin duda, un motor de enriquecimiento para el fútbol español desde la base y el proceso demográfico natural llevará a que en un futuro próximo la selección nacional sea el termómetro donde mejor observarlo, de la misma manera que ocurre desde hace un tiempo en Francia, Holanda o Alemania.

Precisamente debido a este fenómeno, Jonás Ramalho (nacido en Barakaldo pero de padre angoleño) se convirtió en 2011 en el primer jugador de raza negra en debutar con el primer equipo de Athletic, precisamente, único club que sigue aplicando de manera estricta los antiguos conceptos de cantera que funcionaron durante décadas.

En este punto habría que incluir también a los hijos de exjugadores de la Liga como Denis Tcherishev (Real Madrid Castilla), similar al de Thiago Alcántara, o Kenan Kodro, a las órdenes de su padre en la Real Sociedad ‘B’.

La arriesgada apuesta en busca de ‘un Messi’

El segundo caso corresponde al que en su día protagonizó Leo Messi. Si bien hace una docena de años invertir en un extranjero tan joven, mero proyecto de futbolista, para traerlo junto a su familia suponía un desembolso excepcional dentro de las canteras de los grandes clubes, ahora se ha comenzado a generalizar. La posibilidad de dar con una joya que amortice por lustros la inversión en cantera hace que hasta los clubes medianos y pequeños de la Liga opten por esta arriesgada opción. Así, no es extraño encontrar a día de hoy futbolistas extranjeros que alcanzan el filial tras llevar desde cadetes o juveniles en la entidad, y que tienen ahora la prueba de fuego para convertirse o no en profesionales. Al crearse esta enorme red de captación de talentos, ampliada a nivel planetario y beneficiada por la citada globalización, aparecen cada vez más intermediarios y con ellos mayores intereses en un mercado que, por ejemplo, puede llevar en cuestión de días a un africano al juvenil del Mallorca, o a un andaluz a la cantera del Liverpool.

La revelación de la pasada jornada, el rayista Leo Baptistao, es el mejor ejemplo de esto. En plena adolescencia, llegó a España desde Brasil en busca de un equipo. La buena situación y los contactos de su padre le permitieron probar en la cantera del Rayo Vallecano, donde entró con 16 años. El domingo pasado, día que cumplió 20 años, fue el artífice de la victoria de su equipo ante el Betis. Culminaba así felizmente un difícil proceso de formación que le igualó durante varias temporadas a cualquier chaval de Vallecas, y los dirigentes rayistas ya se frotan las manos deseando que Leo y su amigo y compañero Lass (nacido en Ginea Conakry y llegado a los juveniles directamente desde África) se conviertan en la salvación económica de la institución.

Y el tercer caso, y también el más polémico, es el de aquellos jugadores extranjeros con una cierta edad y ya con experiencia profesional suficiente pero que son contratados directamente para el filial. Hasta la llegada de Modric, el único desembolso del Real Madrid en la presente campaña correspondía a los 1,5 millones de euros que se han pagado por el lateral brasileño Fabinho, que pertenece al Castilla. Algo similar ha hecho el Sevilla, pagando medio millón por el chileno Rabello, que juega en el Sevilla Atlético. Y la gran mayoría de filiales acometen contrataciones de extranjeros traídos de ligas lejanas para reforzar a su segundo equipo. Así, puedes encontrar un malí en el Sporting ‘B’, un turco y un argelino en el Atlético ‘B’, un marroquí venido de Francia en el Getafe ‘B’, tres africanos más en el Rayo ‘B’ y así como norma general.

El Barça ‘B’, el que más extranjeros tiene

Los representantes intentan colocar a estos jugadores experimentados muchas veces como relleno en operaciones del primer equipo. Los clubes están interesados en este corte de jugador por dos motivos, primero para darle empaque a sus filiales, que no hay que olvidar que compiten en divisiones duras y contra gente experimentada, y segundo para intentar aprovecharse a medio plazo de los servicios de un jugador aún por madurar. Y también para llegado el caso hacer caja, claro está. Las malas lenguas y los malpensados destacan los intereses creados por las comisiones de dichos traspasos, que aunque no relevantes y poco polémicos, vienen muy bien a los distintos miembros de la cadena de formación de futbolistas de élite.

Actualmente, el filial con más extranjeros es el Barcelona ‘B’, con hasta seis foráneos, donde precisamente se representan los tres supuestos explicados. Rafinha, hermano de Thiago, es hijo de Mazinho y se ha criado en España y en la cantera azulgrana, aunque ha decidido finalmente, al contrario que su hermano, defender los colores de Brasil. Ledes es un portugués criado en Brasil y fichado desde allí por el Barça con 12 años. Algo similar ocurrió con Dongou, un camerunés que está sorprendiendo con su precocidad y que llegó a los infantiles del club de la mano de la Fundación Eto’o. Este proyecto surgió para dar una estructura estable a la búsqueda de talentos tipo Messi, pero en el corazón de África. Tras un inicio efusivo en cuanto a operaciones, los dirigentes culés decidieron rebajar el ritmo al darse cuenta que muchos de estos niños, debido a su rápido desarrollo, son capaces de destacar en edades tempranas (como se demuestra en los torneos televisados de Fútbol-7) pero muchos se quedan estancados en juveniles. Esta cruda realidad representa la cara más amarga del mercado de talento futbolístico.

Y por último, Edgar Ié y Agostinho Cá (ambos de Guinea Bissau), junto al argentino Sergio Araujo (precedente de Boca Juniors), han sido contratados este verano para reforzar al equipo de Eusebio Sacristán. Si cualquiera de los seis da el paso definitivo hasta el primer equipo, será muy complicado definir la raya de quien de ellos es de verdad fruto de la cantera y quien no. Son las infinitas fórmulas de contratación y formación que brinda el fútbol actual.

Más allá de la polémica que suscitó, la contestación pública que Mourinho dedicó hace unos días a Cruyff donde el madridista recriminaba al holandés que su Dream Team no fue un proyecto cien por cien de cantera sino que se basaba en cuatro estrellas extranjeras de gran nivel retrotraía a una realidad futbolística que ya no existe. Es aquella que funcionó durante años donde ser jugador de la cantera o ser extranjero eran conceptos opuestos. El origen de los jugadores marcaba una controvertida división que, según cómo era utilizada, incluso llegaba a definir la idiosincrasia de cada club de la Liga.