Ecclestone toca los motores a la FIA pidiendo mucho ruido... y pocas nueces

"Escuché el ruido de motores el otro día -el del nuevo y del viejo-, e incluso Luca di Montezemolo dijo que sonaba horrible y que no le gustaba. Creo que Luca está sugiriendo que la incorporación de los nuevos propulsores deberían suspenderse hasta dentro de dos o tres años. Yo creo que podríamos quedarnos con el que tenemos. Es mucho más barato que uno nuevo, probablemente puede suponer un 30% del precio. Culpé a la FIA de este estúpido motor... no es error de Todt; Mosley empezó la idea y él la llevó a cabo".

El pasado mes de octubre, Bernie Ecclestone se amparó en la pérdida de espectacularidad sonora para criticar el principal cambio en la nueva reglamentación de la F1 en 2014: la incorporación de motores V6, menos ruidosos. Económicamente supone un gasto exagerado para los equipos y sólo en Ferrari hay actualmente 150 personas que llevan un tiempo trabajando en la configuración del nuevo propulsor. El coste es tan grande que Cosworth anunció que decía adiós al Gran Circo, con lo que ello supone para los equipos más modestos, que sólo podían permitirse esta marca de motor. 

No parece lógico que en plena campaña de reducción de costes, la FIA se pegue un 'disparo financiero' a su propia ley de límite presupuestaria obligando a introducir unos motores que están cerca de duplicar el gasto de los equipos (hay que tener en cuenta que de la colocación y peso del motor parte el diseño del monoplaza). La Federación argumenta que este es un paso para llegar a una Fórmula 1 híbrida y así recuperar la bandera de la vanguardia tecnológica, perdida desde que la aerodinámica se adueñó de los monoplazas.

Los nuevos motores, iguales a los ojos del espectador

Pero, ¿merece la pena un cambio tan costoso que sólo una minoría de aficionados apreciarán? Desde el punto de vista tecnológico y ecológico sí; mirando el apartado económico y del espectáculo, no. Más allá de lo que afecta sobre la pista, el tema de los propulsores significa un nuevo tira y afloja en el que la FIA impone su criterio por encima de Bernie Ecclestone.

"Tal vez podamos hacer que los nuevos motores suenen como los actuales", señaló Ecclestone recientemente. El magnate inglés utiliza la falta de ruido para curarse en salud por lo que pueda pasar con los propulsores. ¿Colocar unos altavoces...? La idea roza el ridículo. Como representante de la FOM, el inglés sabe que la FIA es quien pone las reglas deportivas y que la F1 debe adaptarse a ellas. El organismo que dirige Todt ha demostrado su poder de decisión.

Este no ha sido el único choque de posturas que han tenido FIA y FOM recientemente. Antes, con Max Mosley como presidente, FIA y FOM caminaban de la mano en la toma de decisiones... hasta que salieron las polémicas fotos de Mosley, y Ecclestone se alejó de él. Ahora, con Jean Todt al mando, la conversación entre ambos organismos se ha terminado de enfriar (reducida estrictamente a lo profesional) y la relación personal entre Todt y Bernie no tiene nada que ver a la época de Mosley.

Otras críticas de Ecclestone a la FIA

Además del aspecto de los propulsores, Ecclestone ha reprochado en los últimos años otras decisiones de la FIA como el aumento en la 'tasa' de inscripción que la Federación cobra a cada equipo (indirectamente podría afectar a Ecclestone porque las escuderías han exigido una mayor cuota en el reparto de ingresos), el control de gasto, o la entrada de equipos pequeños (Bernie es partidario de que sólo haya diez escuderías). Además, fuera de su competición, el magnate de la F1 ha ninguneado la nueva competición eléctrica impulsada por la FIA, la Fórmula E.

Todas estas decisiones no hacen sino incrementar la presencia de la FIA y justificar su existencia en una competición donde el apartado comercial y económico es 'propiedad' de la FOM. Cada vez más, la imagen de la FIA se desprende de la de ser un mero acompañante para decir en voz alta que tiene voz de mando. El tema del motor de 2014, desde fuera, parece ser un tira y afloja entre los intereses de los dos organismos (¿ecología frente a dinero?) y no algo razonado por ambos para el bien de la competición y sus participantes. Un capítulo político más.