Así mueve los hilos del mundo la mano izquierda de Maradona

Veinte años no es nada, cantaba Carlos Gardel, y lo hacía tan bien que casi nos convencía de que dos décadas sin verse es un ratillo de nada. Pero no: veinte años es una barbaridad de tiempo, sobre todo si indica la última vez que hablaste con tu padre, como le ocurrió a Sergio Oksman, cineasta brasileño afincado en España, que presentó ayer en el Festival de Cine Europeo de Sevilla un documental sobre el reencuentro futbolero con su padre: 'O Futebol'.

Oksman y su padre se reencontraron en 2013, pero el documental se rodó un año después en Sao Paolo. Padre e hijo pasan juntos el Mundial de Fútbol de Brasil y filman el resultado: Largos paseos en coche -marcados por silencios aún más largos y por la rigidez emocional del padre- y tardes de partido en la barra del bar. O el fútbol como puente por el que circulan las palabras (y a su modo impersonal, los afectos).

“No quería hacer una película biográfica o terapéutica porque ya nos habíamos dicho lo que nos teníamos que decir el año anterior”, contó Oksman durante un encuentro con el público del festival sevillano.

“El fútbol se creó exactamente para eso, para rellenar esos silencios”, explicó Carlos Muguiro, codirector del filme.

“Intentamos volver a construir ese espacio-las conversaciones sobre fútbol-en el que una vez fuimos felices”, añadió Oksman.

El fútbol se creó exactamente para eso, para rellenar esos silencios

Se trataba, por tanto, de filmar el transcurrir de los días, de ver qué pasaba (y pasaron cosas, vaya si pasaron), aunque no se dejó todo a la pura improvisación. El rodaje partía de una estructura inamovible: duraría los treinta días del Mundial y se filmaría con una puesta en escena determinada. El documental acabaría el día de la final del Mundial, probablemente con una escena de padre e hijo circulando por las calles de la ciudad. “Es un documental sobre un juego con unas reglas de juego”, razonó Muguiro.

Pero, ¡ay!, las reglas de juego saltaron por los aires por motivos de fuerza mayor. “Los intentos por controlar las cosas fueron en vano: de pronto apareció lo azaroso en su versión más salvaje. Las rígidas normas de rodaje no valieron de nada ante lo desconcertante del azar. Las reglas del fútbol también son rígidas, sí, pero luego llega Maradona y te mete un gol con la mano izquierda...”, zanjó Muguiro.

En efecto, en ocasiones pasan cosas inesperadas. Ejemplo: solo un loco hubiera profetizado antes del Mundial que Brasil y Alemania se enfrentarían en semifinales ylos alemanes meterían cinco goles en la primera media hora. Un loco o alguien que supiera mucho de fútbol: al principio de 'O Futebol', el padre de Oksman vaticina que Alemania ganaríael Mundial y Brasil caería eliminadode mala manera. A falta de grandes afectos, uno siempre puede intentar salvar la relación con su hijo con un sesudo análisis futbolístico. Fútbol es fútbol y las cosas de la vida (y de la muerte) son así.