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Estreno de 'la vida secreta de Walter Mitty'

Algo pasa con Ben Stiller

Estreno de la nueva película de Ben Stiller como director tras las comedias desatadas 'Zoolander' y 'Tropic Thunder'

Foto: Fotograma del nuevo filme de Ben Stiller
Fotograma del nuevo filme de Ben Stiller

Si uno atiende a los aspectos superficiales, el personaje que interpreta Ben Stiller en La vida secreta de Walter Mitty no difiere mucho del que le convirtió en icono guasón en Algo pasa con Mary (1998) y otras comedias: un tímido patológico que, incapaz de expresar sus sentimientos, va sembrando el descontrol humorístico a su paso. Solo que esta apreciación no hace más que aumentar el equívoco en el que se ha convertido la carrera de Stiller como director.

Porque La vida secreta de Walter Mitty, quinta película dirigida porStiller, no tiene mucho que ver ni con lo había rodado hasta ahora, ni con lo que esperábamos de él, ni con su clásico personaje cómico. Un revolcón a las expectativashabitual en la carrera de Stiller, pese a que, paradójicamente, se trata de un rostro encasillado en el imaginario de los espectadores. Algo pasa con (la imagen que tenemos de) Ben Stiller.

La vida secreta de Walter Mitty vuelve a aumentar el embrollo sobre el legado deStillery lo hace justo cuando habíamos empezado a tomarle en serio como cineasta (con muchos año de retraso). En efecto, aunque esuno de los cómicos más populares de su generación, su carrera como realizador ha estado repleta depelículas que no llegaron en buen momento y de interpretaciones confusas por parte de los periodistas.

Un director de culto

Su debut, la comedia romántica Reality Bites (1994), llegó precedida del título periodístico de "la película que retrata a la generación grunge", aunque no tenía nada que ver con aquello.

Dos años después llegó Un loco a domicilio, a la que perjudicó la presencia de Jim Carrey, entonces en la cumbre de su popularidad histriónica. Se interpretó como un vehículo para el lucimientode Carrey lo que era en realidad un anticipodel movimiento (Nueva Comedia Americana) que llevaría al cine de risas estadounidense a una nueva edad de oro unos años más tarde. En Un loco a domicilio no sólo brillaba el artedeStiller para el gag físico, sino que ya aparecía el productor clave delHollywood cómico en el siglo XXI: Judd Apatow. Solo que en 1996 a la comedia estadounidense aún le quedaban unos años para alcanzar el reconocimiento crítico.

La tercera confusión se produjo cuando Stiller estrenó Zoolander (2001). El problema de esta parodia desatada del mundo de la moda es que llegó a las cines coincidiendo con el 11S. EEUU, por tanto, no estaba para bromas. Un pequeño drama para Stiller ya que Zoolander era una de las películas más delirantes rodadas por Hollywood en muchos años. No obstante, el paso del tiempo acabó por hacer justicia con el filme, convertidoen un clásico de culto indiscutible.

El reconocimiento de Stiller como director llegó por fin con el estreno de Tropic Thunder (2008), desternillante sátira del cine bélico hollywoodiense. Aquí no hubo equívoco posible. La Nueva Comedia Americana estaba en pleno esplendor, la fama póstuma de Zoolander no hacía más que aumentar y la figura cómica de Stiller estaba en auge.

No hubodudas: Tropic Thunder fue una de las comedias de 2008. El embrollo provocado por esa película llegaría más tarde. Reconocidopor finStiller como el gran director satírico de su generación, todo el mundo imaginaba que ahondaría en la senda de Zoolander y Tropic Thunder. Pero no. Aunque La vida secreta de Walter Mitty no está exenta de grandes momentos de humor, los que esperanotracomedia ácida, se han equivocado de película.

Que se estrene el día de Navidadnos da, de hecho, una pista sobre su contenido: se trata de una comedia más cercana al espíritu idealista de Frank Capra que aZoolander y Tropic Thunder. Justo cuando parecía que ya sabíamos quién era Ben Stiller como director, dinamita otra vez nuestras expectativas.

La vida secreta de Walter Mitty sería algo así como un Forrest Gump indie. Stiller lleva hasta el límite su arquetipo de tipo con problemas para expresar sus sentimientos conel personaje de Walter Mitty. Suincapacidad para decir lo que piensa contrasta con su capacidad para imaginarse así mismo convertido en héroe de acción y sex symbol. No es capaz de decirle te quiero a una chica, pero no puede evitar imaginarse conquistando al amor de su vida de las maneras más disparatadas.

Stiller pone en imágenes la acelerada vida secreta interior de Walter Mitty despachando así una comedia romántica de tintes fantásticos. Como se pueden ustedes imaginar, las fantasías más descabelladas de Mitty sobre su conversión en icono de acción, acabarán por hacerse realidad.

Sucede que según avanza el viaje vital de nuestro protagonista, del bloqueo emocional al tipo dispuesto a todo, la película va prescindiendo poco a poco del elemento fantástico, que proporciona alguna de lasescenas más memorables, divertidas y emocionantes del filme, para apostar por la fábula idealista. Uncuento de hadas de buenos contra malos en el que Stiller realiza una defensade la superación personal, el periodismo old school y las personas buenas. Y es aquídonde a La vida secreta de Walter Mitty le ha pasado lo que a otras películas de Stiller: desconcierto crítico y reseñas polarizadas.

Puede que su discursosea algo naif, pero La vida secreta de Walter Mitty es una gran comedia fantástica en la que el director vuelve a poner en juego dos de sus principales virtudes: pericia para el gag visual e imaginación a raudales.

La vida secreta de Walter Mitty
Director: Ben Stiller
Reparto: Ben Stiller, Kristen Wiig, Shirley McLaine, Kathryn Hahn, Sean Penn
Nacionalidad: EEUU
Duración: 114 minutos

Si uno atiende a los aspectos superficiales, el personaje que interpreta Ben Stiller en La vida secreta de Walter Mitty no difiere mucho del que le convirtió en icono guasón en Algo pasa con Mary (1998) y otras comedias: un tímido patológico que, incapaz de expresar sus sentimientos, va sembrando el descontrol humorístico a su paso. Solo que esta apreciación no hace más que aumentar el equívoco en el que se ha convertido la carrera de Stiller como director.

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