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La 'hollywodización' de la periferia
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LA PARAGUAYA '7 CAJAS' ENVUELVE REALISMO SOCIAL CON COLOR Y RITMO DE 'THRILLER'

La 'hollywodización' de la periferia

Víctor, un adolescente que trabaja transportando mercancías en una carretilla en el Mercado 4 de Asunción (una microsociedad en la que viven 500 personas y trabajan

Foto: La 'hollywodización' de la periferia
La 'hollywodización' de la periferia

Víctor, un adolescente que trabaja transportando mercancías en una carretilla en el Mercado 4 de Asunción (una microsociedad en la que viven 500 personas y trabajan 2000) recibe un encargo misterioso: entregar siete cajas de contenido desconocido a cambio de una cifra astronómica para él (100 dólares). Víctor emprenderá un trayecto de ocho manzanas por el mercado que se convertirá en una odisea con peligros acechando en cada curva...

Niño al que un adulto encarga entregar un paquete. He aquí una temática clásica del cine latinoamericano de las últimas tres décadas. Todo un subgénero con sus propias pautas. Los niños son de clase baja, hacen vida en la calle, se buscan las castañas y hablan un argot imposible. Los paquetes contienen droga o algún otro producto en el filo de la legalidad. La acción transcurre en zonas populares de la ciudad: villas miseria, barrios lumpenizados o mercados urbanos. Los actores no profesionales llevan la voz cantante. 

El filme paraguayo 7 cajas, nominado al Goya a la mejor cinta latinoamericana, forma parte pues de una tradición temática que encabeza el director colombiano Victor Gaviria (La vendedora de rosas). Aunque, paradójicamente, su apuesta estética está en las antípodas de Gaviria: del realismo crudo hemos pasado a la posmodernidad bombástica de Danny Boyle y Quentin Tarantino.

La cinta paraguaya, en efecto, dispara su apuesta visual cosmopolita nada más arrancar. Con una escena típicamente boyliniana: una persecución acelerada a ritmo de techno (y no de cumbia o reggaeton, aunque estos estilos autóctonos estén en la banda sonora) por los pasillos del Mercado 4. Travellings por un tubo y montaje sincopado. El frenesí del thriller anglosajón contemporáneo. Pintado en colores vivos que envuelven un contexto de realismo social potencialmente explosivo. El cocktail que convirtió a la brasileña Ciudad de dios (Fernando Meirelles, 2002) en un hito comercial internacional hace unos años.

Pero 7 cajas no tiene los medios de Ciudad de dios. Aunque no sea un filme de bajo presupuesto, tira más hacia el low cost propio de una industria cinematográfica casi inexistente como la paraguaya. Quizás por ello mantiene vivas las señas de identidad antropológicas del subgénero descrito anteriormente: habla un español bastardo y transcurre en un lugar que funciona como espacio de socialización de las clases populares. Este espejo realista quizás explique su extraordinario éxito en su país7 cajas batió en un mes el récord histórico de Titanic (James Cameron, 1997) en la taquilla paraguaya. 

Como ocurría en las películas de Gaviria, 7 cajas requiere de subtítulos en español para entender el español. Pero si La vendedora de rosas (1998) dinamitaba y reinventaba el español vía argot macarra (o el extraño caso de una película en español en la que los espectadores españoles no entendíamos una sola palabra), 7 cajas apuesta por el triunfo de la fusión bilingüe: los personajes cambian del español al guaraní incluso dentro de la misma frase. Todo satinado con cantidades industriales de argot.

De ahí que la película se estrenara con subtítulos también en Paraguay. Lo nunca visto. Los directores lo han explicado así: “Decidimos poner subtítulos porque esa copia también se usaría para las proyecciones internacionales. Solo íbamos a subtitular lo que estaba en guaraní pero comprendimos que, dado lo cerrado del jopará [fusión morfosintáctica, gramatical y semántica del guaraní con el español], era necesario traducir toda la cinta. Siempre es difícil traducir los términos que solo tienen sentido y poesía en nuestro jopará. Trabajamos con especialistas del idioma guaraní y con algunos chicos del mercado para bajar a tierra cada palabra”. Una colosal fiesta lingüística que, suponemos, dejará perplejos tanto a la RAE como al Instituto Cervantes.

En las películas de Gaviria el argot va ligado a una apuesta realista y sin concesiones. Una potencia subversiva mitigada por la estética en 7 cajas. “El proyecto nació con una estructura puramente yanqui y nosotros le añadimos los elementos paraguayos”, admite la codirectora de 7 cajas, Tana Shémbori. Y en esa tensión geográfica y estética se mueve la cinta para lo bueno y para lo malo. Como si el filme ganara en empaque visual lo que pierde en profundidad antropológica.

Puede que no entendamos las palabras que dicen los protagonistas de 7 cajas, toda una metáfora involuntaria de nuestra incapacidad para comprender desde la distancia la realidad de las clases populares latinoamericanas y sus soluciones políticas, pero su envoltorio estético (thriller anglosajón posmoderno) nos resulta familiar, comprensible y tranquilizador. Una contradicción que el filme, demasiado pendiente de las reglas de un género esclavo de los giros y las sorpresas permanentes, resuelve de un modo tan entretenido como corto de poso.

7 cajas

Director: Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori

Reparto: Lali González, Celso Franco, Víctor Sosa

Nacionalidad: Paraguay

Género: Thriller

Duración: 105 minutos

Víctor, un adolescente que trabaja transportando mercancías en una carretilla en el Mercado 4 de Asunción (una microsociedad en la que viven 500 personas y trabajan 2000) recibe un encargo misterioso: entregar siete cajas de contenido desconocido a cambio de una cifra astronómica para él (100 dólares). Víctor emprenderá un trayecto de ocho manzanas por el mercado que se convertirá en una odisea con peligros acechando en cada curva...