Apunta al Goya por su papel en ‘Blancanieves’

PEQUEÑOS GRANDES ACTORES

Emilio Gavira ya tenía un nombre en el teatro cuando se presentó al casting de 'El Milagro de P. Tinto' (1998). Javier Fesser le eligió como uno de sus “marcianitos”. Luego hizo de Rompetechos en 'La gran aventura de Mortadelo y Filemón' (Javier Fesser, 2003). Ahora puede ganar un Goya al actor revelación por su interpretación de uno de los enanitos de la 'Blancanieves' de Pablo Berger.

Tres personajes de físico extraño para un hombre más que acostumbrado a un físico extraño: Emilio Gavira (Fuengirola, 1964) es enano. Lo que no le ha impedido protagonizar una carrera variopinta en el mundo del espectáculo. Tras estudiar clavicémbalo y armonía en el Conservatorio y pasar por la Escuela Superior de Canto, donde hizo sus pinitos como barítono, trabajó como cantante de ópera y zarzuela. Ahora vive del teatro, el cine y la televisión. Blancanieves le ha puesto en órbita. “Me sorprendió la película entera. De los títulos de crédito al último plano. Es una obra maestra que pasará a la historia del cine español”, afirma entusiasmado.

Gavira admite estar “nervioso” ante la posibilidad de llevarse un Goya el domingo, aunque no le tembló el pulso al transformarse en Jesusín, el enanito que parte el bacalao en Blancanieves. “Berger nos hizo una prueba a los seis enanos. Ahí ya quedaron claras las características de mi personaje: el dominio sobre el resto del grupo”, cuenta.

Cuando mides menos de 1,20, o desarrollas tus propios medios de supervivencia o la sociedad te comeDominio y poder. Dos peculiaridades que, curiosamente, emparentan a Jesusín con el gran enano de la ficción internacional del siglo XXI: el Tyrion Lannister de Juego de Tronos, interpretado por el ahora celebérrimo Peter Dinklage, ganador del Emmy y del Globo de Oro.

Gavira ya había echado el ojo a Dinklage en la estupenda Vías cruzadas (Thomas McCarthy, 2003), en la que un hombre aquejado de raquitismo intenta pasar desapercibido como agente ferroviario de una estación de mala muerte. “Es la película que me hubiera gustado interpretar por cuestiones personales. Es una muy buena aproximación realista a los problemas de integración de los enanos”, razona.

Gavira tampoco es ajeno al alucinante arsenal de recursos puestos en juego por Tyrion Lannister/Peter Dinklage para hacerse valer en el mundo de guerra y testosterona de Juego de tronos y no acabar pisoteado y sin cabeza. “Es pura autodefensa. Cuando mides poco menos de 1,20 y tienes una edad o desarrollas tus propios medios de supervivencia o la sociedad te come”, zanja sin que quede claro si está hablando de Tyrion Lannister o de sí mismo. ¿Fantasía medieval o realismo cotidiano? O la vida como un capítulo en bucle de Juego de tronos. Telita marinera.