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Los demonios del franquismo en cinco películas de terror
  1. Cultura
EL CINE DE PROFILMES RADIOGRAFIÓ LA FRACTURA PSICOLÓGICA DE LA SOCIEDAD DE LA ÉPOCA

Los demonios del franquismo en cinco películas de terror

“Cuando una sociedad enferma es también el cine el que cae enfermo”. Siendo así, como dijo Francesco Rosi, el cine de terror por su naturaleza, se

Foto: Los demonios del franquismo en cinco películas de terror
Los demonios del franquismo en cinco películas de terror

“Cuando una sociedad enferma es también el cine el que cae enfermo”. Siendo así, como dijo Francesco Rosi, el cine de terror por su naturaleza, se ha mostrado también extraordinariamente eficaz al detectar los síntomas de esa enfermedad, reflejando las ansiedades y miedos de las sociedades en que germina. En España no fue diferente. El boom de estas películas que tuvo lugar en los estertores del franquismo se produjo también en un tiempo de cambio sociopolítico y todas ellas, juzgadas hasta ahora casi siempre únicamente desde un punto de vista formal o estético, proporcionan un jugoso subtexto sociológico que en parte documenta, sin pretenderlo conscientemente, estos años de crisis. Y, sin embargo, el cine de terror español del final del franquismo se ha contemplado sólo como curiosa anomalía o accidente coyuntural, en ocasiones con evidente desprecio, en parte por las artesanales circunstancias en que fueron rodadas y comercializadas estas películas: cine en serie, rodado a la carrera y con pocos medios, y pensado para amortizarse rápidamente. La España de mediados de los 70 era una nación psicológicamente fracturada entre el atávico miedo al cambio y el deseo de pasar página a casi cuarenta años de dictadura. Un estado de ánimo que se filtró en los fotogramas del cine de género, y se condensa en las películas de la productora barcelonesa Profilmes, conocida cariñosamente entre los aficionados como “la Hammer española” que, además de asustar, radiografió sin quererlo la brecha de una sociedad a punto de explotar. Valgan estas cinco películas como ejemplo:

“Cuando una sociedad enferma es también el cine el que cae enfermo”. Siendo así, como dijo Francesco Rosi, el cine de terror por su naturaleza, se ha mostrado también extraordinariamente eficaz al detectar los síntomas de esa enfermedad, reflejando las ansiedades y miedos de las sociedades en que germina. En España no fue diferente. El boom de estas películas que tuvo lugar en los estertores del franquismo se produjo también en un tiempo de cambio sociopolítico y todas ellas, juzgadas hasta ahora casi siempre únicamente desde un punto de vista formal o estético, proporcionan un jugoso subtexto sociológico que en parte documenta, sin pretenderlo conscientemente, estos años de crisis. Y, sin embargo, el cine de terror español del final del franquismo se ha contemplado sólo como curiosa anomalía o accidente coyuntural, en ocasiones con evidente desprecio, en parte por las artesanales circunstancias en que fueron rodadas y comercializadas estas películas: cine en serie, rodado a la carrera y con pocos medios, y pensado para amortizarse rápidamente. La España de mediados de los 70 era una nación psicológicamente fracturada entre el atávico miedo al cambio y el deseo de pasar página a casi cuarenta años de dictadura. Un estado de ánimo que se filtró en los fotogramas del cine de género, y se condensa en las películas de la productora barcelonesa Profilmes, conocida cariñosamente entre los aficionados como “la Hammer española” que, además de asustar, radiografió sin quererlo la brecha de una sociedad a punto de explotar. Valgan estas cinco películas como ejemplo: