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McGregor, el coreógrafo visionario llega a España
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McGregor, el coreógrafo visionario llega a España

Su pasión por la danza nació a los 15 años "por culpa" de John Travolta, a los 22 formó su propia compañía, hace tres le "fichó"

Foto: McGregor, el coreógrafo visionario llega a España
McGregor, el coreógrafo visionario llega a España

Su pasión por la danza nació a los 15 años "por culpa" de John Travolta, a los 22 formó su propia compañía, hace tres le "fichó" el Royal Ballet y ahora trabaja en inteligencia artificial para la coreografía. Es el británico Wayne McGregor, un visionario fascinado por la ciencia y el movimiento que estrena en España Entity.

En una entrevista  horas antes de debutar en el Festival Madrid en Danza, en los Teatros del Canal, con la reflexión sobre "intuición e intención" que hace en Entity, McGregor (Stockport, 1970) asegura que un coreógrafo "no es otra cosa que alguien que toma decisiones, que elige entre opciones, que organiza" y de ahí su interés en todo lo que explica y puede llegar a generar movimiento.

Entity, dice, es el comienzo de Entity Research Project, un trabajo en el que ha involucrado a neurólogos y científicos del conocimiento y que desarrollará en los próximos 3 ó 4 años para crear "una entidad autónoma coreográfica basada en inteligencia artificial".

Quiere que ese "ente" sea capaz de generar programas de ordenador "capaces de pensar como un coreógrafo", que resuelva los mismos problemas que él le plantea a sus bailarines en su "laboratorio", el estudio de la Wayne McGregor/Random Dance, aunque no pretende que llegue a crear danza sino, "quizá", "bases de datos con propuestas de resolución de problemas".

Sus atléticos bailarines exploran en Entity, como ya hizo en AtaXia (2004) y Emau (2005), en la relación entre el cerebro y el proceso creativo, pero en esta ocasión su danza visionaria, disfuncional e hiperrealista tiene precisión matemática para desarrollar su idea de lo diferente que es "hacer y planear hacer" y lo hace al ritmo frenético de la música electrizante de Jon Hopkins y Joby Talbot. Le gustaría que el público goce esta noche de lo que ve, que identifique cada movimiento, sin tratar de darle sentido, "y que salga de este teatro -"un lugar fantástico"- con ganas de bailar".

Su pasión por la danza nació a los 15 años "por culpa" de John Travolta, a los 22 formó su propia compañía, hace tres le "fichó" el Royal Ballet y ahora trabaja en inteligencia artificial para la coreografía. Es el británico Wayne McGregor, un visionario fascinado por la ciencia y el movimiento que estrena en España Entity.

En una entrevista  horas antes de debutar en el Festival Madrid en Danza, en los Teatros del Canal, con la reflexión sobre "intuición e intención" que hace en Entity, McGregor (Stockport, 1970) asegura que un coreógrafo "no es otra cosa que alguien que toma decisiones, que elige entre opciones, que organiza" y de ahí su interés en todo lo que explica y puede llegar a generar movimiento.

Entity, dice, es el comienzo de Entity Research Project, un trabajo en el que ha involucrado a neurólogos y científicos del conocimiento y que desarrollará en los próximos 3 ó 4 años para crear "una entidad autónoma coreográfica basada en inteligencia artificial".

Quiere que ese "ente" sea capaz de generar programas de ordenador "capaces de pensar como un coreógrafo", que resuelva los mismos problemas que él le plantea a sus bailarines en su "laboratorio", el estudio de la Wayne McGregor/Random Dance, aunque no pretende que llegue a crear danza sino, "quizá", "bases de datos con propuestas de resolución de problemas".

Sus atléticos bailarines exploran en Entity, como ya hizo en AtaXia (2004) y Emau (2005), en la relación entre el cerebro y el proceso creativo, pero en esta ocasión su danza visionaria, disfuncional e hiperrealista tiene precisión matemática para desarrollar su idea de lo diferente que es "hacer y planear hacer" y lo hace al ritmo frenético de la música electrizante de Jon Hopkins y Joby Talbot. Le gustaría que el público goce esta noche de lo que ve, que identifique cada movimiento, sin tratar de darle sentido, "y que salga de este teatro -"un lugar fantástico"- con ganas de bailar".