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"Me acosté con mi ex y esto es lo que pasó"
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"Me acosté con mi ex y esto es lo que pasó"

Solo se vive una vez. Aquí tienes algunos testimonios directos para aprender de los errores (y los aciertos) ajenos antes de que sea demasiado tarde

Foto: 'Solo un café'... Ya. (iStock)
'Solo un café'... Ya. (iStock)

"¿Con un ex? ¡Jamás!". Parece un consejo lógico cuando se ha pasado por malas experiencias, y desde luego refleja una realidad espinosa... como todas las relaciones humanas. Buceando más en el origen del mantra, averiguaremos que, quizá, los dados a emitir este tipo de sentencias, tan seguros y tan serios, no son los más indicados para guiar a los demás.

Porque a ver, a lo peor son los mismos que acuñaron aquello de "mezclar sexo y amistad nunca funciona". ¿Cuántas veces han pasado por ello para decir algo tan terminante? ¿Una, dos...? ¿Decimos acaso que "el sexo no funciona" cada vez que tenemos un mal día? ¿O que "la amistad no funciona" porque nos ha fallado alguna persona? ¿Y no dicen también que "un hombre y una mujer no pueden ser amigos"? ¿Pero qué quiere esta gente agorera, que nos encerremos en casa a verlas venir hasta que aparezca el príncipe azul o la princesa virginal nacida para complacernos hasta la muerte?

Después de la película, la cosa se fue de madre. Ella se lanzó y ya en la cama se me encendió una bombilla: esto no está bien

La vida es corta, amigos lectores, y más compleja que esos dos o tres mandamientos que en el fondo nadie cree. Hasta para enamorarse o comprometerse hace falta dejarse llevar primero por los impulsos, y eso es exactamente lo que hicieron estos entrevistados con sus exparejas. A veces fue un error, a veces el principio de algo realmente bonito y otras solo una experiencia divertida, de esas que no abundan.

Coged las palomitas porque la cosa empieza fuerte.

Encuentros gratuitos

Juanjo nos confía esto: "Tuve una relación con una chica muy tímida, especialmente pacata, y aunque nos gustábamos eso nos fastidió. En el sexo era de luz apagada, movimientos muy orientados, centrada en la penetración, siempre pensando en qué iba a pensar yo... Después de cada pequeña experimentación, casi se disculpaba. Lo pasaba mal, hasta le daba vergüenza hablar de sexo con amigas, ¡o conmigo! Tenía curiosidad, pero se sentía sucia por esa curiosidad". La culpa, como averiguó después Juan, la tenían sus padres, que habían reprimido sus inclinaciones.

Años más tarde, Juanjo estaba trabajando con una ONG de asistencia a trabajadoras del sexo e iba a clubes a recoger datos de mujeres. Como habréis imaginado, se encontró con su antigua amante, que ahora era prostituta. "Nos reímos un montón, los dos conscientes del chiste". Antes tan tímida y ahora... "Quedamos para un café y tuvimos un par de encuentros gratuitos. Ella tenía esa espinita clavada y fue muy divertido, tenía ganas de hacer de todo y a veces se quedaba pensando en qué quería hacer después. Hasta eso molaba, me decía 'cuando hice esto por primera vez me acordé de ti, quiero que recuerdes esto conmigo'. Esa frase se me quedó muy clavada. Después me dijo que se había quitado un peso de encima por poder pasarlo bien sin los tabúes pasados".

Seguíamos enamorados y retozar por el campo sin tocarse iba en contra de todas las leyes de la física y la química

Otra a la que no podríamos dar lecciones sobre exes es Nora. "Recuerdo con nitidez la sensación de que las cosas no podían suceder de otra manera. Tal era la atracción que sentíamos. Quedamos en el Retiro, como amigos exnovios, pero no había ambiente de amistad. Aún estábamos enamorados y eso de retozar por el campo sin tocarse iba en contra de todas las leyes de la física y la química. Las razones por las que habíamos cortado (mi lío con otro, sobre todo, que luego sería mi novio) no parecían tan fuertes y no podíamos usarlas como excusa".

¿El balance? "Fue una buena experiencia y terminamos volviendo por un tiempo. Luego volvimos a romper con más convicción, pero la verdad es que los sentimientos del uno hacia el otro no cambiaron nunca, así que quedar como amigos era un poco arriesgado. Si no nos acostábamos juntos era porque estábamos en relaciones muy importantes con otras personas. La última vez que nos vimos costó un montón no caer. La solución al final ha estado en no volver a quedar. Una solución muy triste, claro". Aunque quién sabe qué les deparará el futuro.

Lodos

La experiencia de otro amigo al que llamaremos Max Power es más ligera, uno no se apoda Max Power para ponerse trágico. Y eso que una de las dos chicas con las que le ha sucedido era una ex con la que volvió varias veces, un terreno no exento de peligros. "Una de esas relaciones muy apasionadas y con muchas tanganas de por medio. Hubo un detalle curioso: no quiso que la viera mientras se quitaba la ropa. Le daba pudor, como si fuera más íntimo que el polvo en sí. Me quedé algo estupefacto, pero en fin, me di la vuelta y después lo hicimos como si tal cosa. En general me parece buena idea eso de acostarse con una ex. Se mezcla lo bueno de lo ya conocido con una pequeña excitación de lo novedoso, por el tiempo pasado, y a ello se suma la ligera condena social de la práctica, ja, ja, ja". Picarón. Pero así es la naturaleza del ser humano: como suele decir Nora, "lo chungo 'sus' atrae".

"Lo malo", comenta Max, es que ese polvo lleve a otros lodos". Nuestro siguiente amigo, Rafa, se embarró bastante, y se ha decidido a contarlo aunque le trae malos recuerdos: "Salí un tiempo con una chica, que cortó conmigo porque el tema noviazgo le daba urticaria. Teníamos una relación cordial. Un día pasé casualmente cerca de su casa y quedamos para comer. Llevé comida, una peli y una tableta de chocolate de su marca favorita. Después de la película todo se fue de madre, fue ella la que se lanzó y, de repente, ya en la cama, se me encendió una bombilla: "esto no está bien". Y paré. Me preguntó qué me pasaba y se lo dije. Se echó a llorar y empezó a decir que era una cabrona, que siempre lo estropeaba todo. La calmé un poco y me fui". Él había detectado que todo estaba transcurriendo como antes, cuando estaban juntos. Ella se imponía en todo y estaba claro que después de aquello le diría adiós. Y eso, explica, le "cortocircuitó".

Creía que era el amor de mi vida, ¡a veces aún lo pienso! Tras unos meses se presentó en mi estudio, donde estaba con mi nueva novia

Beatriz estuvo saliendo un par de años con un chico y después pasaron otro año separados. En ese tiempo los dos tuvieron más relaciones, pero a él le cundió especialmente. "Estuvo con alguien que le abrió las puertas del conocimiento. El chaval venía con trucos nuevos". Tocaba y lamía de diferente forma y en distintos sitios, le pidió a ella juegos verbales de humillación, y al verlo con tantas ganas, ella también se animó a explorar sus fantasías. Salir sin ropa interior y hacerlo en la calle, masturbaciones en el cine... Estuvieron así seis u ocho meses. Luego a él le surgió un trabajo en otra ciudad y se separaron amistosamente. Por suerte para ella, Beatriz no se encontró con uno de esos amigos que intentan "protegernos" del sexo con un ex.

Salvados por la campana

"Tuve una novia que me mandó a freír espárragos", reconoce Miguel. Creía que era el amor de mi vida, ¡a veces aún lo pienso! El mismo día de la ruptura, otra chica de mi pandilla se lanzó en plancha y nos emparejamos. Pasaron unos meses y uno de los momentos más estresantes de mi vida fue cuando mi ex se presentó una mañana en mi estudio, donde estaba yo con la nueva. Todo empezó muy civilizadamente, pero al rato empezaron los gritos entre ellas. Yo cogí la puerta y me marché, pero a mitad de escalera me di cuenta de mi error y volví. Se había calmado la cosa, la nueva había mantenido el tipo como una leona".

Pero esa fue solo la primera parte: "Mi ex desapareció un tiempo pero luego volvió a la carga... Y un día caí. Después del polvazo -porque lo fue- se me puso a llorar. Estuvimos un tiempo corto de rollo clandestino y volví con ella. Pasamos juntos dos años y esta vez fui yo quien le dio puerta. Se fue a estudiar fuera pero un día volvió de visita y de nuevo se plantó en mi estudio. Acabamos charlando de la vida tumbados en mi cama y cuando la cosa parecía inevitable sonó el timbre". Era un amigo y se rompió el hechizo, pero Miguel está convencido de que si no es por el interruptor, "la hubiera liado de nuevo, fijo". Lo chungo nos atrae, claro que sí, y además, según otro filósofo menos importante, la vida es un eterno retorno.

Todos deberíamos hacerlo más con los ex. A los treinta me acosté con mi exnovia de los veinte y jamás en mi vida he gozado más

"Mi pareja de larguíiiisimo tiempo fue una vez, no recuerdo bien por qué, a mi piso de soltero casi recién estrenado y no sé cómo acabamos enredados en la ducha", nos cuenta Carlos. "La mezcla es curiosa: familiaridad, incomodidad, extrañeza, nostalgia... Con otra pareja con la que nunca viví se armó en otra ocasión una operación complicadísima en la que recorrió medio país para estar unas horas juntos y luego no volví a saber de ella, como si se hubiera dado cuenta finalmente de que ya no había nada más que buen sexo". Las dos fueron experiencias que define como raras. Le parece más sencillo con mujeres que no llegaron a ser parejas románticas, "gente a la que se quiere mucho pero no se ama. Se puede regresar años después y estar enormemente a gusto, en terreno familiar pero no incómodo, íntimo sin angustias". Nos alegramos, Carlos.

El último testimonio es de Sandro, que no tiene duda: "Confieso mi debilidad por los polvos con ex, absolutamente. Me encantan. Todos deberíamos hacerlo más con los ex. Se rebajaría el nivel de mal rollo. Se pueden limar asperezas, disfrutarlo, y continuar adelante, reunificándose o cada uno por su lado, y además puede ser sexualmente muy estimulante porque te permite vivir recuerdos y experiencias que has idealizado. A los treinta y pocos me acosté con mi exnovia de cuando tenía unos veinte y jamás en mi vida he gozado más. Al parecer aquellas veces veinteañeras produjeron tal cantidad de placer y testosterona en mi cerebro joven que revivirlo fue un efecto rebote/recuerdo o qué sé yo... En fin, discúlpame".

Sandro se disculpa, y entenemos que recordar estas cosas con una casi desconocida no está muy en los cánones. Que se fastidien los cánones, obviamente.

"¿Con un ex? ¡Jamás!". Parece un consejo lógico cuando se ha pasado por malas experiencias, y desde luego refleja una realidad espinosa... como todas las relaciones humanas. Buceando más en el origen del mantra, averiguaremos que, quizá, los dados a emitir este tipo de sentencias, tan seguros y tan serios, no son los más indicados para guiar a los demás.

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