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Un libro revela que los ricos dan un bonus a sus esposas según su rendimiento
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Un libro revela que los ricos dan un bonus a sus esposas según su rendimiento

Según el último libro de la antropóloga Wednesday Martin, las mujeres de los neoyorquinos ricos disponen de un ingreso adicional a fin de año en forma de bonus, como en cualquier empresa

Foto: El libro sugiere que los ricos de la Gran Manzana pagan a sus mujeres por cuidar de la casa y los niños. (iStock)
El libro sugiere que los ricos de la Gran Manzana pagan a sus mujeres por cuidar de la casa y los niños. (iStock)

La antropóloga y escritora Wednesday Martin ha tocado un punto sensible de la élite estadounidense en un artículo publicado en The New York Times que desvela cómo funciona el wife bonus o bonus de la esposa que, en teoría, entregan los multimillonarios a sus mujeres a fin de año. La autora publicará en junio Primates of Park Avenue: a Memoir (Simon & Schuster), el resultado de seis años de investigación en el muy agraciado barrio neoyorquino del Upper East Side, donde ha convivido con alrededor de 100 de las mujeres más poderosas de la Gran Manzana, “ricas, competentes y bellas, muchas con ironía, inteligencia y un gran sentido del humor”.

De entre todos los descubrimientos que la antropóloga identificó en su vida en el corazón de la élite mundial, no hay ninguno tan llamativo como esta paga excepcional.Como explica en el artículo, se trata de un pacto que se establece antes o después de la boda y que consiste en un dinero que se entrega a la esposa atendiendo no sólo a lo bien que le haya ido al marido en su trabajo –es decir, dependiente de su bonus– sino también del rendimiento de la mujer en lo que concierne al control del presupuesto familiar y el cuidado de sus hijos. Una confesión que ha hecho a los defensores de la igualdad sentir un escalofrío.

Las amas de casa glamurosas

Martin explica cómo escuchó varias referencias a este bonus durante sus días (y noches) con las mujeres más ricas de Nueva York. Una de ellas reconocía que compraría una mesa cuando obtuviese su bonus, otra que estaba esperando a dicha remuneración a fin de año para comprarse ropa. En algunos casos, señalaba la autora, aquellas que no lo habían conseguido achacaban irónicamente su fracaso a no haber rendido en la cama lo suficiente.

Como recuerda la autora, las implicaciones de este pago son complejas y, en su mayoría, muy negativas para la igualdad de género. A diferencia de lo que ocurre en otros estratos sociales, la organización de estas parejas sigue siendo muy jerárquica. En ellas, los hombres ganan millones de dólares y la mujer sigue quedándose en el hogar preocupándose por que sus hijos consigan los mejores colegios y empleos, organizando galas benéficas, editando sus propios periódicos y llevando a cabo otras actividades que, en general, no son remuneradas. Y si lo son, no pueden compararse con los sueldos de sus parejas.

Dirigen sus hogares como si fuesen su CEO, y reciben una recompensa económica a cambio

La mayor parte de estas mujeres eran treintañeras que procedían de las mejores universidades y escuelas de negocio del país. Sus maridos dirigían fondos de inversión. Por lo general, todas eran madres de tres o cuatro niños de menos de 10 años. Hacían ejercicio a diario, portaban ropas muy caras y aparentaban ser un decenio más jóvenes de lo que realmente eran. Su vida diaria se encontraba muy segregada de la de sus maridos, y salían a menudo de fiesta, de compras o a comer con sus amigas, así como a actos benéficos sin ellos, porque “es más fácil y más divertido”, según una de las amigas de Martin. La autora las llama las Glam SAHMs, es decir, las “amas de casa glamurosas”, y dice de ellas que “dirigen sus casas como si fuesen su CEO”.

¿Otra forma de ver el esfuerzo recompensado?

Martin explica cómo esta situación tan anacrónica en una sociedad que lucha por la igualdad salarial entre hombres y mujeres tan sólo tiene sentido en una jerarquía donde los roles de género se encuentran muy definidos. “Los datos etnográficos recogidos en todo el mundo están claros”, señala la antropóloga. “Cuanto más estratificada y jerárquica sea la sociedad, cuanta más segregación entre sexos haya, menor será el estatus de las mujeres”. Si esta clase de pactos se producen es porque, por mucho que las mujeres puedan tener buenos trabajos, suelen ser de menor categoría que los de sus maridos, que consideran que sus parejas deben recibir un incentivo para que se preocupen del futuro de sus hijos y de la familia.

“Me di cuenta de que las mujeres de los amos del universo son como sus amantes, dependientes y, en comparación, sin ningún poder”, concluye la autora. Estas mujeres están expuestas a que el marido no les entregue su bonus o que cambie sus criterios en el último momento. El hombre sigue siendo el cazador mientras la mujer se queda cuidando del hogar y los hijos. No es el único testimonio que ha aparecido en los medios de comunicación que refuerza la credibilidad del relato de Martin. En Salon, Mary Elizabeth Williams explica cómo una madre primeriza de Brooklyn le contó que su marido le había regalado un anillo después de dar a luz a su segundo hijo. El nombre que le daba a este presente era el de push prize, es decir, “premio por empujar”.

Otros medios afines a la economía han mostrado más desconfianza respecto a que exista tal bonus. Es el caso deBusiness Insider, que ha recogido algunos de los siguientes testimonios: “tuve que mirar dos veces para cerciorarme de que no había sido publicado por The Onion”, señala el manager de un hedge fund en referencia al medio humorístico; “no existen contratos prefijados”, decía otro hedge funder; “quizá sea cierto para un puñado, pero no es algo extendido”, señala otra persona.

Una mujer explica que su marido le regaló un anillo por dar a luz a su segundo hijo y lo llamó 'premio por empujar'

Un reportaje publicado en The Washington Post resuelve bastantes dudas sobre este bonus. En él, un par de abogados explican que la antropóloga no está tan desencaminada respecto a cómo funciona la economía familiar en Wall Street. La mayor parte de mujeres, señala Jacqueline Newman, firman pactos prenupciales que las aseguran una cuenta personal que les permite cubrir todos sus gastos básicos y un poco más. Sin embargo, la abogada considera que la mayor parte de estas mujeres se sentirían ofendidas al oír hablar del bonus, ya que se esfuerzan mucho en su día a día para sacar la casa adelante.

Para Raoul Lionel Felder, abogado matrimonial, la descripción del bonus encaja con la visión del mundo que ha conocido a lo largo de sus 50 años de trabajo en Nueva York, aunque nunca se ha encontrado un contrato que refleje el bonus de esposa. “Es una elección que muchas mujeres hacen, pero la autora hace que el Upper East Side parezca un mundo de mujeres que han dado por perdida cualquier clase de aspiración intelectual”. En definitiva, parece tratarse de una discusión terminológica que oculta una patente realidad: que la élite aún no alcanzado la igualdad entre géneros que otros escalones de la sociedad sí han adoptado, en ocasiones porque sus hombres pueden seguir permitiéndose comprar sus privilegios en el hogar.

La antropóloga y escritora Wednesday Martin ha tocado un punto sensible de la élite estadounidense en un artículo publicado en The New York Times que desvela cómo funciona el wife bonus o bonus de la esposa que, en teoría, entregan los multimillonarios a sus mujeres a fin de año. La autora publicará en junio Primates of Park Avenue: a Memoir (Simon & Schuster), el resultado de seis años de investigación en el muy agraciado barrio neoyorquino del Upper East Side, donde ha convivido con alrededor de 100 de las mujeres más poderosas de la Gran Manzana, “ricas, competentes y bellas, muchas con ironía, inteligencia y un gran sentido del humor”.

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