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Cómo no arruinar tu 'finde' (y no es tan fácil como parece)
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TU TIEMPO ES TUYO: NO LO VENDAS TAN BARATO

Cómo no arruinar tu 'finde' (y no es tan fácil como parece)

La esperanza de vida en España es de 81 años y más de 23 de ellos los pasamos de fin de semana. Si dedicamos al trabajo

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Cómo no arruinar tu 'finde' (y no es tan fácil como parece)

La esperanza de vida en España es de 81 años y más de 23 de ellos los pasamos de fin de semana. Si dedicamos al trabajo una media de 47 años, casi 5.000 de sus días son sábados y domingos. Demasiado tiempo –y demasiado importante– para que no le dediquemos aunque sea una vez en la vida un momento de reflexión ni pensemos en cómo podemos aprovecharlo más y sobre todo, mejor. Proponernos descansar, disfrutar y olvidarnos del trabajo es lo importante; adoptar la actitud correcta para realmente conseguirlo ya es algo más difícil. Por eso es importante tener presente una serie de sencillas normas para no arruinar nuestro fin de semana.

Lo primero es lo primero: prohibido trabajar

La expresión utilizada por los expertos de que a veces “se desdibujan” las barreras entre lo laboral y lo personal no hace justicia a la realidad: lo que ocurre con frecuencia es que lo laboral fagocita a lo personal. La labor acumulada, las jornadas eternas o la simple intención de adelantar tareas para la semana próxima llevan a muchos a trabajar en casa durante el sábado o el domingo. Si el fin de semana es valioso no es sólo porque no haya que ir a trabajar, sino también porque opera en nuestra mente como una motivación; muchos consiguen enfrentarse con mejor actitud al jueves y al viernes pensando que el finde está a la vuelta de la esquina. Llevarnos el trabajo a casa de forma sistemática contribuye a que nos olvidemos de que hay un momento para trabajar y otro para descansar. Si queremos rendir en nuestro trabajo y conseguir reposar en casa, la fórmula no podría ser más sencilla: evitar mezclar lo uno con lo otro.

El fin de semana no es la papelera del calendario

No debemos rehuir compromisos durante la semana simplemente posponiéndolos al fin de semana. Hacer la limpieza o la colada, tener que quedar con alguien sin que nos apetezca o escribir un informe para el trabajo particularmente aburrido son algunas de las cosas que, con frecuencia, emplazamos al sábado o el domingo simplemente porque no nos apetece hacerlas entre semana. En el peor de los escenarios –y ese escenario es un lunes–, el finde está sólo a cuatro días de distancia y acabará llegando más pronto que tarde. Los dos últimos días de la semana son el momento de descansar y disfrutar; el mejor modo de acabar con ellos es dedicándolo a hacer tareas que nos desagraden.

No planifiques (o sí, pero poco)

Si en tu agenda laboral abarrotas las páginas de tareas pendientes pero tienes en blanco las del sábado y el domingo, tranquilo: lo estás haciendo bien. Es saludable tener un esquema mental de qué hacer el fin de semana, pero siempre que sea sólo mental y sobre todo, si estamos dispuestos a que algunas de las tareas nos tomen más tiempo del debido y otras, menos del que esperábamos. Parcelar el tiempo de ocio y automatizarlo puede parecer un recurso necesario para aprovecharlo mejor, pero también se trata de otra manera más de estresarnos. El sábado y el domingo lo primero es estar relajado y lo segundo, todo lo demás.

No te excedas el viernes

Nada como una resaca o un dolor de cabeza de dos días de duración arruina más y mejor un fin de semana. Muchos viven el viernes como una liberación y el sábado y el domingo como jornadas para el descanso, pero una y otra actitud son a veces complicadas de conciliar: los excesos durante el primero pueden dar al traste con el reposo durante los segundos. Sobre todo cuando no se es tan joven, trasnochar mucho o beber demasiado puede obligarnos a pasar el sábado en casa –donde lo malo no es hacerlo, sino el verse obligado a–. Si lo que quieres es disfrutar de todo el fin de semana –y no sólo del viernes–, acepta que dispones de un tiempo limitado y de un cuerpo que no sólo se cansa de trabajar, sino también de fiestear.

Ni televisión, ni redes sociales, ni centro comercial

Cuando no sabemos qué hacer, es lo que hacemos: vemos la televisión, nos conectamos a internet o vamos a pasear a un centro comercial. Antes de encender la tele o el ordenador porque sí, dedica treinta segundos a pensar en un plan que te apetezca más. Si lo hay –y es probable que lo haya–, está claro: hazlo. Relajarnos e improvisar está muy bien, pero tampoco se trata de pasarnos dos días con el cerebro apagado. Cuando pensamos menos memorizamos menos, y después tendremos la impresión de que hemos perdido el tiempo.  

Evita aglomeraciones

El atasco de las mañanas, la cola del súper, la salida del cole, la discoteca de madrugada… Cualquiera que viva en una ciudad sabe que lo cotidiano es una inmersión diaria en masas y masas de gente. Aunque no nos demos cuenta –somos un animal social; agruparnos está en nuestra naturaleza–, es probable que nuestro cerebro también agradezca perder de vista a nuestros congéneres de vez en cuando. Prueba a quedarte en casa, por ejemplo, o a salir de la ciudad: a lo mejor descubres que el estrés y la tensión se alivian sólo pasando un rato a solas.   

Juega a ser otra persona

Si hay algo que nos viene bien, eso es cambiar de aires. ¿Vives en una ciudad? Ve el sábado al campo. ¿Vives en un pueblo? Acércate un rato a la capital y disfruta de la oferta de ocio. ¿Interior? Aprovecha el fin de semana para viajar a la costa, aunque sea invierno. Si tienes niños pequeños, intenta hacer planes de adultos y con adultos, y si trabajas pegado a un teclado, practica algún hobbie que exija de ti el uso de tus manos, de tus pies o de todo tu cuerpo. Aunque parezca una obviedad, hay quien pretende desconectar durante el fin de semana sin desconectarse de sus lugares, sus horarios y sus rutinas habituales. Cuando llegue el finde, juega en la medida de lo posible a ser otra persona diferente de la que eres entre semana; descubrirás que el lunes no se te hace tan cuesta arriba.

Mens sana in corpore sano

Tan importante como dormir cada día lo es disponer de dos jornadas de tranquilidad cada cinco de preocupaciones. Aunque lo parezca, lo que nos lastra a última hora del viernes no es tanto el agotamiento físico como sí el intelectual. Comer, sentarnos o dormir va aliviando durante la semana nuestro cansancio físico, pero el mental tiende a acumularse, especialmente entre aquellos con responsabilidades extralaborales –como el estudio o los niños– o cuando atravesamos un conflicto. Si pasas por una crisis personal, si tienes problemas familiares o si estás en el paro y ves tu futuro con pesimismo, intenta –aunque cueste, y siempre en la medida de lo posible– que tus jornadas reservadas para el conflicto sean, como las de los demás, de lunes a viernes. El finde es a la semana lo que las ocho horas de sueño le son al día y hay que tener presente que aunque a veces el cuerpo aguante, nuestra mente puede no hacerlo. 

Visita a la familia, sí…

Si después de una semana de duro trabajo necesitas apoyo, comprensión y un oído que te escuche, tu lugar está con la familia. Y cuando no lo necesites, es probable que sea alguien en tu familia quien desee tu compañía, especialmente aquellos –como padres o hermanos– con quien ya no compartimos techo. Aunque el discurso del ocio industrializado diga que tu tiempo le pertenece durante el finde a los cines, los restaurantes y las discotecas, no debemos practicar el dogma: si lo que te apetece un viernes noche es cenar en casa de tu familia y disfrutar de una larga sobremesa con padres o hermanos, no dudes en hacerlo.

….pero dedícate tiempo a ti mismo

La esperanza de vida en España es de 81 años y más de 23 de ellos los pasamos de fin de semana. Si dedicamos al trabajo una media de 47 años, casi 5.000 de sus días son sábados y domingos. Demasiado tiempo –y demasiado importante– para que no le dediquemos aunque sea una vez en la vida un momento de reflexión ni pensemos en cómo podemos aprovecharlo más y sobre todo, mejor. Proponernos descansar, disfrutar y olvidarnos del trabajo es lo importante; adoptar la actitud correcta para realmente conseguirlo ya es algo más difícil. Por eso es importante tener presente una serie de sencillas normas para no arruinar nuestro fin de semana.