Castilla y León quita competencias urbanísticas a un municipio de Ávila por paralizar una promoción

La promoción de una urbanización del municipio abulense de Candeleda tiene todo a su favor y sólo tiene en contra a una persona, a su alcalde. Al socialista Miguel Hernández, simplemente, “no le gusta esa promoción”, comentan fuentes populares a este diario. “Esa es la única explicación que facilita”. Por ello, ha paralizado durante cuatro años el desarrollo del ‘Plan Parcial de la Zona Norte del Camino de La Raya’, que había conseguido el visto bueno de las instancias pertinentes. Su promotor Dávila Monteblanco, S.L, de recurso en recurso, ha logrado que la Junta de Castilla y León le quite las competencias al Ayuntamiento “por inhibición, por dejación del alcalde”.

Dávila Monteblanco S.L., con un capital social de 60.000 euros y activos valorados en 533.444,96 euros en 2005, continúa tramitando la promoción de sus terrenos. Las parcelas de su propiedad y las que fue adquiriendo en los alrededores tras obtener el apoyo del Consistorio en 2003, entonces gobernado por el Partido Popular, “siempre estuvieron en suelo urbanizable, no estamos hablando de ninguna recalificación irregular”, apuntan las citadas fuentes, “incluso miembros del actual equipo de gobierno estuvieron interesados en comprar un chalé, pero, al conseguir la alcaldía, el proyecto se paralizó”.

Desde el principio, el promotor obtuvo el dictamen favorable de la Comisión del Territorio de Ávila. Las primeras críticas llegaron por el suministro de agua para la zona, que vendría del arroyo Castañarejo. Sin embargo, la Conferencia Hidrográfica del Tajo aprobó sin problemas la concesión para derivar un caudal total de 12,07 litros por segundo de dichas aguas a estos terrenos. Igualmente, la Consejería de Medio Ambiente de Castilla y León informó favorablemente acerca del impacto ambiental en su resolución del 1 de julio de 2005.

Visto bueno de Patrimonio y Bienes Culturales

El último escollo fue la posibilidad de que en las controvertidas parcelas existieran yacimientos arqueológicos, sin embargo, también la dirección general de Patrimonio y Bienes Culturales castellano leonesa ha dado el visto bueno. Con todo y con eso, Hernández seguía en sus trece: la futura urbanización “no le gusta”.

El resultado han sido cuatro años de pérdidas para Dávila Monteblanco y que éste, un promotor privado, tras recurrir a la Comisión del Territorio Urbanístico provincial, consiga que el Ayuntamiento pierda sus competencias en esta materia. La polémica sobre quién manda en los negociados urbanísticos está servida.