Elantxobe, el pueblo vasco donde los buses dan la vuelta en una plataforma giratoria
Las calles de este precioso pueblo calles son tan estrechas que se instaló una plataforma giratoria para que los autobuses pudieran dar la vuelta
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El País Vasco es un auténtico paraíso. Euskadi permite combinar ciudades y pueblos increíbles con paisajes naturales espectaculares, playas y una gastronomía que no defrauda. Y dentro de este paraíso, nos encontramos un curioso pueblo con una belleza natural impresionante pero con una gran peculiaridad: los autobuses tienen que dar la vuelta en una plataforma giratoria.
Elantxobe es un precioso pueblo pesquero bizkaino que, por estar construido sobre un acantilado al amparo de una enorme roca que recibe el nombre de cabo de Ogoño, está dividido en 2 zonas bien diferenciadas: la parte alta, donde se encuentra la iglesia de San Nicolás de Bari, un precioso mirador y la plaza giratoria que tan famoso ha hecho a este pueblo y la parte baja, donde encontramos el puerto y la zona de ocio.
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Se encuentra a tan solo 48 minutos en coche desde Bilbao y es uno de los pueblos con más encanto del País Vasco. Este municipio que ronda los 340 habitantes es un pueblo de tradición pesquera con una belleza natural simplemente imponente: se ubica sobre un acantilado y está protegido por el Cabo Ogoño. Pero, ¿cuál es la parte negativa de esto? Un pueblo de calles extremadamente estrechas.
Rotonda giratoria
En su parte alta cuenta con una peculiaridad que se repite en pocos lugares del mundo: una plaza con una plataforma giratoria en la que los autobuses que llegan y se van del pueblo dan la vuelta. Esto es así porque la carretera es muy estrecha y no hay espacio suficiente para que vehículos tan grandes den la vuelta.
Después de que los autobuses durante años tuvieran que salir del pueblo marcha atrás durante más de un kilómetro, y al no haber espacio físico suficiente, decidieron crear esta plataforma que ha simplificado y mucho la tarea. Y desde estonces los autobuses que pasan por Elantxobe son capaces de girar, aunque de una manera nada común.
Sin ninguna duda la instalación de esta rotonda giratoria, que sea activa con un mando manualmente, ha facilitado mucho el trabajo a los conductores. Eso sí, la maniobra de giro debe estar bien calculada, ya que el espacio sigue siendo reducido. Además de una invención práctica, la rotonda sirve de reclamo turístico en este pueblo. Y es que merece la pena pararse a observar cómo gira 180 grados un autobús.
El País Vasco es un auténtico paraíso. Euskadi permite combinar ciudades y pueblos increíbles con paisajes naturales espectaculares, playas y una gastronomía que no defrauda. Y dentro de este paraíso, nos encontramos un curioso pueblo con una belleza natural impresionante pero con una gran peculiaridad: los autobuses tienen que dar la vuelta en una plataforma giratoria.