La última mentira de Jesús acaba con la paciencia de Begoña en 'Sueños de libertad': "Ya no me engañas"

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Apenas han pasado un par de semanas desde que los personajes de Andrés y María se diesen el "sí, quiero" en la serie Sueños de libertad, pero las campanas de boda podrían volver a sonar muy pronto en la ficción de las sobremesas de entre semana de Antena 3. El melodrama, protagonizado por Natalia Sánchez, Dani Tatay y Alain Hernández, ha ilusionado a sus espectadores con la loca propuesta de Tasio, y también con el empoderado reproche que Begoña le ha hecho a Jesús.

El episodio ha comenzado con una conversación entre Luz y Begoña, en la que la doctora Borrell ha preguntado a su ayudante si seguía pensando que no sería buena idea informar a Jesús de que él no es el padre de Julia. La enfermera ha asimilado que no podría hacerle aquello a su marido, quien se había desvivido cuidando de la niña.

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Minutos después, Jesús ha llegado al dispensario, y ha querido invitar a Begoña a un café. La joven le ha dicho que no podría, pues quería ir a ver a su madre al sanatorio. El empresario ha opinado que siempre estaba yendo de aquí para allá, y Begoña ha dejado caer que sería más fácil si tuviese a Mercedes en casa. Con lo que valía el sanatorio, se podrían permitir una enfermera residente.

Jesús ha opinado diferente, y se le ha escapado decir que en la casa vivía más gente, y Mercedes apenas sabía comunicarse con pocas palabras. Extrañada, Begoña ha preguntado cómo sabía él eso, y Jesús ha sabido salir por la tangente, diciendo que lo sabía de aquella vez que siguió a su esposa hasta Los Cerros. "Pero no hablaste con ella, ¿no?", ha cuestionado la esposa, enterada de que a él le preocupaba lo que podían pensar los demás. Jesús ha conseguido evadirse de aquella charla concluyendo que, estando ingresada, a Mercedes no le faltaría de nada.

Tasio ha dicho a Carmen que si con él no iba a ser feliz, era capaz de meterse a cura

Begoña ha llegado a Los Cerros, y ha pensado que su madre tenía las manos muy secas, y que estaría mejor atendida en casa, pues solo ella acudía a visitarla y debía sentirse sola. "Viene más gente", ha afirmado la mujer, "dos hombres elegantes". Begoña se ha tomado aquello a broma, y le ha preguntado a Mercedes si le habían salido admiradores. “Uno hasta me dejó su pañuelo”, ha añadido la paciente. Su hija ha recordado que su padre solía ser también de aquellos hombres que siempre llevaban pañuelos con sus iniciales bordadas, y Mercedes ha comenzado a deletrear las iniciales que había visto en el pañuelo del desconocido: "J.D.R.". A Begoña no le cabía duda de quién podía haber sido.

Petición de mano renovada

En la colonia, Claudia ha reprochado a Tasio que su madre estuviese enterada de que intento quitarse la vida, pues don Agustín la había puesto al tanto. Ángela ha intentado conocer más a fondo a la dependienta, pensando que era mejor cristiana que Carmen. La chica no ha tardado en caer en la cuenta que había sido don Agustín. "¿No piensas hacer nada?", ha insistido Claudia al chico, quien ha alegado que había sido Carmen quien había roto el compromiso entre ellos dos.

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Claudia le ha comentado que eso no era así: Carmen solo se había apartado a un lado ante la intromisión de Ángela entre ellos dos. "Hasta yo misma prefiero quedarme para vestir santos que aguantar a una madre como la tuya", ha comentado Claudia antes de marcharse.

A la hora del cierre de la tienda, Tasio ha acudido al encuentro de Carmen. La chica estaba enterada de lo que Claudia había tenido que aguantar de Ángela. "Yo creo que no vamos a poder ser felices en la vida", ha reflexionado la dependienta. Tasio ha suplicado a su prometida, y le ha dicho que si con él no iba a ser feliz, era capaz de meterse a cura. "Eso sí que le haría feliz a tu madre", ha respondido Carmen con sorna.

Jesús ha preguntado a Begoña por qué se empeñaba en despertar fantasmas del pasado

Tasio ha prometido estar dispuesto a hacerle feliz, aunque fuese viviendo lejos de su madre, pero juntos. "Casémonos ya", ha propuesto el mozo, de improvisto, "mañana o pasado a más tardar". Carmen, finalmente, ha caído rendida ante el desesperado romanticismo del chico, y le ha dicho que sí, pero que al menos le diese dos días para prepararse. La pareja ha sellado su acuerdo con un pasional beso.

Begoña ya no deja pasar ni una

En el dormitorio, Jesús ha abroncado a Begoña por haber subido a Julia al desván, de donde rescataron un tiovivo de juguete, y haberla confrontado con los recuerdos del pasado. La enfermera ha contestado que la niña echaba de menos a su madre, pero el empresario ha preguntado por qué se empeñaba en despertar fantasmas del pasado. Begoña ha proclamado que Clotilde debería ser un recuerdo precioso, y le ha molestado que su marido creyese que había hecho aquello con mala intención.

Jesús ha respondido que se le daba demasiado bien actuar a escondidas, y Begoña ha respondido con risa irónica: "¿Y a ti qué te hace actuar a escondidas?". La chica ha echado en cara a su esposo que fuese a ver a Mercedes, nada más y nada menos que con su padre, y se lo hubiese ocultado. "Te aterra que nuestros hijos puedan heredar su locura", ha previsto Begoña, algo que Jesús ha negado por completo.

Antes de marcharse de la habitación, Begoña le ha dicho a Jesús que mentía tan bien que casi volvía a creerle, si no fuese porque cada vez le conocía mejor. "Ya no me engañas, Jesús", se ha despedido Begoña, "ya no". ¿Volverá a reconciliarse la pareja después de esta enfrenta? ¿Qué esconde Jesús sobre Clotilde? ¿De quién es hija Julia, en realidad? ¿Podría ser de Valentín? ¿Mató realmente el hermano de los Merino a la esposa de Jesús?