Crítica 'Eva y Nicole': nunca antes el enfrentamiento entre dos mujeres te había cortado la respiración

Si el arranque del primer episodio te deja petrificado, el desenlace de Eva y Nicole te hará quedarte a un segundo y hasta un tercer pase. La nueva propuesta de ficción de Atresplayer ha vuelto a desear querer ser parte de la historia. Una historia orquestada por un plantel actoral que, en ocasiones, se me antoja excesivo.

Mientras una elegantísima Belén Rueda, metida en las carnes de Nicole, nos abre las puertas del último trabajo de Daniel Écija, nos las abre también a la competitividad entre dos mujeres a la que aquella Marbella no nos tenía nada acostumbrados. Sin saber qué había pasado entre ellas, las penetrantes miradas de Eva (Hiba Abouk) y Nicole en las tripas de una discoteca de alto lujo nos despejan de momento las dudas.

Lo peor: despojar a las protagonistas de viajar junto al público a París de 1972

Nos confirma que, efectivamente, entre estas dos ambiciosas damas de la noche hay un culebrón que no se queda solo en sus cuerpos. La presencia de Manuel (Andrés Velencoso) da pistas de que no es algo exclusivamente empresarial o de egos, que por supuesto, sino que el pasado de ambas protagonistas estuvo enturbiado por el deseo de este hombre.

Mientras la ficción nos sitúa en el comienzo de todo, la incomprensible decisión de la dirección de contar con dos actrices diferentes para contarlo, te hacen salirte completamente del novelón. Nos llevan a París en el año 1972 para conocer a Eva, Nicole y Manuel, pero, a pesar de ser las mismas que en Marbella de 1989, cuesta creerse lo que nos narra aquel trío inesperadas artistas.

Un recurso algo desacertado que le resta empaque al resto del producto, sobre todo porque se trata de menos de 20 años de diferencia, sin contar el salto generacional que ya de por sí existe entre las dos (por no hablar de entre Rueda y Abouk). Una impactante pirueta para la audiencia que parece estar asistiendo a dos series en una.

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Sin duda, la parte más esplendorosa de todas es la de la costa malagueña. No solo por la solemne rivalidad entre estas dos conocidas del pasado, sino también por como ambas plantan cara al verdadero poder de aquellas fechas, como era el masculino. Cada personaje te tiene algo que contar y cada uno de ellos quieren ser necesarios para que todo encaje, como es el caso de una sublime Renata (Belinda Washington) o el atractivísimo Oliver (Oliver Ruano).