Margarita tiende una trampa a una Cruz cada vez más acorralada en 'La Promesa'

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Alonso lo anunció, y quien avisa no es traidor. El marqués de la serie La Promesa comentó, durante el episodio anterior de la ficción que La 1 de Televisión Española emite entre semana a las 17:30 horas, que un viejo conocido llegaría al palacio para distraerse después de la muerte de su padre. Poca gracia le hizo esto a la marquesa, a quien no le consultó en absoluto si le parecía bien la idea de que un nuevo huésped se hospedase en su casa.

En el episodio de este martes, Cruz le ha comunicado a Pía la inminente llegada de don Pelayo Gómez de la Serna, el conde de Añil, por imposición de Alonso. La mujer ha pedido que se le alojase en la misma alcoba que don Antonio de Carvajal y Cifuentes, pero con un grado menor de lujo en sus atenciones. En lugar de sábanas de seda egipcia, la marquesa ha solicitado a las criadas que preparase su cama con un tejido menos especial.

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Mientras le daba instrucciones a Pía, el ama de llaves pensaba en la manera en la que podía abordar el tema del robo de su bebé a la marquesa, y chantajearle con ello. Sin embargo, Cruz ha notado que Pía estaba pensando en las musarañas cuando le ha anunciado que sería ella quien se encargase de momento de atenderle personalmente como doncella, en ausencia de Petra, hasta que encontrase una nueva. La señora de la casa le ha pedido que espabilase, y que no le contase milongas sobre lo cansada que estaba por el cuidado de su hijo.

Los planes de Pía

Pía le ha comentado posteriormente a Jana que había estado a punto de cometer una locura, pero la criada no lo ha visto como tal. La hermana de Curro ha animado a Pía a que se pusiera firme frente a la marquesa y le pidiese la manutención de su hijo. El ama de llaves ha expresado que le gustaría darle a su descendiente una vida mejor que la que ella ha tenido, de manera que le pediría a Cruz que costease sus estudios.

Lorenzo pasaba por el pasillo y ha puesto la oreja en la conversación

Aunque Pía no tiene pruebas de que Cruz estuviese detrás del rapto de Dieguito, Jana ha pensado que con tal de mantenerle la boca cerrada al ama de llaves, la marquesa pasaría por el aro. Eso sí, si se llegaba a descubrir que Dieguito era hijo del barón de Linaja, debería salir cuanto antes de La Promesa para garantizar su supervivencia.

Por otro lado, Margarita y Pía han coincidido en una alcoba, y la doncella ha expresado sus condolencias a la señora por la muerte de Fernando, con palabras de ánimo. Margarita se lo ha agradecido, y le ha preguntado si sabía quién era la última persona que había estado con Fernando. En ese momento, Lorenzo pasaba por el pasillo y ha puesto la oreja en la conversación.

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Pía le ha comentado a Margarita que sabía que Cruz y su marido habían compartido unos minutos, pero no sabía si habían sido los últimos de su marido. Margarita ha seguido dándole vueltas a quién pudo evitar la salvación de Fernando al ocultar sus pastillas, y tiene la mosca detrás de la oreja de que no pudo ser otra persona más que la marquesa.

Regresa un viejo conocido

Cuando Margarita ha aparecido toda engalanada en el salón, Cruz se ha reído de ella, y le ha preguntado a qué venía ese emperifollamiento. La madre de Martina ha disimulado que no sabía por qué le preguntaba, cuando justo en ese momento Rómulo ha anunciado la llegada de un invitado. A Cruz le ha extrañado la advertencia, pues el conde de Añil no llegaría hasta el día siguiente.

Margarita ha sonreído cuando Rómulo ha dicho que se refería a don Antonio de Carvajal y Cifuentes. Cruz ha caído en la cuenta que su inquina cuñada había invitado al chico sin su permiso, y le ha pedido al mayordomo que lo retuviese mientras ella se adecentaba.

No obstante, a Cruz no le ha dado tiempo ni a ausentarse cuando don Antonio, por iniciativa propia, ha entrado en el salón. Ahora Cruz tendrá que volver a poner las sábanas egipcias donde estaban. ¿Cómo se vengará la marquesa de la jugarreta que le acaba de tender Margarita? ¿Aceptará más adelante las condiciones de Pía para cuidar de Dieguito?