'The Last of Us' aterra con su quinto episodio: fascismo, masacre y más muertes

Resistir y sobrevivir. Endure and survive. Es el lema de los cómics que lee Ellie (Bella Ramsey), la protagonista de The Last of Us, y que sirve para dar título al quinto episodio de la serie de HBO Max, el más violento y aterrador hasta la fecha. Porque en eso consiste la vida en el apocalipsis, en resistir y sobrevivir. Pero, ¿merece la pena tanto esfuerzo cuando el destino parece estar escrito?

En el anterior episodio dejamos a nuestros dos supervivientes favoritos, Joel (Pedro Pascal) y Ellie (Ramsey), resguardados en un edificio cualquiera de Kansas City, ocultándose de las milicias rebeldes que acaban de derrocar a FEDRA, el régimen totalitario que controla Estados Unidos tras la devastadora pandemia del hongo Cordyceps.

Ambos creen estar momentáneamente a salvo en su improvisada guarida, pero dos jóvenes irrumpen en mitad de la noche apuntándoles con una pistola. Ellos son Henry (Lamar Johnson) y el pequeño Sam (Keivonn Woodard), un niño sordo de ocho años, sobre los que recae todo el peso dramático de un episodio que vuelve a destrozar el corazón del espectador como ya hiciera el aclamadísimo tercer episodio. A continuación, encontrarás un análisis con spoilers del episodio cinco de la primera temporada de The Last of Us.

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El quinto capítulo, adelantado de forma excepcional para evitar el choque contra la Super Bowl, arranca con los mencionados rebeldes celebrando en las calles su victoria contra los agentes de FEDRA. Ahora la ciudad pertenece al pueblo, pero sus ciudadanos no parecen más piadosos que sus opresores y se toman la justicia por su mano, torturando con crueldad a los soldados caídos. Si al fascismo se le combate con más fascismo, ¿qué esperanza queda?

Su líder, la aterradora Kathleen (un personaje inédito de la serie, interpretado por la siempre fabulosa Melanie Lynskey) no muestra signos de misericordia: hay que acabar con todos los colaboradores de FEDRA, aunque una voz por megafonía les prometa un juicio justo. Y eso incluye a Henry, al que todos buscan desesperadamente tras haber traicionado al movimiento de liberación. ¿De qué le acusan exactamente? Un médico llamado Edelstein, que asistió a la madre de Kathleen en su propio nacimiento y que ha estado ayudando a Henry y al pequeño Sam a esconderse, es el primero en ser ejecutado. La líder rebelde no tiene escrúpulos y no parará hasta culminar su venganza y encontrar a Henry para acabar con su vida.

Poco a poco vamos descubriendo el pastel. Edelstein, colaboracionista del régimen, ha escondido a los hermanos en un ático durante los últimos diez días. Pero cuando la comida se acaba, Henry entiende que el médico ha sido asesinado y que ha llegado el momento de huir. Es entonces cuando vislumbra a través del cristal a Joel enfrentándose a algunos rebeldes —la misma escena que vimos en el anterior episodio— y decide que es la persona idónea para ayudarles a llevar a cabo su plan de escape.

Tras una primera toma de contacto cargada de tensión, Henry propone un trato a la pareja protagonista: les ayudarán a escapar a través de unos túneles subterráneos a cambio de su protección, ya que ellos no saben manejar armas y ni siquiera cuentan con munición en sus pistolas. Henry se presenta oficialmente y le cuenta a Joel que las tropas de Kathleen le persiguen porque él también es un colaboracionista de FEDRA, es decir, un chivato. Aunque Joel "no trabaja con ratas", enseguida entiende que aceptar la ayuda de los dos hermanos es la única opción de abandonar Kansas City con vida. Además, Ellie y Sam entablan una química instantánea y a nuestro hierático protagonista se le está ablandando el corazón.

"Soy el malo porque hice algo malo"

Los cuatro supervivientes encuentran en los túneles una especie de escuela infantil abandonada, repleta de juegos y dibujos infantiles. En ese escenario tan anacrónicamente feliz, los protagonistas van afianzando sus lazos; mientras Ellie y Sam leen unos cómics y se divierten juntos, Henry se sincera con Joel. Kathleen le quiere ejecutar porque no tuvo más remedio que entregar a FEDRA al hermano de esta, Michael, el antiguo líder de la resistencia. El motivo no fue otro que ayudar a Sam, al que solo los medicamentos a manos de FEDRA podían ayudar a curar su leucemia. El sacrificio de Michael fue la única salida que encontró para salvar la vida a su hermano pequeño, al que protege a toda costa.

Pero Henry no se siente un héroe por lo que ha hecho. "Soy el malo porque hice algo malo", le dice a Joel, en una frase que resume a la perfección el dilema ético que nos plantea la serie constantemente. ¿Quiénes son realmente los malos en una sociedad cuyos cimientos morales han sido derribados?

Al fin estalla el caos

Los protagonistas llevaban dos episodios sin enfrentarse a los infectados, pero la quinta entrega les tenía reservado un auténtico atracón. Al salir de los túneles, Joel, Ellie, Henry y Sam piensan durante unos instantes que han conseguido escapar e incluso comienzan hablar de su próxima pantalla. Pero entonces son sorprendidos por los disparos lanzados por un francotirador desde una ventana. Consciente de sus habilidades, Joel está seguro de que si consigue acercarse podrá acabar con su vida, y así ocurre. Pero el caos no ha hecho más que comenzar. Las fuerzas de Kathleen irrumpen en la zona con los tanques y el poder armamentístico de FEDRA, demostrando nuevamente que no son tan diferentes a aquellos contra los que luchaban.

Kathleen habla con Henry e intenta menospreciar la actitud protectora del joven con su hermano, ya que considera que la vida del niño no es tan válida como la de Michael, un líder político. "Los niños mueren todo el tiempo. ¿Crees que todo gira en torno a él? Esto es lo que pasa cuando jodes al destino". Pero el destino se guarda un as bajo la manga: justo en ese momento una horda de chasqueadores —como se conoce a los infectados más avanzados— emerge desde las profundidades de la tierra tras la explosión de uno de los camiones y acribillan a mordiscos a los miembros del equipo de Kathleen.

Cuando parece que la situación no puede ir a peor, la serie de HBO Max nos hace temblar de miedo con la aparición de un infectado gigante y aparentemente invencible que ha desarrollado una sólida capa de hongos a modo de armadura. El gordinflón —así llaman en el videojuego a este tipo de infectados— arranca brutalmente la cabeza al número dos de Kathleen, Perry (Jeffrey Pierce, actor que participó en los videojuegos interpretando a Tommy) recordándonos quiénes son la verdadera amenaza en esta historia.

Todos los agentes rebeldes sucumben en el ataque, incluida la propia Kathleen, a la que muerde la misma niña que minutos antes ha estado a punto de capturar a Ellie dentro de un coche. La enfermiza obsesión de la líder rebelde por encontrar a Henry ha terminado convirtiéndose en una sentencia de muerte para los suyos. Su lucha por la liberación de Kansas City no ha servido para nada, más allá de salvar la vida de Joel, Ellie, Henry y Sam, quiénes sí consiguen huir.

La tragedia final

Los guionistas se reservan el giro dramático definitivo para los minutos finales. Tras la masacre de los infectados, los cuatro protagonistas del episodio se refugian en una especie de motel de carretera. Han resistido, han sobrevivido. O eso es lo que creen. Ellie y Sam leen de nuevo el cómic antes de dormir y hablan a través del cuaderno de notas con el que se expresa el niño, debido a su sordera. Sam pregunta a Ellie si nunca ha sentido miedo y si cuando te conviertes en un monstruo sigues siendo tú mismo por dentro. Entonces Ellie lo comprende: Sam tiene un mordisco y es cuestión de horas que se convierta en un infectado. Pero la joven cree que podría salvar la vida del pequeño rociando la herida con su sangre, ya que ella es inmune al virus. Pero cuando Ellie despierta al día siguiente, Sam ya se ha convertido en un infectado.

Joel intenta rápidamente acabar con la vida del pequeño, pero su hermano se adelanta y le da el tiro de gracia. "¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho?", se pregunta en estado de shock, mientras procesa lo que acaba de ocurrir. Ha sobrevivido, pero no puede resistir haber matado a su querido hermano. No puede resistir que su sacrificio, al igual que el de Kathleen, tampoco haya servido para nada. Entonces, Henry se vuela los sesos y se quita la vida. Adiós, Henry. Adiós, Sam. Joel y Ellie vuelven a caminar solos de nuevo.

La serie de HBO Max, convertida ya en el gran fenómeno televisivo de la temporada, vuelve a utilizar la misma técnica del episodio tres: introducir a dos nuevos protagonistas, construir una fuerte conexión emocional con ellos y arrebatarnos su presencia de la forma más trágica posible. Un recurso narrativo que, lejos de convertirse en una burda manipulación emocional, funciona a la perfección y humaniza a los personajes de este mundo devastado y hostil. The Last of Us no quiere ser una serie más de zombis, sino una radiografía de la miseria humana. Pero también de la bondad. Porque incluso cuando todo está perdido encontramos atisbos de humanidad.