Juanra Bonet ('¿Quién quiere ser millonario?'): "Sentarte en esa silla te deja totalmente desnudo, expuesto"

Solo hay un presentador que reparta millones de euros en televisión. Tras su inesperado paso por Atrapa un millón, Juanra Bonet vuelve a coger las riendas de ¿Quién quiere ser milonario? este martes, 2 de abril, a las 22:30h y con cambio de cadena, en La Sexta.

El concurso mezcla por primera vez a los participantes anónimos con los famosos, de los que Bonet afirma que siempre "sorprenden" en ¿Quién quiere ser millonario?. "Todo lo que puedas pensar que van a dar en el programa, no va a ser lo que te encuentres", explica en una entrevista a EL CONFI TV.

El rostro de Atresmedia se consolidó como presentador de concursos hace más de una década con Lo sabe no lo sabe y triunfaba con ¡Boom! en los últimos años en Antena 3. "A dos meses de cumplir los 50… Me cuesta", bromea sobre una posible vuelta del formato callejero, en medio de la nueva edad dorada que están viviendo los concursos y sus regresos a la televisión.

Antes de subirse al clonador de Tu cara me suena, el presentador confiesa a que 'ilustre' compañero llamaría con su comodín de la llamada: "Es muy listo, muy culto y muy gracioso. O me da la respuesta, o me da un buen chiste de salida".

PREGUNTA. ¿Quién quiere ser millonario? regresa en medio de una nueva era dorada de los concursos, ¿qué tiene que aportar el clásico de entre los clásicos a la televisión actual?

RESPUESTA. Creo que la respuesta está en la pregunta. Es el clásico de los clásicos, es el concurso de los concursos. Es un programa universal, se hace en muchos países, se ha hecho, se está haciendo y se hará. Tuvo su propia película de ficción… Es algo que trasciende a presentadores, cadenas y países.

En un momento en el que la tele es estímulo, espectáculo, y te lo dice uno que ha presentado ¡Boom!, que había bombas y explosiones y cables de colores, tener un pequeño oasis donde todo el programa son dos personas sentadas, una pregunta y la otra piensa, pues es todo un desafío. Y es también un oasis en la tele que tenemos ahora, en la que yo también disfruto, pero también poder tener entre show y show ese programa de, mira, vamos a ver esto tranquilamente en casa todos.

P. ¿Cómo es manejar el ambiente de tensión de El Millonario con humoristas como José Mota, Silvia Abril y Eva Soriano que tenéis esta temporada?

R. Ten en cuenta que todo lo que puedas pensar que van a dar ellos en el programa, no va a ser lo que te encuentres. Porque cualquier persona que se sienta en esa silla, de repente, se queda totalmente desnuda y expuesta. Entonces, te van a sorprender todos y todas, porque no van a estar como crees.

De repente, algo que creen que deberían saber, les hace dudar de más. Algo que no saben si lo saben, se quedan más relajados. Es un misterio. Sentarte en esa silla te deja totalmente expuesto, desnudo. Y mi trabajo es un poco acompañar hasta que se reconstruya esa persona.

P. Se podría decir que esta moda de la vuelta de formatos la empezasteis vosotros en 2020 con el regreso de El Millonario.

R. Pues sí, porque piensa que los concursos son una zona segura de la televisión. Tú sabes que te puedes sentar con toda la familia, desde los mayores a los más jóvenes y que es una zona segura. No te vas a llevar una sorpresa en ningún momento. Y además es un formato que te sientas delante de la tele, pero no lo ves de forma pasiva. Lo que estás es jugando: ‘esta se la sabe la yaya, esta se la sabe el peque, esta se la sabe el papá…’

P. Como espectador, ¿qué formato te ha gustado volver a ver en la pequeña pantalla?

R. Hombre, lógicamente Atrapa un millón. Cuando tuve la oportunidad de ir unos días a echar un cable, me lo pasé pipa. Me lo pasé pipa porque lo había visto, pero no lo había hecho. Entonces fue muy bonito hacerlo. Digamos que me gusta ver absolutamente todos los que tiene Atresmedia. Todos, todos, todos.

P. Recientemente, se viralizaba en redes sociales que, de toda la oferta de tarde de Antena 3 del año 2020 (Amar, Puente Viejo, ¡Ahora caigo! y ¡Boom!), ya no continúa ningún formato en la parrilla.

R. Estos son ciclos que son muy sanos. La verdad es que la cadena es muy respetuosa con los ciclos, muchísimo. ¡Boom! empezó con unos números humildes pero escuchando a los espectadores lo que más le gustaba y cómo podía crecer. Fue adaptándose con las pruebas y con los ritmos de edición y todo.

Lo dejó crecer, lo dejó respirar… Deja que la cosa crezca y siga a su ritmo. Y cuando se necesita otra cosa en esa franja y acaba el ciclo, se cambia. Pero para eso la cadena es respetuosa, cuidadosa y tiene muchísimo mimo. No por nosotros, sino porque respeta a sus clientes, que son los espectadores. Y permite que se enamoren de un formato, de un presentador, de una presentadora, de una manera de hacer. Le da el espacio, corrige un poquito el tiro, afina cosas. Y siempre escuchando al espectador.

P. Y a nivel personal, ¿cómo viviste el fin del programa? ¿Extrañas el formato después de esos casi 10 años? ¿O sentiste, en cierto sentido, una pequeña liberación?

R. Yo sinceramente el recuerdo que tengo es de satisfacción plena. Tanto el equipo que lo hizo para la productora, como yo, como la cadena. Estamos todos muy satisfechos de ver un ciclo de 9 años en televisión. Es un milagro. Vamos, en mi vida.

Que mucha gente todavía nos lo recuerde por la calle. Que nos diga, mira, acompañabas mucho a mi abuela. O qué bien, cuando lo veíamos en casa con los peques. Vamos, satisfacción plena. Todos son pensamientos positivos y la sensación es de haber hecho el trabajo bien y haber hecho el ciclo entero.

P. Al final, Sonsoles Ónega se mueve en los mismos datos de audiencia.

R. Bueno, eso sí que ya no lo sé decir porque mirar un número es muy fácil. Luego hay que ver las curvas, las franjas, qué personas son, quienes entran, quienes salen… Ves el número pero igual haces un juicio rápido. Tienes un 12% pero a lo mejor ese 12% es muy valioso para ti. A lo mejor vale más un 8%, según el target, que un 15% según otro.

P. ¿Qué pasó con el bote de ¡Boom!? ¿Había miedo a entregar el bote de más de 4 millones de euros?

R. No, no, no. ¡Qué me he comprado un piso y dos chalets en La Moraleja! No te preocupes, está bien gastado.

P. En esta fiebre de los regresos de los programas, concretamente de los concursos, ¿volverías a hacer Lo sabe no lo sabe?

R. A dos meses de cumplir los 50… Me cuesta (risas). Hombre, en un segway… Pero ya no tengo edad. Tengo edad para estar de lunes a sábado paseando. También, hay miles y miles de comerciales que hacen esto todos los días. Pero si puedo elegir un plató, qué te voy a decir.

P. Edición especial de ¿Quién quiere ser millonario? Juanra por fin se sienta en la otra silla. Comodín de la llamada, ¿a quién llamarías?

R. Llamaría… A Javier Cansado. Porque como es muy listo, muy culto y muy gracioso, o me da la respuesta, o me da un buen chiste de salida.

P. ¿Cómo estás viviendo la buena racha que está viviendo la cadena?

R. Muy contento en ayudar a que la empresa sea líder en el sector. Nuestro trabajo no es estar pendiente de ‘voy a poner la pausa de la publicidad aquí, de dos minutos, en vez de tres…’ Yo no tengo capacidad para estar preocupado por eso. Yo intento hacer el mejor producto posible y la cadena ofrecer lo mejor a los espectadores.

Luego está el factor suerte. Puede ocurrir que la noche o la tarde que estrenas, ocurra algo de actualidad, la competencia, un partido de fútbol… Está todo tan sujeto a lo aleatorio que lo importante es hacer muy bien el trabajo, sembrar, seguir tu camino y esperar que la suerte te sonría.

Las audiencias, obviamente, me ponen contento pero ser primero, segundo, tercero o cuarto depende mucho del trabajo que haces y también de la suerte. Como espectadores somos muy caprichosos y, sin saberlo, con el mando a distancia, podemos ser muy crueles con el trabajo de decenas de personas. Aprietas un botón y chao. Lo importante es hacer muy bien el trabajo, lo mejor que puedes y pensar mucho en los espectadores. Si te sonríe la suerte, que sea haciendo bien el trabajo.