La única definición que impidió a Moisés Laguardia llevarse el bote de 'Pasapalabra'

Tras superar su peor racha hasta la fecha en Pasapalabra, Moisés Laguardia ha dado un golpe sobre la mesa en el concurso de Antena 3 este lunes, 12 de febrero: el veterano participante se ha quedado a solo una palabra de llevarse el bote, que en la actualidad asciende a 1.456.000 euros.

Moisés no ha vivido durante las últimas semanas su mejor momento en el programa, encadenando casi dos semanas de empates y derrotas que le situaron incluso al borde de la eliminación. Él mismo reconocía que tenía que ordenar cosas en su cabeza que le estaban distrayendo, y vaya si lo ha hecho, ya que en la última entrega ha logrado sacar 24 aciertos, probando suerte con la última definición que le separaba del bote.

Moisés fue todo El rosco por detrás, con Óscar logrando la nada desdeñable cifra de 22 aciertos y un solo error. Con su tiempo agotado, el concursante dejaba la pelota en el tejado de su rival, que apretaba en solitario: "Voy a probar la letra T, que puedo permitirme un fallo", explicaba al presentador, consciente de que necesitaba arriesgar para iniciar la remontada.

Era entonces cuando, con 26 segundos por delante, Laguardia tiraba de épica: acertaba "trágala" y lograba entonces el empate, pero al no tener fallos, se aseguraba ya la permanencia. No contento con ello, Moisés sacaba también "damnificar" e "izapa", con solo una definición interponiéndose entre él y el bote.

Roberto Leal se la leía, todavía con 15 segundos por delante para pensarse una respuesta para la letra P: "Apellido del marino y astrónomo que en 1869 fue nombrado director del Observatorio de San Fernando, en Cádiz". Tras unos segundos de incertidumbre, el riojano tragaba saliva, una opción se le había venido a la mente: "Portillo".

El presentador se hacía de rogar, realizando una larga pausa para añadir mayor tensión si cabe. Lamentablemente para Moisés, aquel marino y astrónomo se apellidaba Pujazón, por lo que Laguardia veía como el millón y medio de euros se le escapaba entre los dedos: "¡Madre mía!", exclamaba incrédulo tras quedarse a solo un acierto por octava vez en su trayectoria en el formato. Sea como fuere, final de infarto.