Una comensal deja cortado a un soltero en 'First Dates' por lo que pidió para beber en la cena

Vanesa y Enrique no han cuajado desde el principio de su cita en 'First Dates'. Ella se pidió una copa de vino mientras lo esperaba y él le pidió al camarero directamente un combinado de ginebra. Un detalle que aparecerá durante la velada y que se volverá en contra del soltero.

La mujer de 45 años se ha personado en el restaurante de Cuatro con el entusiasmo de conocer a un hombre que le despertase el deseo de enamorarse. Tiene dos hijos de su primer matrimonio y sus dos posteriores relaciones quedaron en agua de borrajas por diferentes motivos que no quiso aclararle a Carlos Sobera. Enrique, por su parte, ha tenido pocas experiencias en el amor y eso a ella le ha chocado bastante.

Enrique: "Me ha cortado un poco, qué quieres que te diga. Me ha dejado un poco chafado"

Los dos lucen tatuajes, pero el hombre de 47 años los prefiere más "modernos", en clara crítica a la tinta "anticuada" que tiene marcada Vanesa en su piel. Tampoco coincidieron en sus profesiones: ella lo asustó al decirle que se dedicaba a su pasión por la tanotoestética y él le ha vendido un perfil alejado de la fiesta, que la mujer no ha terminado de creerse, a pesar de trabajar en un 'call center' y como extra de camarero los fines de semana. "Se te ve un buen pieza", le suelta ella, en clara referencia a sus salidas que ya dice no frecuentar.

Pero, el momento álgido de la cita vino cuando Enrique trataba de venderle a la soltera que ha cambiado radicalmente su vida, hasta el punto de decirle que se ha privado ya de tantos hábitos en su vida, que ni bebe "nada de alcohol" en la actualidad. "Pues te has pedido un gin tonic", le lanzó ella como absoluto zascazo a su compañero de cena. "Ya, pero cortito", atinó a responder él con cara de asombro.

"Me ha cortado un poco, qué quieres que te diga. Me ha dejado un poco chafado", reconocía el hombre, a solas, mientras en la cita intentó salir del paso como pudo. "Es que, para no beber alcohol... Lo has hecho perfecto", insistía ella, incrédula. "Lo he hecho para que me desinhibiera un poco", remataba él, empeorándolo. "Bébete una copa de vino, no un gin tonic", le azotó ella en sus declaraciones fuera de la mesa.

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Como remate, antes de confirmar que no encajaban para un segundo encuentro, Vanesa admitía haberse sentido incómoda, porque, "no ha dejado de hablar en toda la noche". Enrique, sin embargo, era justo esto lo que le afeaba: "He sido yo el que ha tenido que tirar de la bicicleta toda la cita".