¿Quién ganará 'Masterchef 9'? Las fortalezas y debilidades de Fran, María, Meri y Arnau

La competición por el delantal de oro toca su fin para los aspirantes de 'Masterchef 9'. Tras 12 semanas de tropiezos y progresos ante los fogones, los cuatro finalistas del programa de Televisión Española se la juegan y solo puedo ganar uno: Fran, María, Meri o Arnau.

¿Quién ganará 'Masterchef 9'? Es la pregunta que todos los seguidores del concurso culinario se hacen antes de celebrarse la gran final. Una ceremonia de cierre a la que asisten los exaspirantes que tan buenos (y polémicos) momentos han aportado a esta edición: José María, Jesús, Vero, Alicia, Pepe, Álex, Toni, Jianping, Amelicius, José y Ofelia acompañarán a sus compañeros en la gala decisiva.

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Fran, María, Meri y Arnau compiten por conseguir un trofeo que consiste en publicar su propio libro de recetas, además de recibir 100.000 euros en metálico. Y para los tres primeros clasificados también habrá premio: el Basque Culinary Center en San Sebastián les obsequia con un máster en Cocina, Técnica y Producto para el primero; el segundo y tercer clasificado realizarán un máster en Pastelería y un curso de Especialización de ocho semanas de duración.

Un goloso premio por el que lucharán hasta el final los cuatro finalistas que han logrado salvarse foso tras foso al mismo tiempo que han adquirido todas las armas con la que luchar delante de las cocinas por última vez. Analizamos los perfiles de Fran, María, Meri y Fran, lo mejor y lo peor de cada uno de ellos en plena gran final de la edición.

Fran, el más piropeado

A favor: el conquense de 30 años se ganó todos los vítores en redes sociales desde el minuto uno donde destacan su gran sentido del humor con todos los compañeros y sus golpes y salidas jocosas que provocan carcajadas. También se ha ganado a los tres chefs del programa, ya que tanto Pepe Rodríguez como Jordi Cruz y Samantha Vallejo Nágera le han ofrecido un puesto en sus respectivos restaurantes una vez acabe la edición, algo que aún no ha decidido. Es sin duda el aspirante que más halagos y buenas valoraciones ha tenido desde el arranque de la temporada.

Uno de sus puntos fuertes es la extrema dedicación y pasión a esta profesión. Se ha llegado a enfadar con algún compañero por no tomarse en serio el cocinado o por perder el tiempo en pruebas de equipo. Es comprometido, organizado y se concentran al cien por cien en la labor que tiene por delante. Por no hablar de la titánica experiencia en el mundo de la hostelería tras años al cargo de la bandeja en su tierra.

En contra: Sin embargo, a Fran le falta mejorar su ritmo a la hora de cocinar. Al de Cuenca le han fallado los nervios en más de una ocasión y ha estado incluso a punto de escurrirse y caerse dentro de la cocina. Su aceleradísima forma de trabajar acaricia el agobio y la agonía por querer hacerlo todo ya, una debilidad que podría jugar en su contra en la competición final.

Meri, la más implicada

A favor: la barcelonesa de 24 años es de toda esta última hornada de aspirantes la que menos polémica ha aportado al grupo. Su trabajo constante y en silencio es una de sus grandes armas para colgarse el delantal soñado. Se siente tremendamente segura de sí misma a la hora de cocinar, puesto que ya cuenta con conocimiento de alimentos por sus estudios de medicina y su trabajo como fisioterapia y nutrición.

En contra: el buen trabajo en equipo de Meri lo empaña con sus incontrolables nervios durante una competición. Un peligroso punto flaco que juega en su contra, ya que la presión a la hora de cocinar la hace tropezar con algunos pasos en la elaboración o descuidar el valorado emplatado que tan importante es para los chefs del programa.

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María, la repescada fortalecida

A favor: es de todos los concursantes de esta edición la aspirante más agraciada, ya que la tomellosera de 27 años fue la repescada de esta temporada. Y precisamente volvió por sus tremendas ganas de aprender y seguir perfeccionando la técnica más pedida en un restaurante: la cocina tradicional (con su toque personal y bastante premiado por los jueces del programa).

Un puntazo a favor que ella ha convertido en seguridad y fuerza a la hora de competir con sus compañeros, siendo una de las concursantes mejores valoradas de las últimas semanas de concurso. Otro de sus puntos fuertes y por lo que siempre la aplauden es por su perfecto y apetecible emplatado en todas y cada una de las elaboraciones.

En contra: la espinita de haber sido ya expulsada del programa no se olvida, pero si encima le sumamos que María no es muy amiga de escuchar consejos y críticas constructivas empeoramos su perfil como posible ganadora. Otro punto en contra de la de Tomelloso es que no controla la cocina de vanguardia o la repostería, por lo que precisamente fue eliminada del concurso.

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Arnau, el estratega

A favor: el catalán de 32 años se ha aprovechado de su alta capacidad de convencer, ya que se dedica a vender grifos, para ganarse la confianza de los jueces. Su estrategia para cargarse a todos sus excompañeros la puso hasta por escrito y la ha llevado a cabo en todos y cada uno de los fosos en los que ha tenido que competir en toda las galas, salvo en dos.

Y precisamente esa seguridad y tranquilidad adquirida en las obligadas pruebas de eliminación ha hecho que el de Barcelona sea aún más seguro de sí mismo durante la lucha ante los fogones. Un gran punto a favor que compagina con otra tremenda fortaleza que ha ido mejorando jornada tras jornada: domina la repostería. De hecho, gracias a sus exquisitos y perfectos postres, ha llegado a salvarse en numerosas ocasiones.

En contra: pero Arnau falla en una de las cosas que para los tres jueces del programa de TVE es motivo hasta de expulsión (en casos muy desastrosos): no sabe emplatar. La seguridad extrema del aspirante durante el cocinado lo lleva a presentar el plato a la carrera, sin gracia ni orden, algo que siempre le ha penalizado.