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Eurovisión 2018: Ser eurofan... ¿cuánto cuesta realmente?
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Eurovisión 2018: Ser eurofan... ¿cuánto cuesta realmente?

Te contamos todo lo que supone ser uno de estos seguidores acérrimos del mayor concurso musical del planeta: alojamiento, entradas, traslados... y mucho más

Foto: Amaia y Alfred, en su tercer ensayo en el Altice Arena de Lisboa. (RTVE)
Amaia y Alfred, en su tercer ensayo en el Altice Arena de Lisboa. (RTVE)

Dar una cifra aproximada sobre el precio que tiene ser un verdadero eurofan resulta complicado, sobre todo porque depende de los días que dedique a disfrutar del Festival de Eurovisión 2018 y de la antelación con la que empiece a cerrar tanto el alojamiento como los vuelos de ida y vuelta. Este año el certamen se celebra en Lisboa, pero evidentemente no es lo mismo desplazarse al país vecino que viajar a la otra punta de Europa.

[ Más información: ¿A qué hora empieza la final del Festival de Eurovisión 2018? ]

No todos los eurofans, término con el que se conoce a los seguidores acérrimos de este popular certamen musical, tienen el mismo poder adquisitivo, por ello los menos pudientes suelen centrarse únicamente en la gran final de Eurovisión. Aún así, son pocos los que estos días cuidan su bolsillo. Llevan todo un año esperando para gastar ahora todo lo ahorrado.

La gran mayoría de eurofans reservan incluso días de sus vacaciones en el trabajo para poder desplazarse y disfrutar al menos una semana al completo del Festival de Eurovisión.

placeholder Amaia Romero y Alfred García, representantes de España en Eurovisión 2018. (RTVE)
Amaia Romero y Alfred García, representantes de España en Eurovisión 2018. (RTVE)

Packs para ver Eurovisión de 400 a 600 euros

"Tenemos entradas para las semifinales, para las galas de jurado y para la final", nos cuenta un grupo de españoles. "Para la final es verdad que tuvimos mucha suerte. En la primera oleada de venta de entradas, para conseguir entradas tienes que ser de la asociación de eurofans (OGAE) y tener cierta antigüedad". Y añaden: "El día que salieron las primeras entradas nos pusimos en la cola virtual y tuvimos mucha suerte. De mil y pico entradas que pusieron a la venta, pudimos hacernos con algunas. Y a partir de ahí montamos ya todo el viaje".

placeholder Un grupo de eurofans españoles en las inmediaciones del Altice Arena.
Un grupo de eurofans españoles en las inmediaciones del Altice Arena.

El Festival de Eurovisión se celebra, como de costumbre, en el mes de mayo, pero la preparación para acudir al mismo empieza muchos meses antes. Es mucha la gente que empieza a reservar sus vuelos y los alojamientos una vez se da a conocer la ciudad sede del próximo festival, allá por los meses de agosto o septiembre del año anterior. La gran mayoría reserva los billetes sin saber siquiera si tendrá o no entrada. Y es que aunque te quedes sin entradas, siempre podrás vivir el ambiente e ir al Eurovillage", agregan.

placeholder Vista aérea del Eurovision Village, situado en la Praça do Comércio. (Visit Lisboa)
Vista aérea del Eurovision Village, situado en la Praça do Comércio. (Visit Lisboa)

Este año, la presencia de eurofans españoles es más que notable. Los socios de OGAE se han incrementado de manera notable y ese aumento se ha notado también en la petición de packs. Estos paquetes, que incluyen las entradas correspondientes a los tres espectáculos en directo y sus respectivos ensayos el día anterior, tienen un precio de 400 euros en pista. En esta edición, de manera excepcional, se ha creado una nueva zona junto al escenario, llamada 'Golden Circle', cuya tarifa asciende a los 600 euros.

Socio de OGAE por 35 euros

OGAE (siglas de Organisation Gènèrale des Amateurs de l’Eurovision) es, según su página web oficial, el club internacional de fans del Festival de Eurovisión cuya finalidad no es otra que la de intercambiar información y promover en cada país el interés por el evento. Está reconocido por la Unión Europea de Radiodifusión (UER) como el único club de fans oficial, con las ventajas que ello conlleva: por ejemplo, reservar entradas para el festival, antes incluso de que se pongan a la venta al público, y con importantes descuentos y en localidades preferentes.

La cuota anual son 35 euros, pero esto no garantiza tener acceso directo a entradas para el festival. OGAE Internacional es el organismo que rige todo este tema y, por lo tanto, quien distribuye una serie de entradas entre las distintas delegaciones por país en función de criterios demográficos. Asimismo, mientras que en algunos países dichas entradas se dan por sorteo entre los distintos socios, en el caso de España existen una serie de criterios que deben cumplirse para optar al reparto de entradas. En pista, donde el precio es más caro, las entradas llegan a costar entre los 30 y los 299 euros de la gran final.

Asistir al congreso anual de OGAE, participar en los concursos que la asociación organiza, ser activo en las redes sociales del club y tener cierta antigüedad son requisitos fundamentales si se desea tener acceso a ese fragmento del total de entradas a disposición de los socios más longevos. Para los recién llegados, y por normativa de la propia OGAE, hay un cierto porcentaje de entradas reservadas.

¿Y si no se disfruta de esas ventajas?

La cosa cambia cuando no se pertenece a ningún tipo de asociación relacionada con el Festival de Eurovisión y se necesitan los medios de uno mismo para planear toda la aventura eurovisiva. En primer lugar, vuelven a ser las entradas la prioridad del eurofan. Entrar al espectáculo y, en concreto, al mayor número de galas posibles, a poder ser las que se emiten en directo por televisión, es el principal objetivo. Problema: obviamente son precisamente estas las más solicitadas.

Las galas de jurado o las conocidas como 'Family Shows' —ensayos de las galas que se realizan por la mañana— son la opción secundaria en caso de no conseguir entradas para los anteriormente mencionados espectáculos principales.

placeholder Altice Arena, sede del Festival de Eurovisión de 2018.
Altice Arena, sede del Festival de Eurovisión de 2018.

Más de 1.000 euros

Jóvenes, aunque con dinero... al menos para gastar en Eurovisión. Estos días son muchos los jóvenes, de entre 25 a 40 años, que se han desplazado a Lisboa para disfrutar y vivir de cerca la LXIII edición del certamen. Si preguntamos al azar, prácticamente todos nos señalan que en total se gastarán entre 1.000 y 2.000 euros, aunque depende de los 'añadidos'. No es lo mismo alimentarse a base de sándwiches que comer y cenar todos los días en restaurantes, como también influye alojarse en un hotel cercano al Altice Arena o a varios kilómetros del Centro.

Las fiestas y las actividades organizadas alrededor del Festival de Eurovisión pueden suponer también un importante desembolso de dinero

Rubén, valenciano de 26 años, asegura haberse gastado 1.500 euros, cantidad que considera "muy económica ya que reservó su hotel en el mes de mayo de 2017, nada más terminar la edición pasada, por un montante alrededor de los 400 euros con régimen de desayuno.

Por otro lado, este año volar desde Madrid al Festival (Lisboa) ha resultado relativamente barato. Son muchos los eurofans que por apenas 200 euros han logrado billete de ida y vuelta. Otros, en cambio, han preferido utilizar el coche como medio de transporte.

placeholder Son muchos los eurofans españoles que, dada la proximidad de la sede del festival este año, acuden al certamen.
Son muchos los eurofans españoles que, dada la proximidad de la sede del festival este año, acuden al certamen.

En resumen, no existe un método mediante el cual asistir al Festival de Eurovisión salga más asequible, si bien es cierto que todo depende del tiempo que se permanezca en la ciudad, el coste de vida en la misma, así como los considerados 'lujos' que uno quiera tener.

Dar una cifra aproximada sobre el precio que tiene ser un verdadero eurofan resulta complicado, sobre todo porque depende de los días que dedique a disfrutar del Festival de Eurovisión 2018 y de la antelación con la que empiece a cerrar tanto el alojamiento como los vuelos de ida y vuelta. Este año el certamen se celebra en Lisboa, pero evidentemente no es lo mismo desplazarse al país vecino que viajar a la otra punta de Europa.

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