Los astrónomos confirman que nuestra idea del universo no es correcta
Un nuevo estudio sostiene que las mediciones de los telescopios James Webb y Hubble sobre la expansión del universo coinciden, cerrando un debate que dura ya décadas
Los astrónomos aseguran que el universo lleva en constante expansión desde el estallido del Big Bang, hace unos 13,7 mil millones de años. Sin embargo, determinar la velocidad a la que se expande se ha convertido en uno de los más acalorados debates de la cosmología. Los distintos métodos que se han usado hasta ahora para medir esta deriva cósmica han arrojado resultados diferentes, lo que hace pensar a los investigadores que o bien no comprendemos del todo la dinámica del universo o que nuestras mediciones están condicionadas por el lugar desde donde las hacemos. Ahora un nuevo estudio, realizado con datos recientes del telescopio espacial James Webb, confirma lo segundo de manera oficial: los datos discrepantes estaban mal.
"Una vez anulados los errores de medición, lo que queda es la posibilidad real y apasionante de que hayamos malinterpretado el Universo", afirma Adam Riess, investigador de la Universidad Johns Hopkins y líder del equipo de científicos que ha publicado este descubrimiento en la revista The Astrophysical Journal Letters.
La tensión entre astrónomos
Para medir la velocidad a la que se produce la expansión del cosmos, los investigadores usan la Constante de Hubble, llamada así en honor al astrofísico estadounidense Edwin Hubble que observó este movimiento del universo por primera vez. Sin embargo, los astrofísicos emplean maneras distintas de medir esa constante que arrojan resultados diferentes, lo que se conoce como tensión de Hubble.
Algunos investigadores han podido determinar la velocidad de expansión del universo gracias a las mediciones del telescopio espacial Hubble, lanzado en 1990. El Hubble se fijó en objetos relativamente cercanos a la Tierra y permitió observar a qué velocidad se alejan de nuestro planeta, lo que se llama escala de distancias cósmicas. Con ella han deducido que el universo se expande a una velocidad de 73 kilómetros por segundo por millón de parsecs (km/s/Mpc).
Otros, sin embargo, utilizan las observaciones del fondo cósmico de microondas —la luz residual del petardazo del Big Bang— y obtienen una velocidad de unos 67 km/s/Mpc.
La solución más simple a este dilema es decir que una de esas mediciones es errónea, por lo que Riess y su equipo han usado los últimos datos del James Webb para comprobarlo. Sus primeras mediciones, realizadas el año pasado, coincidían con las observaciones del Hubble, aunque había la posibilidad de que los resultados divergieran a medida que nos adentráramos más en el espacio.
El telescopio Hubble y el Webb coinciden
Sin embargo, el James Webb ya ha alcanzado al telescopio espacial Hubble y se ha visto que no hay divergencia alguna. Las mediciones siguen siendo coherentes.
"Ahora hemos abarcado todo el rango de lo observado por el Hubble y podemos descartar un error de medición como la causa de la Tensión de Hubble con una confianza muy alta", dice Riess. "Combinar Webb y Hubble nos da lo mejor de ambos mundos. Comprobamos que las mediciones del Hubble siguen siendo fiables a medida que ascendemos en la escala de distancias cósmicas."
Ahora las esperanzas para desentrañar el misterio de la velocidad de expansión están en las observaciones de ondas gravitacionales conocidas como sirenas estándar. Aunque por el momento los errores en sus mediciones son demasiado grandes para considerarlas plenamente fiables, así que toca ser pacientes. "Tenemos que averiguar si se nos escapa algo sobre cómo conectar el principio del universo y la actualidad", dice Riess.
Los astrónomos aseguran que el universo lleva en constante expansión desde el estallido del Big Bang, hace unos 13,7 mil millones de años. Sin embargo, determinar la velocidad a la que se expande se ha convertido en uno de los más acalorados debates de la cosmología. Los distintos métodos que se han usado hasta ahora para medir esta deriva cósmica han arrojado resultados diferentes, lo que hace pensar a los investigadores que o bien no comprendemos del todo la dinámica del universo o que nuestras mediciones están condicionadas por el lugar desde donde las hacemos. Ahora un nuevo estudio, realizado con datos recientes del telescopio espacial James Webb, confirma lo segundo de manera oficial: los datos discrepantes estaban mal.