El invento que trae el fin del iPhone y una nueva era tecnológica para la humanidad

Es más que probable que nunca hayas oído hablar del Rabbit R1, el pequeño gadget naranja, con pantalla en color y un control cilíndrico analógico que puedes ver sobre estas líneas. Su estética recuerda más a una Gameboy que a un invento destinado a destruir al iPhone y Android. Pero eso es exactamente lo que los dispositivos como el R1 van a hacer en dos o tres años. Por el momento, ya está arrasando en ventas y ni siquiera está disponible todavía.

El R1 es un agente de inteligencia artificial, como un ChatGPT de bolsillo, pero que aprende de ti en perfecta simbiosis. Es el primero de muchos que están a punto de salir o en desarrollo, incluyendo un gadget que está siendo creado por Sam Altman —el fundador de OpenAI, responsable de ChatGPT— y Jony Ive, el ex-diseñador jefe de Apple y alma gemela de Steve Jobs.

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Es probable que el Rabbit R1 no destruya al iPhone, aunque ahora mismo está vendiendo decenas de miles de unidades sin promoción o una gran marca como Apple, Google o Samsung detrás. Jesse Lyu —su creador junto a la firma de diseño Teenage Engineering —una de las más influyentes del mundo— lo presenta modestamente como un ‘complemento’ a los teléfonos y los ordenadores actuales, una intención que quiere rebajar las expectativas de esta primera versión que contrasta con la estrategia de las Vision Pro, las gafas de realidad virtual que Apple dice traen la “era de la computación espacial” que no interesa a nadie más que a los fanáticos de la manzana.

La inteligencia artificial hecha 'carne'

Diga lo que diga Lyu, la realidad es que el Rabbit es definitivamente el heraldo de una nueva era, la más importante, la última etapa de la informática. Una era dominada no por teléfonos móviles, sino por dispositivos especializados que democratizarán la inteligencia artificial para todo el mundo y nos harán la vida más fácil.

Será la última porque estas máquinas traen el interfaz definitivo: la interacción natural y humana con la máquina. Es el ápex de una evolución que empezó cuando el teclado y el cursor de las terminales reemplazaron a las tarjetas perforadas para ser reemplazadas por el interfaz gráfico de usuario (GUI) del Macintosh, que a su vez acabó dominado por el iPhone y su pantalla táctil con aplicaciones que ahora utiliza todo pichichi en el planeta Tierra.

Dispositivos como el Rabbit eliminarán estas apps en favor de un nuevo interfaz general, una manera de comunicarse de forma natural que dará acceso a toda la información imaginable de forma inteligente, concisa, precisa. Este método para acceder a la información, al comercio y a los servicios que ofrece internet realmente facilitará la vida de todos y no requerirá conocimiento.

El R1 y otros dispositivos similares serán la expresión suprema de la inteligencia artificial que ahora solo podemos acceder por ChatGPT. La materialización del sueño de la inteligencia parlante de la ciencia ficción en ‘Star Trek’, ‘2001: Una odisea en el espacio’, o, en su expresión más realista, la película de Spike Jonze ‘Her’.

Un dispositivo modesto pero infinitamente poderoso

Físicamente, el R1 pesa 115 gramos, e incluye una rueda de desplazamiento presionable, una cámara que puede rotar y una pantalla táctil de 2.88 pulgadas. Funciona con un modesto procesador y apenas tiene memoria y almacenamiento.

Pero el hardware —a pesar de su atractivo diseño— es lo que menos importa del R1. Lo realmente importante es su sistema operativo, basado en un modelo de lenguaje natural, una inteligencia artificial que puede entenderte y está diseñado para aprender tus intenciones y comportamiento. Según Lyu, Rabbit es como un niño pequeño, observando lo que haces cuando lo sacas de la caja y aprende de ti.

Lyu sabe de lo que habla. En su día fundó Raven Tech, una empresa de dispositivos de inteligencia artificial para el hogar que fue comprada por el gigante chino Baidu en 2017 por 90 millones de dólares. Trabajando con Teenage Engineering (TE) —la icónica compañía de diseño sueca que comenzó diseñando sintetizadores y ha terminado fabricando otros productos de electrónica icónicos— creó el Raven H, un altavoz inteligente diseñado para Baidu que poco tiene que ver con el Apple Homepod o el Amazon Alexa.

Cómo funciona: lenguaje natural

El Rabbit R1 es infinitamente más ambicioso que el Raven H. Un dispositivo que tiene pantalla, pero está diseñado para no depender de las pantallas, tiene como objetivo principal es facilitar tareas cotidianas —desde pedir un taxi a comida a domicilio, pasando por realizar cualquier pregunta imaginable— sin depender de aplicaciones convencionales. Y eso lo hace aprendiendo de ti.

En teoría, Rabbit R1 te ‘observa’ cuando haces algo en tu teléfono por primera vez y, a partir de ese momento, sabe cómo hacerlo por su cuenta. Cuanto más tiempo estés con él, más cosas aprende, desarrollando un vínculo con el usuario como Scarlett Johansson lo hacía con Joaquin Phoenix en ‘Her’.

Su cerebro se llama Rabbit OS y su experiencia de usuario tiene poco que ver con lo que esperas de un teléfono inteligente.

Para empezar, la manera de interactuar con él es el lenguaje natural. Tiene un botón "Push-to-Talk" que activa el sistema operativo para escuchar lo que le digas. El resultado de tus peticiones, sean las que sean, se destila en tarjetas de información que aparecen en su pantalla táctil.

El R1 también puede realizar fotografías con una cámara giratoria que, según Rabbit Inc. proporciona privacidad porque solo activa su sensor cuando la giras para realizar una foto o tomar un ‘selfie’​​​.

El inicio de una revolución

La demanda por el Rabbit R1 es tan alta que la compañía con sede en Santa Mónica tuvo que anunciar una sexta ronda de pedidos preliminares para un nuevo lote de 50.000 unidades, después de que el último se vendiera por completo. Ese último lote también se ha vendido en tiempo récord. Comparado con las ventas de cualquier fabricante de teléfonos móviles, obviamente, esto es insignificante en términos absolutos. Sobre todo cuando tienes en cuenta que el R1 solo cuesta 199 dólares. Presentado en Las Vegas en la misma semana que el CES 2024, el R1 ha captado la atención de público y medios tecnológicos, a pesar de que Rabbit Inc no participó en la feria. Sólo lanzó un vídeo de presentación online (el video de lanzamiento del R1 lleva 4,9 millones de visualizaciones en solo dos semanas a la hora de escribir estas líneas).

Pero ni estos datos de ventas y vistas es importante. Tampoco es importante que Rabbit haya conseguido 36 millones de dólares de inversores de EEUU, Canadá y Corea del Sur. Lo realmente significativo es el hecho de que haya capturado la imaginación de tantas personas y todos los expertos en tan poco tiempo.

Su promesa —que en estos momentos es primitiva comparado con lo que vendrá en 2024 y 2025— es que trae una nueva era. El R1 es solo el primero de una nueva categoría de dispositivos de IA que está destinada a cambiar el mundo de forma aún más profunda que el iPhone original y que —me voy a mojar porque ya he acertado la mitad de la quiniela sobre el futuro de la IA— se va a imponer en el mundo en los próximos dos o tres años.