EEUU lleva décadas capturando naves y armas en secreto para llevarlas al Área 51

La semana pasada, dos fuentes de inteligencia de los Estados Unidos denunciaron que el Pentágono había recuperado “vehículos completos intactos y parcialmente intactos de origen no humano”, ocultándolos en secreto y de forma ilegal al Congreso de EEUU. No existen pruebas documentales o físicas que demuestren esas acusaciones pero, según la publicación militar The Warzone, sí que existe un programa secreto para la recuperación clandestina de vehículos que sería responsable de los hechos denunciados ahora bajo investigación por los congresistas norteamericanos.

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Según el prestigioso periodista militar Tyler Rogaway y su colega Joseph Trevithick, “estas actividades secretas son parte de un ecosistema más grande centrado en la recopilación de inteligencia mediante el examen, la ingeniería inversa y las pruebas de sistemas de armas y otros equipos de otros países a través de programas de Explotación de Material Extranjero (FME).” The Warzone afirma que “este extenso ecosistema de espionaje, perfeccionado durante casi un siglo de operaciones, vive en las sombras, pero sigue siendo una actividad indispensable que ha dado frutos una y otra vez.”

Operaciones clandestinas

Este programa de alto secreto del Pentágono ha capturado y analizado cientos de armas así como vehículos aéreos, terrestres y marinos de otros países durante décadas. Las fuerzas especiales y cuerpos de inteligencia americanos adquirían los vehículos tanto en accidentes como en acciones clandestinas de compra, espionaje y robo.

Un ejemplo ya desclasificado fue la misión ‘Have Doughnut’, un caza soviético MiG-21 Fishbed al que los Estados Unidos echó el guante en 1967. El periodista Thomas Newdick cuenta cómo el piloto iraquí Munir Redfa voló con aquel avión a Israel en 1966, después de que el Mossad le convenciera para desertar. El avión —al que los israelíes denominaron "007" en honor a su historia de espionaje digna de James Bond—pasó después a manos norteamericanas, que lo volaron y desmontaron para en la base secreta de Área 51, en Nevada, donde la leyenda cuenta que el Pentágono oculta restos de naves alienígenas, como denunciaron la semana pasada.

La CIA también ha estado envuelta en el programa, comprando sistemas de armas clandestinamente a través de terceros. The Warzone cuenta como en 1965 los americanos fueron capaces de obtener un prototipo del entonces nuevo helicóptero soviético Mi-8 dentro de una operación llamada Chuck Hole. “Según un documento desclasificado del Ejército de 1966, el costo de comprar el helicóptero en secreto estaba vinculado a 643.000 dólares en ese momento, lo que equivale a poco más de 6 millones de dólares en 2023 dólares”, afirman.

Otro ejemplo fue el interceptor Yak-28P capturado en Berlín Occidental durante la Guerra Fría, "uno de los aviones de combate más avanzados de la Unión Soviética en ese momento". El programa llegó a tener tantos aviones capturados que el Pentágono creó el Escuadrón de Pruebas y Evaluación de Alto Secreto 4477, encargado de volar y analizar aviones soviéticos y chinos capturados por diversos medios. Su base se estableció en Área 51.

La recuperación no se ha limitado a las naves aéreas. Como relatan documentos previamente secretos publicados por la CIA, los EEUU usaron un barco de rescate del multimillonario Howard Hughes llamado Hughes Glomar Explorer para recuperar clandestinamente el submarino hundido soviético K-129, de la clase Golf II, armado con misiles balísticos nucleares R-21. El Proyecto Azorian, como se denominó la operación, fue un éxito.

Espionaje militar

Obviamente, las operaciones clandestinas de los EEUU no son únicas. Este tipo de operaciones han sido una constante en la historia de la guerra y la inteligencia militar.

Anteriormente, durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania, EEUU y Reino Unido también capturaron aeronaves, navíos y armas enemigas para analizarlas con ingeniería inversa. Un extraño ejemplo: los alemanes capturaron un Spitfire británico que había tenido que aterrizar forzosamente en un campo de nabos de la isla de Jersey, entonces ocupada por los Nazis. Los alemanes repararon el legendario avión con el que los británicos les vencieron en la Batalla de Inglaterra, añadiendo un motor alemán DB 605A en vez del motor Merlin que habitualmente llevaba el caza.

Los soviéticos —que derribaron y recuperaron gran parte del avión espía U-2 pilotado por Gary Powers— y chinos también capturaron aeronaves norteamericanas en el pasado. Más recientemente, en 2011, Irán capturó un dron espía estadounidense RQ-170 Sentinel. Según la dictadura teocrática, lo analizaron para construir su propia versión (obviamente con una tecnología muy inferior porque Irán no tiene acceso a la misma electrónica de grado militar de los EEUU).

Pero hoy, con las denuncias sobre vehículos de origen no humano publicadas por los reporteros que ya expusieron en el New York Times la existencia de un programa confidencial para estudiar ovnis, las misiones clandestinas del Departamento de Defensa para capturar tecnología están en el ojo del huracán. Si realmente existen esas máquinas alienígenas, su recuperación y posterior análisis habría estado a cargo de una estructura en la sombra que lleva décadas en funcionamiento bajo el más absoluto de los secretos.