La ciudad donde se hace el iPhone se convierte en metropolis futurista

Considerada por muchos la Silicon Valley china, Shenzhen es uno de los centros financieros y tecnológicos más activos del planeta. La ciudad lleva cuatro décadas creciendo sin parar y sus nuevos edificios, diseñados mayoritariamente por arquitectos extranjeros, son la cara de esa imagen de país moderno, casi alienígena, en la que se ha instalado China desde hace años.

Está situada al suroeste de China, haciendo frontera al sur con Hong Kong, y en los últimos 40 años ha pasado de ser poco más que un pueblo de pescadores a tener una población que supera los 12 millones de habitantes. En esta ciudad de la provincia de Guangdong se encuentran las sedes internacionales de grandes empresas tecnológicas como Huawei, OnePlus, el gigante de internet Tencent o empresas como la que fabrica casi todos los iPhones de Apple.

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Jesús Díaz

Shenzhen es una de las ciudades más tecnológicas del mundo y lidera el ranking de las que cuentan con más transporte eléctrico. Están muy avanzados en el uso de taxis, autobuses y metros sin conductor y hasta sus prostíbulos están atendidos por robots sexuales.

Lamentablemente esa imagen de modernidad que quiere mostrar China se convierte en distopía si no se siguen las estrictas normas marcadas por el gobierno del país. La falta de transparencia del ejecutivo de Xi Jimping y su continuo desprecio por los derechos humanos la alejan de ser un referente internacional.

Levantando la nueva Shenzhen

El gobierno de la ciudad quiere equipararse en instalaciones culturales al resto de las grandes ciudades chinas y de paso pegarle un giro más moderno a su arquitectura. Con ese fin creó una iniciativa llamada Diez Instalaciones Culturales para la Nueva Era. Los estudios más prestigiosos del planeta como Zaha Hadid Architects, SANAA o Jean Nouvel han diseñado los próximos museos, centros culturales, auditorios o bibliotecas de la ciudad china.

A esta nueva tanda de edificios construidos con miles de millones de dólares de dinero público se suman otros que podrían convertir la ciudad en el escenario ideal para todos el cine de ciencia ficción que se haga de aquí en adelante. Aquí va una pequeña muestra de lo que habrá en Shenzhen —aunque el resto de China no se queda a la zaga.

El nuevo aeropuerto

La nueva terminal del Aeropuerto Internacional Bao’an de Shenzhen tiene 400.000 m2 y está pensado para acoger a 31 millones de visitantes al año. La terminal conectará los transportes aéreos y terrestres en un espacio, que según sus creadores, “celebra los holas y los adioses en un ambiente natural”.

Para los ganadores del concurso convocado por el aeropuerto de Shenzhen, el estudio Rogers Stirk Harbour + Partners que también es el responsable del diseño de la Terminal 4 del aeropuerto de Madrid, las líneas aerodinámicas y onduladas de su techo deberían recordar a la estela que deja el viento a su paso.

El Museo Marítimo

Este edificio, llamado Nubes sobre el Agua, tiene 100.000 m2 y está formado por una cadena de cúpulas semiesféricas de acero inoxidable pintado de blanco.

Sus creadores, el estudio de arquitectura japonés SANAA, aseguran que el espacio de la cúpula está diseñado con dos funciones: como una esfera de vidrio para introducir la luz natural y una esfera opaca para protegerse de ella.

El Museo Marítimo tendrá tres zonas de exposición principales situadas en torno a un gran vestíbulo y varios patios. La planta baja será un espacio abierto que permitirá a los visitantes pasear libremente admirando el entorno sin peligro de darse de boca contra una pared o una columna.

El Museo de Ciencias

Este edificio —que parece una nave alienígena que acaba de aterrizar en medio de la ciudad— está diseñado por el estudio de Zaha Hadid. Tiene 125.000 m2 y ofrece en su cara posterior una cascada de terrazas donde se mezcla el espacio al aire libre con las galerías de exposición y las aulas educativas.

Por dentro, el museo tendrá una planta en forma de U en cuyo interior habrá un gran atrio que facilitará la "orientación y navegación intuitiva". Unas largas zonas acristaladas permitirán a los visitantes disfrutar de vistas al interior.

El edificio será la pieza central de la ciudad de la ciencia de Guangming. Sus creadores aseguran que "el museo formará una ciudad de la ciencia de categoría mundial en la región, convirtiéndose en una institución de referencia que mostrará y reforzará la posición global de Shenzhen como centro líder en innovación y tecnología".

Shenzhen Bay Culture Park

Aunque lo que más llama la atención son esas enormes piedras en medio de un parque, este edificio, obra del estudio MAD, estará enterrado bajo tierra en su mayoría. Las piedras superiores son dos pabellones que acogerán distintos eventos, mientras que el edificio subterráneo estará dividido en dos partes: una será la Sala de Diseño Creativo y la otra el Museo de Ciencia y Tecnología de Shenzhen.

"Quiero crear una atmósfera surrealista para que las personas que la visiten, se relajen o hagan ejercicio, tengan la posibilidad de entablar un diálogo con el pasado y el futuro", asegura Ma Yansong, arquitecto chino y líder del proyecto.

El proyecto se levantará en un emplazamiento frente a la costa de Houhai, en el distrito de Nanshan de Shenzhen. Junto al espacio cultural también se construirá un rascacielos de 400 metros de altura.

El edificio de la ópera

La ópera diseñada por el famoso arquitecto francés Jean Nouvel, responsable de la extensión del Museo Reina Sofía, tendrá 220.000 m2, estará situada en la península de Shekou y tendrá vistas a la bahía de Shenzhen.

A parte de los escenarios principales el edificio contará entre otras cosas con un teatro multifuncional para 400 personas, espacios culturales para el público, apartamentos para los artistas y oficinas.

"El mar estará a la vez alrededor y sobre ti", asegura Nouvel. "Esto explica más claramente por qué el vestíbulo principal tiene que ser de un material noble, precioso y luminoso que habla del encuentro del mar con la música y la luz".