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La idea de Trump para curar el covid destapa un engaño científico: este catéter con luz
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Ahora, todos los miran con recelo

La idea de Trump para curar el covid destapa un engaño científico: este catéter con luz

Un grupo de científicos que intentaba reconvertir su proyecto para aprovechar el tirón del coronavirus ha visto cómo las declaraciones del presidente, y sus acólitos, lo han puesto en el foco

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump. (Reuters)
El presidente de EEUU, Donald Trump. (Reuters)

En octubre de 2019, el epidemiólogo, gastroenterólogo e investigador científico Ali Rezaie y sus colegas del Programa MAST del centro Cedars-Sinai presentaban en un congreso médico celebrado en Barcelona (la UEG Week) una solución que prometía cambiar las reglas del juego de la medicina utilizando rayos UV-A para acabar con diferentes virus y bacterias también dentro del cuerpo humano. Su proyecto era uno más, pues ni siquiera se había probado en humanos, pero lo que ninguno de ellos imaginaba era que unos meses después una pocas palabras de Donald Trump durante una pandemia global acabarían por destapar su caso como ejemplo del oportunismo científico y pondrían su idea en el punto de mira de millones de personas.

Quizás, eso sí, podrían haber pensado algo más en ello en marzo, cuando, con todo el mundo buscando como loco una solución para acabar con el temido coronavirus, este grupo decidió sumarse a la ola de investigadores que lanzaban ideas y buscaban financiación extra aprovechando la coyuntura del covid. Su idea, que hasta ese momento se centraba en matar bacterias intestinales con un catéter especial equipado con esta luz que se introducía por vía anal, se convirtió de repente en una solución para acabar con este virus en el sistema respiratorio. Tras llevar desde 2016 investigando el uso de UV-A (un subespectro de luz ultravioleta menos potente) en el aparato digestivo, optaron por lanzar su nuevo Healight.

Foto: El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. (Reuters)

A pesar de su repentino cambio (solo tardaron seis semanas en reajustar una tecnología que llevaban años investigando), tan bien fue el proceso que el 20 de abril consiguieron un acuerdo en exclusiva con una farmacéutica que cotiza en bolsa Aytu BioScience— para poder desarrollarlo y, llegado el caso, comercializarlo. Todo iba viento en popa, aunque estaban muy lejos de tener la solución final, sin levantar mucha polvareda, hasta que el 23 de abril a Donald Trump se le ocurrió mencionar algo similar a su proyecto.

En una ya célebre rueda de prensa, Donald Trump mencionó la posibilidad de inyectar algún tipo de desinfectante o rayos UV que acabasen con el virus también dentro del cuerpo humano, viendo que esas mismas herramientas estaban funcionando fuera del cuerpo. Poco tardaron estas declaraciones en hacerse virales, y en la búsqueda tanto de una explicación como de una justificación, muchos dieron con la idea de Rezaie, Pimentel y compañía. Mientras expertos y medios criticaban las palabras de Trump asegurando que no tenían ninguna base científica, sus seguidores encontraron en la nueva investigación del Programa MAST un elemento para arrojar contra los críticos, y viceversa.

Por un lado, 'influencers' pro-Trump como Scott Adams viralizaron un vídeo de la empresa en el que hablaban de su investigación, y por el otro la denuncia de una periodista de 'The New York Times' consiguió que el vídeo desapareciese de YouTube y Vimeo. Según las plataformas, el contenido iba contra las normas de la comunidad, al presentar como funcional una supuesta solución contra el coronavirus que no está ni aprobada, ni desarrollada ni nada similar. Incluso Twitter llegó a suspender por un pequeño periodo de tiempo la cuenta de Aytu BioScience, y esta 'censura' solo hizo que el caso llegase aún más lejos.

En el lado bueno de esta guerra para los investigadores vemos cómo la gráfica de la bolsa de Aytu BioScience, dueña de la patente del invento a nivel global, se ha disparado con la atención recibida estos días. Sus acciones valen, al cierre de este artículo, 2,02 céntimos, llegando muy cerca del punto más alto del año (conseguido a finales de marzo tras anunciar un acuerdo exclusivo con una compañía que importaba test rápidos). Pero en el lado malo, y lejos de la lucha política, vemos cómo, a pesar de que los investigadores principales se han separado de la ola política, muchos científicos han encontrado en su caso un ejemplo perfecto de oportunismo científico en tiempos del covid.

Oportunismo científico

A pesar de que la atención recibida ha ayudado a la visibilidad del proyecto, en realidad muchos expertos han levantado la voz al ver cómo un proyecto sin apenas base y que venía de un concepto totalmente diferente al problema del covid han reconducido todo para aprovechar esta bocanada de aire. Uno de ellos ha sido Leonid Schneider, un divulgador científico y biólogo molecular que ha escrito un gran reportaje en su blog desmontando la idea del Healight. Según Schneider, Aytu propone en su vídeo comercial introducir el Healight en la tráquea de pacientes con covid-19 bajo ventilación mecánica, donde este catéter especial iluminará los pulmones y destruirá todos los virus. Algo que él ve como una estupidez sin sentido.

"Normalmente, esta estúpida idiotez no sería tomada en serio por nadie. Pero en este caso hay algunos profesores estadounidenses detrás de la invención, lo que otorga credibilidad donde no debería haber ninguna", apunta el experto, que tilda a sus creadores de "charlatanes" y desacredita el cambio en el proyecto realizado en marzo. Y es que antes del coronavirus la idea era introducir el catéter por vía anal y acabar con las bacterias intestinales: toda la reinvención se hizo en seis semanas, en plena crisis del covid.

Schneider no está solo en su argumento sino que otros, como el cirujano y también divulgador David Gorski, también apoyan su idea. En su blog, Gorski explica que el único estudio realizado sobre su eficacia es un resumen de una conferencia de gastroenterología y asegura que "Healight simplemente no tiene sentido si se comprenden la anatomía y la fisiología básicas, así como el funcionamiento de los virus". "El hecho de que algunos médicos y un centro médico académico respalden un dispositivo dudoso no lo hace menos ridículo y, no se equivoque, Healight es dudosamente arriesgado", señala.

Ambos especialistas defienden la actuación de redes sociales como Twitter o YouTube y muestran una gran indignación al ver que empresas y centros más o menos serios puedan defender algo así. "Twitter y YouTube estaban perfectamente justificados para eliminar los vídeos de Aytu", apunta Gorski.

Medios como 'Político' también se han hecho eco de la historia y explican que el comunicado de prensa realizado por Aytu BioScience tras el acuerdo con los investigadores estaba repleto de amplias advertencias legales. Estas dejaban claro que las declaraciones a futuro que indiquen entusiasmo eran "solo predicciones y están sujetas a riesgos e incertidumbres que podrían causar que los eventos o resultados reales difieran materialmente".

Tras lo ocurrido con Trump, el centro Cedars-Sinai ha tenido que lanzar un comunicado en el que un portavoz asegura que la tecnología está en la fase preclínica: "La tecnología no se ha probado ni utilizado en pacientes". En cuanto a la posible relación con la FDA que mencionan en el comunicado difundido en el momento del acuerdo, la agencia estadounidense no ha querido pronunciarse, mientras que Aytu BioScience sostiene que "la compañía está colaborando con el equipo de investigación de Cedars-Sinai y la FDA para determinar un proceso regulador acelerado para permitir el uso a corto plazo de la tecnología inicialmente como una intervención de coronavirus para pacientes intubados críticos".

Por su parte, el CEO de Aytu BioScience, Josh Disbrow, también se ha pronunciado en un artículo de opinión en 'The Wall Street Journal', y lo ha hecho intentando separar todo el proyecto de Healight de la pelea política y denunciando lo ocurrido en las redes sociales. "Desafortunadamente, la emoción visceral del conflicto político atrae muchos más clics y mejores calificaciones que el metódico mundo de la ciencia", apunta.

Para finalizar, por si ya todo esto no es suficientemente rocambolesco, el último punto lo pone la Casa Blanca. Después de todo lo organizado, nadie ha confirmado ni desmentido si Trump pudo leer algo sobre el proyecto de Aytu BioScience antes de su declaración. Cuando el medio TPM preguntó si Trump realmente se refería a la tecnología del catéter de luz ultravioleta, un portavoz de la Casa Blanca dijo, simplemente: "No sé la respuesta a esa pregunta".

En octubre de 2019, el epidemiólogo, gastroenterólogo e investigador científico Ali Rezaie y sus colegas del Programa MAST del centro Cedars-Sinai presentaban en un congreso médico celebrado en Barcelona (la UEG Week) una solución que prometía cambiar las reglas del juego de la medicina utilizando rayos UV-A para acabar con diferentes virus y bacterias también dentro del cuerpo humano. Su proyecto era uno más, pues ni siquiera se había probado en humanos, pero lo que ninguno de ellos imaginaba era que unos meses después una pocas palabras de Donald Trump durante una pandemia global acabarían por destapar su caso como ejemplo del oportunismo científico y pondrían su idea en el punto de mira de millones de personas.

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