El éxito de Bill Gates contado por él mismo: así ha conseguido su fortuna
El fundador de Microsoft ha revelado que la aplicación de una filosofía de trabajo le ha ayudado a acertar en sus decisiones. Eso sí, asegura que no es "una fórmula mágica"
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Entre 1995 y 2017, Bill Gates acabó el año como el hombre más rico del mundo en 19 ocasiones. De hecho, solo Warren Buffett y Carlos Slim lograron superarle tres veces durante ese período (2008, 2010 y 2013), lo que fundamentalmente se debió a diversos cambios en la cotización de sus activos y a la transferencia de decenas de miles de millones de dólares hacia la fundación que dirige.
Conviene recordar que Bill Gates dejó de ser el CEO de Microsoft en el año 2000 y que abandonó dos décadas después su puesto en la junta directiva de la compañía que fundó junto a Paul Allen. Sin embargo, nada de esto supuso un grave deterioro de las arcas del magnate, que según la revista Forbes es, actualmente, la séptima persona más rica del planeta, con una fortuna valorada en algo más de 111.000 millones de dólares. De esa cifra, “solo” el 30 % procede del paquete accionarial que todavía conserva de Microsoft.
Pero ¿cuál es la clave que ha permitido a Bill Gates fundar una de las mayores compañías tecnológicas de las últimas décadas y seguir incrementando su fortuna después de abandonarla? Según describe el escritor Morgan Housel en su libro Lo que nunca cambia, todo se basa en la puesta en práctica de una filosofía pragmática denominada “optimismo racional”, la cual se caracteriza por el equilibrio entre la esperanza y la positividad y la preparación ante posibles dificultades.
¿En qué consiste el optimismo racional de Bill Gates?
Para entenderlo, solo hay que echar un vistazo al proceder habitual de Bill Gates cuando todavía dirigía Microsoft. Por ejemplo, aunque sabía que su software era el predominante a nivel mundial, era consciente de que las fluctuaciones del mercado podían comprometer su viabilidad. Por ello, en los años de mayor bonanza creó un fondo de emergencia equivalente a un año de salario de sus empleados. De este modo, pudo tomar decisiones estratégicas arriesgadas a largo plazo sin comprometer la seguridad financiera de la empresa.
Este optimismo racional también queda patente en el modo en el que Bill Gates invierte su dinero. Según él mismo ha declarado, siempre adopta estrategias a largo plazo a tenor de las tendencias del mercado. Eso sí, diversifica sus inversiones para minimizar riesgos. Este es el mismo proceder que sigue a la hora de gestionar la Fundación Gates, que acomete cientos de proyectos en todo el mundo.
Como él mismo ha dicho, la adopción de esta filosofía empresarial y financiera le ha permitido tomar mejores decisiones durante su carrera y fortalecer su resiliencia ante las adversidades. También le ha ayudado a sentirse más motivado, incluso cuando Microsoft se convirtió en una big tech. En cualquier caso, asegura que no es “una fórmula milagrosa” y que requiere de mucho esfuerzo y constancia para alcanzar el éxito.
De las palabras de Gates puede deducirse que la clave de su éxito ha estado en la búsqueda del equilibrio entre el pragmatismo y el optimismo. Él siempre ha sido consciente de los desafíos y riesgos a los que se enfrentaba Microsoft, pero nunca ha pensado que no fuese capaz de superarlos. De esta forma, consiguió incrementar sus posibilidades de éxito sin asumir riesgos demasiado altos.
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Entre 1995 y 2017, Bill Gates acabó el año como el hombre más rico del mundo en 19 ocasiones. De hecho, solo Warren Buffett y Carlos Slim lograron superarle tres veces durante ese período (2008, 2010 y 2013), lo que fundamentalmente se debió a diversos cambios en la cotización de sus activos y a la transferencia de decenas de miles de millones de dólares hacia la fundación que dirige.