Así es el interior del Dassault Falcon 7X, el avión de más de 50 millones de euros que utiliza Taylor Swift

• Taylor Swift roba el 'show' a su novio Travis Kelce al hacer esto en la Super Bowl 2024
• Taylor Swift hace historia en los Grammy al ganar con 'Midnights' su cuarto galardón por el mejor álbum del año

Últimamente se está hablando mucho sobre los vuelos privados de la popular cantante estadounidense Taylor Swift. Hace unos días, la artista voló desde Tokio, donde había dado unos conciertos, hasta Los Ángeles en un viaje privado organizado por la aerolínea VistaJet, que ofrece este tipo de servicio a millonarios, y desde la ciudad californiana utilizó ya uno de los aviones que tenía en propiedad para desplazarse hasta Las Vegas, donde asistió a la Super Bowl para ver jugador a su novio Travis Kelce, cuyo equipo Kansas City Chiefs se proclamó campeón. Además del de ella, más de mil aviones privados aterrizaron en la ciudad de Nevada para la Super Bowl.

Con motivo de su largo viaje, muchos internautas han recordado que durante los últimos años Swift también ha hecho uso de jet privado para numerosos trayectos más cortos, incluyendo algunos que podrían hacerse en media hora o una hora de coche, y todo esto ha suscitado un debate social sobre la contaminación que producen personas ricas como ella con un uso excesivo y a veces poco justificable de los aviones personales.

TE PUEDE INTERESAR

El Falcon de Taylor Swift es la última obsesión de medio internet y hasta un asunto de Estado

M. Mcloughlin Gráficos: Emma Esser

De hecho, hace un par de años Yard publicó un artículo con un ranking con los famosos que más CO2 emitían con sus vuelos privados, y Taylor Swift estaba en el primer puesto: según esa información, en apenas medio año había volado 170 veces con este tipo de jets. Desde entonces, ha seguido utilizando con frecuencia sus aviones particulares, aunque no tanto como en aquella época (posiblemente redujo la actividad a raíz de la polémica inicial), y cuentas de redes sociales como @SwiftJetNextDay y @Jxck_Sweeney han ido detallando cada viaje usando datos públicos.

El joven estudiante Jack Sweeney, cuyo padre es técnico de American Airlines, conoce bien los sistemas de seguimiento de vuelos y ha sido especialmente prolífico en esta tarea. De esta manera, quiere visibilizar la huella de carbono que producen así los millonarios, habiendo rastreado también los vuelos de otros como Elon Musk, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg o Bill Gates.

En respuesta a ello, los abogados de Swift enviaron hace poco una carta a Sweeney, señalando que al difundir estas informaciones ponían en peligro la integridad de la artista ante posibles acosadores que podían así conocer su ubicación. Pero esto solo ha conseguido encender aún más la polémica en redes, aunque ahora se ha sabido que Taylor Swift vendió hace poco uno de sus aviones personales. Eso sí, aún le queda otro.

Dassault Falcon 7X, el avión de Taylor Swift

Según las informaciones de varios medios estadounidenses, Taylor Swift vendió a finales de enero su avión Dassault Falcon 900, que poseía desde 2009. Uno de esos aviones, cuando son nuevos, pueden costar 44 millones de dólares (unos 41 millones de euros), pero se especula que, al estar ya tan usado, podría haberlo vendido por unos 7 millones.

Pero aún tiene otro avión más grande y más caro: un Dassault Falcon 7X, un modelo de 23 metros de longitud cuyo precio puede alcanzar la mareante cifra de entre 54 y 60 millones de dólares. En el siguiente vídeo podemos ver en detalle este avión que aún posee Taylor Swift, y comprobar que su interior está plenamente equipado con todo tipo de comodidades y lujos. Lo grabó la youtuber @Crishya en un viaje que hizo de Miami a Niza, y mostró a fondo cómo es la experiencia de volar en este tipo de avión.

Al menos de momento, parece que Swift mantiene la propiedad de este vehículo aéreo, y está por ver el uso que le da durante los próximos meses tras intensificarse toda esta polémica. Si nada lo impide, rastreadores como el joven estudiante Jack Sweeney seguirán tras sus pistas para analizar su huella de carbono.