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La primera misión privada de la NASA a la Luna fracasa: ¿por qué no podrá aterrizar?
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Solo unas horas tras el despegue

La primera misión privada de la NASA a la Luna fracasa: ¿por qué no podrá aterrizar?

Es prácticamente imposible que Peregrine alcance su objetivo principal. Eso sí, los técnicos responsables de la nave están tratando de alcanzar algunos propósitos secundarios

Foto: Una imagen del despegue de la misión PM1 de Astrobotics y la NASA (EFE/Cristóbal Herrera-Ulashkevich)
Una imagen del despegue de la misión PM1 de Astrobotics y la NASA (EFE/Cristóbal Herrera-Ulashkevich)

El 8 de enero de 2024, a las 2:18 horas (8:18 horas en España), la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral, Florida, vivió un momento histórico: el primer intento de la NASA de volver a tocar la superficie de la Luna. Para ello, la agencia estadounidense utilizó el módulo Peregrine desarrollado por la compañía privada Astrobotics. El cohete empleado para su lanzamiento fue un Vulcan Centaur de la empresa United Launch Alliance (ULA). Al principio, todo parecía ir a la perfección, pero las cosas no tardaron en torcerse.

La Peregrine Mission One (PM1) tenía previsto realizar el descenso de la nave robótica Peregrine hasta la superficie lunar el 23 de febrero. En concreto, planeaba tomar contacto con el satélite en un valle de lava llamado Sinus Viscositatis. Sin embargo, todo parece indicar que finalmente no será así. Conviene recordar que hace más de 51 años de la última vez que la NASA, todavía como parte del programa Apolo, consiguió llegar a la Luna.

Pocas horas después de efectuar el lanzamiento, Astrobotics se vio obligada a emitir varios comunicados en los que hacía referencia a “una anomalía que imposibilita dirigir los paneles solares hacia el Sol de forma estable”. ¿El motivo? Una avería en el sistema de propulsión. Es más, poco tiempo después, la compañía publicó otro informe en el que hablaba de que la nave estaba perdiendo “cantidades críticas de combustible”.

El combustible almacenado en la nave era clave para realizar un descenso suave a la superficie lunar por parte de la nave Peregrine, que tiene unas dimensiones de 2,5 metros de ancho y 1,9 metros de largo. Por tanto, su pérdida conllevará con casi total seguridad que no pueda realizarse un aterrizaje de forma segura, por lo cual los ingenieros de Astrobotics tienen prácticamente descartada la opción de intentarlo.

Objetivos alternativos

A pesar de este inconveniente, desde Astrobotics aseguran que la PM1 es “un paso más para volver a llevar humanos a la Luna” y que, a pesar de que están trabajando en estabilizar la pérdida de combustible, han decidido “priorizar la ciencia y los datos que podemos capturar”. Por ello, “nos encontramos evaluando qué perfiles de misión alternativos son plausibles en este momento”.

En este sentido, la compañía recuerda que Peregrine aloja en su interior cinco instrumentos científicos destinados a estudiar el ambiente existente sobre la superficie lunar con el propósito de obtener datos valiosos que permitan acondicionar las misiones tripuladas que la NASA y otras agencias han planeado para los próximos años.

El 8 de enero de 2024, a las 2:18 horas (8:18 horas en España), la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral, Florida, vivió un momento histórico: el primer intento de la NASA de volver a tocar la superficie de la Luna. Para ello, la agencia estadounidense utilizó el módulo Peregrine desarrollado por la compañía privada Astrobotics. El cohete empleado para su lanzamiento fue un Vulcan Centaur de la empresa United Launch Alliance (ULA). Al principio, todo parecía ir a la perfección, pero las cosas no tardaron en torcerse.

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