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Este italiano ha resucitado el fenómeno de 'Callejeros' en internet: "Creen que soy secreta"
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"CUBRO UN HUECO QUE NO SABÍA QUE EXISTÍA"

Este italiano ha resucitado el fenómeno de 'Callejeros' en internet: "Creen que soy secreta"

En un año, Zazza El Italiano ha pasado de servir cócteles en Barcelona a convertirse en todo un fenómeno en YouTube. Allí se dedica a enseñar barrios peligrosos o estigmatizados de una forma muy similar al mítico programa de Cuatro

Foto: Zazza El Italiano visitando el barrio de Corea, en Palma. (YouTube/Zazza El Italiano)
Zazza El Italiano visitando el barrio de Corea, en Palma. (YouTube/Zazza El Italiano)
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"Pareces un policía". Da igual que sea un barrio en Barcelona, Sevilla o Palma, esa es siempre una de las frases con la que se topa Zazza El Italiano. Su complexión corpulenta y su corte de pelo de estilo militar, sumados a su ya icónico chaleco, son también parte de su juego. "Soy el perfil clásico de un secreta", bromea este creador de contenido, de 31 años, que en apenas un año ha conseguido acumular medio millón de suscriptores en YouTube y toda una legión de fans acérrimos. Lo ha conseguido tras haber visitado lo que él mismo define como "los barrios más peligrosos del mundo", aunque por ahora España —a la cola de criminalidad en Europa— ha sido su principal escenario. En realidad, es la resurrección del formato del famoso programa de TV Callejeros, pero adaptada al mundo de internet.

"La decisión de grabar barrios peligrosos era más por desesperación que por ganas. No me apetecía meterme en la situación más peligrosa posible", cuenta Federico Zompichiatti, nombre real de Zazza El Italiano, en conversación con El Confidencial. Su historia como youtuber comenzó cuando llegó la pandemia y, con ella, la crisis de los 30. Tras acabar sus estudios de Comercio Internacional, este joven de Údine se había mudado a Barcelona para trabajar como coctelero y, pasado un tiempo, quiso probar suerte con las redes sociales. "Pasé ocho meses haciendo retos, cosas divertidas, también un poco estúpidas… Pero fue un auténtico desastre", reconoce.

Foto: Alfonso, más conocido como Cocituber, con una torre de torreznos. (Cedida)

Fue ahí cuando se le ocurrió "buscar adrenalina" en barrios y zonas consideradas peligrosas o, simplemente, estigmatizadas. "Hice un viaje de tres meses por Albania, Rumanía, Italia, México, Francia y Montenegro para empezar a grabar", relata. En esas, subió un fragmento de su visita al Raval a TikTok, se hizo viral y catapultó su canal. Después, Ibai Llanos reaccionó a uno de sus vídeos y sus visitas se dispararon. "El canal crece muy rápido y eso quiere decir que hay un interés en algo que no se estaba haciendo antes. Estoy cubriendo un hueco que no sabía que existía. Ha sido pura casualidad", asegura.

Solo ha pasado un año desde que subió su primer vídeo, una visita a un búnker abandonado en Albania, pero desde hace meses se dedica profesionalmente a crear contenido en YouTube. "No voy a decir números, pero gano bastante más que cuando era coctelero", cuenta al respecto, detallando que la mitad del dinero viene de la monetización en la plataforma de vídeo y la otra mitad de patrocinios. "TikTok paga cantidades ridículas. Unos 100 euros desde que empecé. La diferencia entre plataformas no tiene ningún sentido", critica.

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Zazza El Italiano. (Cedida)

Aunque alaba las tarifas que tiene YouTube frente a la competencia, también reconoce que le da algún quebradero de cabeza. "Al tocar temas como drogas, prostitución o criminalidad, suelen desmonetizar algunos vídeos. Si no lo hicieran, calculo que podría ganar un 40% más, porque hay empresas dispuestas a pagar mientras haya visualizaciones, pero YouTube tiene sus normas", asume, ya que es un tipo de contenido del que, sencillamente, no puede prescindir.

El Callejeros de YouTube...

Los vídeos de Zazza El Italiano, que se estrenan cada domingo a media tarde, siempre comienzan de la misma forma. Zazza aparece andando de camino al barrio en cuestión, mientras se graba a sí mismo y da algunos datos de contexto sobre la zona, como el nivel de estudios, la pobreza o la composición étnica. Después, se adentra en las calles y, como si fuera un videojuego en primera persona, comienzan a aparecer historias y personajes. Es cierto que este modelo ya lo habían iniciado antes otros creadores de contenido en España, como BCN A pie de calle u Óscar El Domi, aunque con cifras más modestas. De hecho, él se había fijado en otros perfiles, más internacionales, como Kurt Caz o Bald and Bankrupt. "He mezclado cosas de ambos", cuenta.

Sea como sea, el carisma de Zazza juega la principal baza. Salvo en ocasiones contadas, lo normal es que le baste intercambiar unas pocas frases para ganarse a los desconocidos. Es algo que se acaba trasladando al otro lado de la pantalla, donde no ha parado de ganar adeptos. ¿Por qué gusta tanto? Él tiene clara la respuesta: "La gente se enamora de la personalidad del creador. Soy un italiano que habla español con un acento muy marcado. Además, llevo un chaleco que en realidad es de pesca y me lo pongo solo para llevar el micrófono y las baterías, pero que se ha acabado convirtiendo en un símbolo. Parecer un policía hace más divertido que me meta en una situación peligrosa. De todos modos, el 90% de estas cosas no estaban planeadas, he tenido esa suerte".

Cuando llega, explica, hay tres tipos de reacciones. La primera de ellas es recibirlo con los brazos abiertos y que entre literalmente hasta la cocina. "Hay muchos niños que saben que van a salir en TikTok y se ponen locos". Después, hay quien prefiere no salir. "Saben que lo va a ver mucha gente y, entre ella, también policía", recalca. Por último, está aquellos que piden algo a cambio. "Como eres conocido, te piden pasta por enseñar algo. En dos o tres ocasiones, y he hecho 70 episodios, he tenido que pagar cantidades muy pequeñas, por debajo de los 150 euros, así que es algo que pasa poco. Cuanto más allá vaya, más ocurrirá y es normal, porque, si pueden rascar de algún lado, lo hacen".

¿Cómo se prepara antes de entrar a cada barrio? "Normalmente, estoy una hora en el baño, porque tengo un dolor de estómago por culpa de la tensión y el miedo, aunque era más al principio", reconoce Zazza, que asegura que en el 70% de sus vídeos actúa por su cuenta y riesgo. "En el resto, voy con alguien que me ha contactado o busco a alguien que me ayude a entrar. Cuando fui a las Tres Mil Viviendas, en Sevilla, me bajé del autobús y me di cuenta de que era imposible entrar solo. Ahí me busqué un contacto", relata el youtuber, que asegura que lleva consigo "un instrumento de defensa", pero prefiere no dar detalles.

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Zazza El Italiano. (Cedida)

Una vez dentro, no lleva prácticamente nada de valor. "Voy con el efectivo justo, 20 o 30 euros, por si me piden dinero para hablar, necesito comprar agua o pagar algún taxi para salir corriendo. También llevo un móvil de 30 euros con una SIM y WhatsApp. Si a las dos horas de entrar no he dicho nada a ciertas personas, les pido que estén más atentos, porque igual he tenido algún problema, pero también puede que me haya entretenido grabando. De todos modos, si me quieren hacer daño, lo tienen fácil", admite.

... Y el Callejeros de la televisión

Para cualquiera que viera la televisión española en la primera década de los 2000, es imposible ver un vídeo de Zazza El Italiano y no pensar en Callejeros, programa de Cuatro que dejó de emitirse hace ya casi una década. "Las personas que entrevistaban son personas muy parecidas, pero solo he visto tres o cuatro programas", se limita a comentar Zazza, que no conoció este programa hasta que le avisaron sus seguidores. "Es muy callejero", reconoce Esther Vicente, reportera del programa de Cuatro en su última etapa, entre 2009 y 2014, cuando tuvo un final abrupto. "Me recuerda mucho a lo que hacíamos, porque los escenarios son casi los mismos y se acerca a las personas de forma parecida. Es un formato estupendo, pero distinto. Nosotros hacíamos contenido para una televisión nacional los viernes en prime time hace más de 10 años, y esto va enfocado a redes sociales, con un lenguaje muy diferente".

¿Por qué triunfó tanto aquel programa, aparentemente más sencillo que cualquier producción televisiva? Vicente aporta varias razones: "Nunca se había hecho aquello de que llegara un periodista a una barriada con una cámara. Además, por parte del espectador, era la primera vez que podía acceder a sitios donde no se atrevía a ir y, seguramente, donde nunca iba a estar. También estaba el punto de vista de la persona que está en la barriada, porque era gente que necesitaba ser escuchada y nunca se había parado nadie a hacerlo. Se generó un formato muy verdadero".

"Cuando empezamos, recuerdo que en muchos sitios se nos quedaban mirando porque no era normal que fuera alguien allí con una cámara, pero luego estaban encantados de hablar contigo. Cuando nadie conocía Cuatro, decían que éramos 'los del canal de Gabilondo", recuerda Alejandra Andrade, una de las caras más recordadas de Callejeros —fue quien descubrió al icónico Ramón de Pitis—, donde estuvo desde el primer programa hasta la penúltima temporada. "Nosotros íbamos desde La Moraleja hasta Las Barranquillas para contar historias y tratábamos igual a un multimillonario que a un cura o un yonki".

"Para entrar en un barrio complicado, la única llave que existe es el respeto, la empatía y no juzgar lo que estás viendo. Esa es la similitud fundamental entre Callejeros y Zazza, pero la diferencia es que da su opinión, que era algo que no hacíamos nosotros", coincide Vicente. "Nos quedábamos un paso atrás porque buscabas la historia, pero Zazza también se hace parte de ella, que era algo que pasaba más en Callejeros Viajeros. Cuando entras en una historia, te haces protagonista".

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Zazza El Italiano. (YouTube)

No es la única diferencia que ve con el formato televisivo. "Me parece valiente y arriesgado que alguien coja una cámara para contar esas historias. Nosotros siempre íbamos dos personas, una para centrarse en la imagen y otra al contenido. Además, es algo que ayuda a enfrentarte a una situación comprometida", dice Vicente, que recuerda que los rodajes duraban una semanas, mientras que Zazza apenas necesita unas horas. "Hacíamos una especie de presencia anterior para que se supiera que estábamos ahí y hablábamos con la gente para no provocar un conflicto. Había una preparación, pero no desde la redacción, sino desde el lugar", aclara.

Sea como sea, es un formato que tuvo y tiene detractores, que critican que este contenido supone hacer una suerte de pornografía de la pobreza. "No se buscaba el morbo ni que fuera polémico, había mucho de denuncia social, además de asuntos que no aparecieron en televisión hasta entonces", incide Andrade, algo en lo que coincide Vicente: "No creo que hubiera pornografía de las desgracias, porque era escuchar a quien tenía historias que contar y, gracias a eso, había veces en las que aparecían soluciones, porque son situaciones invisibles si no. Si no querían contar, siempre se les respetaba. Callejeros era amable y querido, no generaba controversia, como ha pasado con programas posteriores".

Foto: Ramón García con Ibai Llanos. (Twitch).

Zazza comparte la misma opinión que las exreporteras de Callejeros. "Es cierto que hay morbo en ver lo que hace tu vecino, pero eso ocurre tanto si sufre como tú como si tiene una villa gigantesca. Es absurdo decir que es pornografía social, porque es como decir que un fotógrafo de guerra hace también eso... Tío, es la realidad. Yo muestro una fotografía de la hora a la que entro dentro, y eso no quiere decir que ese barrio sea siempre así", argumenta el youtuber, que también ha recibido esas mismas críticas. "Decir que estoy abusando de estas personas para ser famoso y esas chorradas me parece estúpido. Nunca exagero ni le digo que me digan o me enseñen algo. Yo solo pongo una cámara".

"Sé que nadie me va a hacer daño"

Ahora bien, ¿es lo mismo visitar un barrio con una cámara siendo un perfecto desconocido que convertido en el youtuber de moda? "Desde verano, unos cuatros meses después de empezar, no he ido a ningún barrio donde no sepan quién soy. En España, la mayoría de personas que aparecen son de etnia gitana y tienen familiares por todas partes. Si yo te grabo en las Tres Mil de Sevilla, es probable que tengas un primo en La Mina de Barcelona o en La Tafalera de Elda, así que la voz se mueve rápido", reconoce Zazza, que se sincera al respecto: "Ahora ya no es lo mismo. Sé que prácticamente nadie me va a hacer daño, porque saben que, si me tocan, se va a hablar de eso, y no les interesa. Me gustaría que fuera más real. Si entras, y de verdad es probable que te roben y te peguen, quiero ver si ocurre eso. Ahora lo que veo es como una película, no toda la realidad".

En cualquier caso, las exreporteras de Callejeros minimizan también la imagen que muchos puedan tener a la hora de exponerse al riesgo. "En España no hay sitios tan peligrosos como para necesitar protección, como sí me ha pasado en América Latina. Yo en España iría a cualquier sitio tranquila, ¿qué te van a hacer? Un compañero, David Moreno, decía que correr no, pero andar rapidito muchas veces, aunque nunca pasé miedo", apunta Andrade.

Por su parte, Zazza asegura que la peor experiencia que ha tenido fue en Francia. "En La Citè des 4000 tuve que irme corriendo porque me estaban persiguiendo. Eran personas de dos metros que daban miedo. No son simpáticos y abiertos como los gitanos. Fue la primera vez que sentí las piernas temblar", relata, aunque también ha tenido algún episodio en España en el que le han intentado robarle la cámara. "En la Cañada Real fue la única vez que tuve que esconderme la cámara en el chaleco y en Palmilla, en Málaga, intentaron robarme y apareció la Policía y los pillaron... Toda una movida, tiene que salir el vídeo aún".

Es lo que ha hecho que ahora vaya a estar unas semanas preparando contenido en varios países americanos, desde Argentina a Estados Unidos. De momento, en esos vídeos va a desaparecer su icónico chaleco y ya se ha buscado contactos locales para entrar a determinadas zonas. "Allí no me juego un puñetazo o un grito, porque me pueden disparar desde una ventana. Hay un límite que no quiero superar", reconoce.

"Pareces un policía". Da igual que sea un barrio en Barcelona, Sevilla o Palma, esa es siempre una de las frases con la que se topa Zazza El Italiano. Su complexión corpulenta y su corte de pelo de estilo militar, sumados a su ya icónico chaleco, son también parte de su juego. "Soy el perfil clásico de un secreta", bromea este creador de contenido, de 31 años, que en apenas un año ha conseguido acumular medio millón de suscriptores en YouTube y toda una legión de fans acérrimos. Lo ha conseguido tras haber visitado lo que él mismo define como "los barrios más peligrosos del mundo", aunque por ahora España —a la cola de criminalidad en Europa— ha sido su principal escenario. En realidad, es la resurrección del formato del famoso programa de TV Callejeros, pero adaptada al mundo de internet.

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