Confinados hasta llegar al 25%: las claves de la vacunación según ingenieros de NY
Un simulador de la Universidad de Nueva York indica que el virus se expande igual en las primeras etapas de vacunación. Con un 60-70% se puede pensar ya en inmunidad de grupo
Vamos a alcanzar el pico de la tercera ola de covid-19, quizá más infecciosa que la primera, sin que el efecto de las vacunas sea relevante. Es decir, el coronavirus y sus distintas mutaciones nos están ganando la carrera y la tasa de infectados y fallecidos seguirá disparada a pesar del proceso de vacunación. Solamente cuando un 20-25% de la población haya recibido la vacuna veremos algo de luz en esta guerra y las cadenas de contagio se empezarán a romper. Eso nos puede llevar varios meses, así que hasta entonces la única forma de controlar el virus es el aislamiento social estricto y el uso de mascarilla.
Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores de la Escuela de Ingenieria Tandon de la Universidad de Nueva York (NYU), a través de una plataforma de simulación muy detallada que predice tasas de infección y mortalidad en base a la movilidad en una población concreta. Los ingenieros de la NYU escogieron New Rochelle, una ciudad de 80.000 habitantes al norte de Nueva York, para hacer sus ensayos. Perfilaron la ciudad a todos los niveles y han hecho cientos de pruebas con distintos parámetros. El simulador es de código abierto y puede ser utilizado por cualquier ciudad o región del mundo para prever la evolución de los contagios en base al ritmo de vacunación y el nivel de restricciones.
Según la NYU, una tasa de vacunación pequeña no es capaz de aplanar la curva de infectados
Lo primero que han descubierto es que una tasa de vacunación pequeña, del 5-10%, no es capaz de aplanar la curva de infectados y que, por lo tanto, hay que aplicar medidas drásticas como confinamiento y cerrojazo económico si los contagios escalan, como está ocurriendo estos días en España. A partir del 25%, las cosas comienzan a cambiar claramente, hasta llegar a una tasa óptima de vacunados del 60-70%. Es a partir de entonces cuando se puede empezar a soñar con la inmunidad de grupo y la relajación de las medidas más drásticas y dañinas económicamente. "La rotura de las cadenas de contagio es lineal, pero sí vemos un cambio notable a partir del 25% de vacunados. Con un 2% vacunado, por ejemplo, el impacto es mínimo", explica Maurizio Porfiri, investigador responsable del proyecto, a este diario.
Según el Gobierno, España alcanzará el 70% de vacunados a finales de verano, si bien necesitará multiplicar el ritmo diario de vacunación para cumplir esa fecha. Actualmente, el porcentaje de inmunizados es algo superior al 2% de la población, según la página oficial del Ministerio de Sanidad.
Ancianos primero, ¿y luego quién?
Lo segundo que han descubierto los ingenieros de la NYU es llamativo: el modelo muestra que da igual a quién se vacune primero. Vacunar antes al personal sanitario, a grupos de riesgo o a personas tomadas al azar apenas modifica las tasas de mortalidad e infección. Solo hay una excepción: la mortalidad sí baja cuando se vacuna primero a los ancianos, según muestran todas las simulaciones; pero más allá de eso, la elección de quién va primero es debatible.
Así lo explica Porfiri: "No vemos un variación significativa vacunando primero al personal sanitario o a los auxiliares de geriatría o haciéndolo con personas al azar. Con ningún grupo de riesgo, salvo los ancianos, la mortalidad varía demasiado. Sin embargo, se trata de un simulador con sus limitaciones. Es obvio que si todos los sanitarios están infectados, el hospital no funcionará y habrá un perjuicio social grande. Lo mismo ocurre con los profesores. Vacunar antes al personal de riesgo, pues, parece acertado. Lo que demostramos es que la elección de a quién se vacuna antes no tiene incidencia en las cadenas de contagio".
"La elección de a quién se vacuna antes no tiene incidencia en las cadenas de contagio"
Si bien todos los países han optado por vacunar primero a sus ancianos y a su personal sanitario, seguidos después por trabajadores esenciales, hay casos contrarios como el de Indonesia, donde el Gobierno ha optado por vacunar primero a las personas en edad de trabajar ya que son las principales transmisoras del virus. El simulador de la escuela Tandon señala que, más allá de los ancianos y del personal sanitario, todo es debatible. ¿Por qué una persona sin patologías de 65 años debe vacunarse antes que una persona de 35 con diabetes? Si nos centramos en los números, tendrían el mismo derecho y, sin embargo, es probable que las personas de entre 60 y 70 años tengan una ligera prioridad sobre personas con comorbilidades como diabetes tipo 2, obesidad, cardiopatías y otras enfermedades crónicas.
"Hay dos maneras de establecer prioridades de vacunación: ya sea usando modelos basados en la dinámica de infección, para lograr el mayor impacto; o bien usando criterios de beneficio/riesgo, basados en consideraciones éticas. Esta última es la adoptada por diversas instituciones, incluyendo la Organización Mundial de la Salud (OMS)", indica el instituto ISGlobal.
La estrategia de vacunación frente al covid-19 del Gobierno de España sigue los parámetros de la OMS. El Grupo 1 contempla a los ancianos en residencias y centros de mayores y a todo el personal de esos centros; y el Grupo 2 contempla a todo el personal médico del sistema de salud que trabaja en primera línea contra el virus. El Grupo 3 incluye al resto de personal sanitario y sociosanitario; y el Grupo 4 a grandes dependientes. A estas alturas, todavía se está suministrando la vacuna al Grupo 2. Una persona adulta sin patologías deberá esperar, como pronto, al segundo semestre del año.
El debate sobre la prioridad de vacunación, una vez inmunizados ancianos y sanitarios, está abierto en varios países. En Estados Unidos, por ejemplo, el estado de Pennsylvania ha rebajado los requisitos en la primera fase para incorporar a un millon de personas, reduciendo la edad de 70 a 65 años e incluyendo a personas con enfermedades crónicas a partir de los 16 años. En la ciudad de Nueva York, por ejemplo, se está vacunando en esta primera fase también a empleados en tiendas de alimentación, policías y bomberos, personal de justicia, conductores de autobús, profesores y también mendigos.
Nueva York vacuna en la primera fase a empleados en tiendas de alimentación, policías y bomberos, conductores de autobús y mendigos
Se puede llegar a la paradoja de Israel: tener una alta tasa de vacunados (alrededor del 25% de su población) y sufrir al mismo tiempo una explosión de hospitalizaciones y cuadros muy graves, encabezados en este caso por personas menores de 60 años que todavía no han recibido la vacuna.
"Tenía esperanza en que el efecto de las vacunas en las cadenas de contagio sería mayor en las primeras fases del programa de vacunación, pero el impacto en base a nuestro simulador es mínimo", subraya Porfiri. "Por eso debemos exigir a los gobiernos que aceleren el ritmo de compra y suministro de vacunas a su población. Hasta que eso ocurra, deberemos seguir usando medidas no farmacéuticas como el confinamiento social".
Tras cientos de simulaciones, los ingenieros de la NYU alcanzan otra conclusión interesante: es mucho más mortífera una vida social con pocas restricciones mientras se suministran las primeras vacunas que un aislamiento social estricto sin vacunas. "La movilidad social con vacuna es un desastre", explica el investigador. Y es justamente la sensación de que estamos llegando al final de esta pesadilla con el suministro de las vacunas lo que puede relajar la tensión social y agravar las tasas de infección y mortalidad.
Vamos a alcanzar el pico de la tercera ola de covid-19, quizá más infecciosa que la primera, sin que el efecto de las vacunas sea relevante. Es decir, el coronavirus y sus distintas mutaciones nos están ganando la carrera y la tasa de infectados y fallecidos seguirá disparada a pesar del proceso de vacunación. Solamente cuando un 20-25% de la población haya recibido la vacuna veremos algo de luz en esta guerra y las cadenas de contagio se empezarán a romper. Eso nos puede llevar varios meses, así que hasta entonces la única forma de controlar el virus es el aislamiento social estricto y el uso de mascarilla.