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Mentiras en tiempo real: el 'agujero' de internet que explotan los negacionistas
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¿Hay forma de controlarlo?

Mentiras en tiempo real: el 'agujero' de internet que explotan los negacionistas

El contenido en vídeo o audio en directo se ha convertido en el último quebradero de cabeza de las redes. Negacionistas y defensores del fraude en EEUU aprovechan este límite del sistema

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(Foto: EFE)

La noticia dio la vuelta al mundo y los vídeos corrieron en las redes como la pólvora. El pasado 6 de noviembre, y después de que los resultados en las elecciones empezasen a mostrar que Joe Biden acabaría como nuevo presidente de EEUU, Donald Trump salió a dar un discurso que pasaría a la historia porque, en estricto directo, tras la primera acusación de fraude, muchas televisiones decidieron cortar la declaración por desinformar. Fue una decisión polémica, pero también deja dudas en el ambiente como qué habría pasado en España con algo así o si, en plena ola de 'fake news', las redes sociales podrían o deberían haber hecho lo mismo.

Lo de las plataformas como Facebook, YouTube o Twitter no es algo baladí, pues se han visto obligadas en estos últimos tiempos a tomar un papel mucho más activo en la moderación y censura de contenidos e incluso jugaron una posición clave durante la noche electoral por su forma de enfrentar las acusaciones de fraude. Sus formas de cortar la desinformación fue aplaudida por muchos, aunque dejó puntos por cubrir y un gran agujero muy relacionado con las televisiones: los vídeos en directo. Este tipo de contenido, muy difícil de rastrear y cortar a tiempo, se ha convertido en un quebradero de cabeza para estos espacios, y la gente que suele ver censurados sus contenidos lo saben.

Foto: Foto: Reuters.

Como recuerda el medio estadounidense Npr, en su país personajes como Steve Bannon explotaron de forma clara este hueco y no solo en las grandes redes como Facebook o YouTube, sino que llegaron a Instagram, TikTok o Twitch. Mientras sus vídeos grabados y subidos a la red tenían que pasar las aduanas de los algoritmos, estos directos se cuelan y son mucho más difíciles de detectar por el mero hecho de ser en tiempo real. Y no, no es algo exclusivamente estadounidense.

Preguntados por Teknatuas tanto el experto en redes sociales Marcelino Madrigal, como la ONG centrada en luchar contra la desinformación y la manipulación en redes sociales, Avaaz, explican que es una práctica muy común también entre negacionistas y conspiranoicos que han aparecido durante la pandemia del covid. "Sobre todo lo intentan explotar en YouTube, es la red de que más les convence. Algunos intentan buscar alternativas como Twitter, pero es más difícil de monetizar y conseguir que llegue a tanta gente como YouTube", comenta Madrigal. Incluso se han lanzado a aplicaciones como Libry.tv, muy similar a YouTube, pero sin tener su alcance.

En directos de YouTube se organizaron algunas de las primeras charlas contra las medidas para luchar contra el coronavirus con las caras que luego han estado en el frente de las marchas contra estas políticas. E incluso se dieron situaciones de tensión, como la que protagonizó el periodista relacionado con estos movimientos Rafael Palacios. En un directo publicado desde su página de Facebook se enfrentó a la divulgadora científica Rocío Vidal en medio de una manifestación negacionista. Su página sigue activa y también publica sobre el fraude en las elecciones estadounidenses.

Dando una vuelta por YouTube también es fácil toparse con multitud de directo en español, colgados ya como vídeos grabados, que o mueven bulos sobre la pandemia o sobre las elecciones de Estados Unidos sin muchos problemas y pese a no esconder sus mensajes. ¿Esto quiere decir que las redes sociales no están atacando o intentando controlar este punto? No exactamente, sino que es un nuevo agujero aún más difícil de tapar, como comenta Evelyn Douek, profesora de la Facultad de Derecho de Harvard que estudia las diferentes formas en que las plataformas abordan la moderación de contenido, en NPR.

El dilema que se repite

Aunque hablamos de una situación algo más moderna, lo cierto es que se repite el mismo dilema de siempre: cómo apostar y potenciar un servicio que ofrece muchos beneficios para tu negocio sin que sea aprovechado como herramienta para la que tú no la habías creado. Es más que conocido el repetido sufrimiento de Facebook con los grupos, una de sus herramientas más potentes y que encuentran más apoyos a día de hoy pero a la vez uno de los mayores peligros para la red social, y lo mismo con Twitter y su opción de citar tuits e incluso los clásicos 'retuits' que la compañía amenaza con cambiar para siempre.

En el caso de los directos el dilema es importante porque mientras se descubre poco a poco cómo cada vez más actores los utilizan para lanzar sus mensajes sin ser cazados y llegar a miles de personas, a la vez las plataformas los potencian porque mantienen pegado al usuario a su red, da di. Cada vez que inicias un directo en sitios como Instagram o YouTube la plataforma lanza un 'push' a tus seguidores, Twitter deja un espacio destacado para los directos y Facebook también le da un gran peso. ¿Es compatible esto con controlar que estos 'lives' no sean usados para lanzar bulos o difundir mensajes que de otra manera la red censuraría? Pues es el gran debate tras lo ocurrido con la pandemia y las elecciones de Estados Unidos.

Es una decisión difícil y para la que no hay una posición clara entre las compañías, pues aquí entra el último punto del debate: cómo se controla de forma rápida y sistemática este tipo de contenidos. Organizaciones como Avaaz reclaman que se apueste por recursos humanos que puedan monitorizar de forma constante todos los directos que se inicien en cada plataforma, pero aun así no está claro si podría ser algo lo suficientemente efectivo en situaciones como la actual con millones de canales y miles de vídeos en directo que incluso bajo una apariencia de total normalidad pueden acabar promoviendo bulos o discursos de odio.

"Claramente estamos notando el agujero de los contenidos en directo y de hecho nuestro pequeño equipo ha detectado muchos esfuerzos en esa línea, y te diría que incluso hasta le hemos hecho el trabajo para Facebook, porque cada elemento que detectábamos se lo comunicamos a Facebook. Si una ONG con pocos recursos como la nuestra puede hacer esto, Facebook y otras empresas del sector también lo pueden hacer. Más allá de que no deberían descartarse mecanismos que no involucren humanos, creemos que la mejor forma de hacerlo es a través de recursos humanos", explica Óscar Soria, portavoz de Avaaz, a este periódico.

¿Hay forma de controlarlo?

Lo cierto es que este debate puede pillar a las plataformas a contrapié. En un momento en el que todas parecen decantarse por una moderación de contenidos cada vez más sistematizada, aprovechando algoritmos entrenados y sistemas que sin la intervención de un ser humano sean capaces de determinar si un contenido u otro cumple las normas de la comunidad, los directos aparecen como un espacio aún por explorar por estos sistemas. Si ya es complicada la moderación en millones de textos, vídeos o audios grabados y subidos completos a estas plataformas, los directos son un paso más allá.

Es más, si uno lee las políticas de Facebook o YouTube para frenar la desinformación en los directos descubre fácilmente que el gran peso del control recae en humanos (sobre todo usuarios que denuncien contenidos que encuentren y vean que se saltan las normas) o a medidas preventivas. Por ejemplo, en el caso de la plataforma de Google, solo puedes emitir desde un móvil si tienes más de 1.000 suscriptores y se prohíbe esta herramienta tanto en móvil como en ordenador a todo canal que tenga una falta o pueda infringir los derechos de autor. TikTok sigue una estrategia similar y Facebook, siguiendo esta línea, redujo la difusión de cualquier directo que estuviese relacionado con las elecciones.

¿Es esto suficiente? No parece, incluso ya lo vimos con los partidos de fútbol que se difunden de forma ilegal en plataformas como Facebook, pero los expertos apuntan por que el futuro pase por más recursos humanos. "Tenemos muchísimos ejemplos de la enorme cantidad de páginas, contenidos y avisos políticos falsos que hemos presentado a Facebook, materiales que nunca detectaron, lo que demuestra que poner recursos humanos sigue siendo la manera más efectiva", comenta Soria.

Mientras esto se estudia y se debate, Madrigal comparte una captura de pantalla de un canal de Telegram de negacionistas que anuncian una campaña para intentar abrir una o varias cuentas de YouTube como sea a las que subir todo tipo de vídeos de sus teorías que ya han sido censurados. Ahí entra el último debate que también plantean expertos estadounidenses: ¿basta con plantear medidas plataforma a plataforma o hay que ir hacia un plan integral contra la desinformación y la manipulación informativa?

La noticia dio la vuelta al mundo y los vídeos corrieron en las redes como la pólvora. El pasado 6 de noviembre, y después de que los resultados en las elecciones empezasen a mostrar que Joe Biden acabaría como nuevo presidente de EEUU, Donald Trump salió a dar un discurso que pasaría a la historia porque, en estricto directo, tras la primera acusación de fraude, muchas televisiones decidieron cortar la declaración por desinformar. Fue una decisión polémica, pero también deja dudas en el ambiente como qué habría pasado en España con algo así o si, en plena ola de 'fake news', las redes sociales podrían o deberían haber hecho lo mismo.

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