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Los catalanes que vendían ropa en sus ratos libres y ahora facturan 45M en 200 países
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la historia que no conoces de deporvillage

Los catalanes que vendían ropa en sus ratos libres y ahora facturan 45M en 200 países

Empezaron en 2010 con una web básica que montaron en los ratos libres fuera del trabajo. Ahora facturan 45 millones, son rentables y venden en 200 países. Esta es la historia de Deporvillage

Foto: Xavier Pladellorens y Angel Corcuera son los fundadores de Deporvillage.
Xavier Pladellorens y Angel Corcuera son los fundadores de Deporvillage.

Los relatos emprendedores que solemos leer casi siempre tienen un toque de epicidad: el joven que dejó sus estudios para montar su empresa, la 'startup' de veinteañeros que nada más nacer ha conseguido chorrocientos millones de euros sin que nadie sepa muy bien a qué se dedican... La normalidad es quizá más aburrida, pero seguramente mucho más real y muchísimo más interesante. Esta es una de esas historias 'norrmales': la de dos tipos que crearon una tienda 'online' en los ratos libres del trabajo y que, sin grandes aspavientos ni locuras financieras por parte de los inversores, han creado una 'startup' que, además de facturar 44,8 millones de euros, es total y absolutamente rentable. Esta es la historia de Deporvillage.

Todo empieza en 2010 en la cabeza de Xavier Pladellorens y Angel Corcuera, dos catalanes de 35 y 37 años que trabajaban por cuenta ajena en eDreams y Masats: "Yo llevaba tiempo con ganas de montar algo por mi cuenta", cuenta Pladellorens a Teknautas, "hasta que se me ocurrió probar suerte con un 'ecommerce' de ropa deportiva". Montar un comercio electrónico puede parecer una buena idea en pleno 2019, pero no tanto en 2010. Una pista: "Amazon ni siquiera había abierto aún en España [lo hizo en septiembre de 2011] y la empresa de moda era Privalia, que tenía un modelo 'outlet'. Todo el mundo decía que el 'ecommerce' iba a crecer mucho, pero en aquella época se facturaba poquísimo, casi nada".

Foto: Eva Martín es la CEO y cofundadora de Tiendeo.

En febrero de 2010 nació oficialmente Deporvillage, pero para Pladellorens, acual CEO, esto no era un juego ni la loca aventura de un joven emprendedor. Tenía una hipoteca y además acababa de ser padre, así que la opción de dejar su trabajo ni se le pasaba por la cabeza: "Ni de broma, vamos. Yo tenía ganas de que saliera bien, claro, pero no podía arriesgarme. Así que pagamos a una agencia para que nos hiciera la web, conseguimos un almacén y varios proveedores y nos pusimos a vender, pero yo lo hacía en mis ratos libres, fuera de mi trabajo, estuve año y medio compaginando las dos cosas".

2010-2014: Con el dinero justo

Desde 2010, el CEO siempre había tenido un cálculo en la cabeza: "Cuando facturásemos 1.000 euros al día, dejaría mi trabajo y me dedicaría totalmente a Deporvillage, pero antes no". El cálculo se hizo realidad en mayo de 2011, cuando Deporvillage facturaba cerca de 50.000 euros mensuales. Fue entonces cuando salió de eDreams, donde ocupaba un puesto directivo en el área de 'marketing online', e inscribió su 'startup' en el campus de emprendedores de Seedrocket, la aceleradora más importante de nuestro país.

No les fue nada mal: no solo ganaron, sino que además, dos meses después, recibieron una financiación de cerca de 350.000 euros de varios de los 'business angels' más destacados del momento: Marek Fodor (Atrápalo), Jesús Monleon (Offerum), François Derbaix (Toprural), Iñaki Arrola (Coches.com), Cabiedes & Partners (Blablacar) o Carlos Blanco (fundador de Grupo Itnet), entre otros.

"Acababa de ser padre y tenía una hipoteca, así que dejaría mi trabajo cuando facturásemos 1.000 euros al día con Deporvillage, pero antes no"

El dinero recibido era un aliciente, pero en ningún caso podía ser suficiente si no había un modelo de negocio detrás: "Mirábamos cada gasto al dedillo, ya que 350.000 euros se pueden acabar muy pronto si no sabes gastarlos". Tampoco hay que olvidar que nos encontrábamos en los albores de los peores años de la crisis, con lo que, pese al crecimiento del 'ecommerce' en España, no cabía esperar milagros financieros, así que Deporvillage también tuvo que recurrir también a préstamos bancarios.

En cualquier caso, la caja registradora empezó a funcionar: la 'startup' facturó más de 500.000 euros en 2011, 1,7 millones de euros en 2012 y 3,5 millones en 2013. El negocio podría ir mejor o peor, pero estaba claro que Pladellorens y Corcuera no estaban vendiendo humo ni al mercado, ni a sus usuarios ni mucho menos a sus inversores.

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2014-2019: El acelerón financiero

La trayectoria de Deporvillage no pasó inadvertida para los grandes inversores, así que Pladellorens, consciente de que el proyecto de sus ratos libres de 2010 iba camino de convertirse en un gran negocio, empezó a hablar con diversos fondos de capital riesgo. Tras un año de negociaciones, el fondo Samaipata Ventures (del cofundador de La Nevera Roja), Mediaset, los italianos P101, el exTuenti Félix Ruiz y varios de los anteriores inversores comprometieron una nueva ronda de financiación de 7 millones de euros.

Pero el dinero tampoco iba a ser gratis ni fácil de conseguir, sino que sería entregados en tres plazos anuales: "Diseñamos un plan ambicioso para 2016, 2017 y 2018, y los objetivos eran aumentar la facturación, llegar a más países, habilitar más idiomas y monedas y, a finales de 2018, acabar siendo rentables, no deber ni un euro a nadie". Los 7 millones de euros no eran pocos precisamente, pero es cierto que, comparados con las cifras totales que han venido recaudando otras 'startups' españolas en los últimos años (Cabify 427 millones, Glovo 307...), eran casi calderilla.

"Teníamos que subir facturación, llegar a más países, habilitar más idiomas y monedas y, a finales de 2018, ser rentables, no deber ni un euro"

En cualquier caso, Pladellorens y Corcuera cumplieron sus objetivos: facturaron 10 millones en 2015, 22 millones en 2016, 34,5 millones en 2017 y 44,8 millones en 2018, año en el que, efectivamente, consiguieron alcanzar la rentabilidad.

A día de hoy, las cifras de la 'startup' hablan por si solas: Deporvillage tiene 80 empleados en sus oficinas, da trabajo indirecto a 50 personas en el almacén, ha ampliado su web al inglés y al alemán, ha incorporado multimoneda, acaba de lanzar su propia marca, vende en 200 paises y prevé llegar a los 60 millones de facturación en 2019.

"Cuentan el dinero levantado, no el facturado"

Pladellorens no duda cuando le preguntamos sobre la entrada de fondos de inversores: "Levantar dinero ha sido la consecuencia de tener que llegar a donde estamos, pero siempre tuvimos claro que teníamos que ser sostenibles y rentables. Queríamos ir con calma: sin la ronda de 7 milones seguramente ahora no existiríamos, pero si la hubiésemos hecho antes quizá habríamos muerto de éxito, porque no creo que sea muy sano que una empresa recién creada levante 7 millones de euros".

"Veo que muchas 'startups' están más obsesionadas con levantar dinero que con levantar una empresa", asegura, "y hablan del dinero que levantan, pero no del que facturan. Hoy en día ves rondas de inversión de 10 millones para empresas que ni conoces o que no venden casi nada. Nosotros hemos ido muy poco a poco, creciendo de manera muy tranquila, para mí sería muy difícil digerir que te entren 10 millones en una empresa que lleva un año".

"Ahora ves rondas de 10 millones para empresas que ni conoces o que no venden casi nada"

De todos modos, "igual es que ahora todo va más rápido, se tiene más prisa o más ambición, pero esto me sorprende. El tiempo dirá: unas 'startups' se quedarán por el camino y a otras les irábien. Nosotros solo recurrimos a inversores cuando era esencial y nos lo tomábamos con calma. Ahora una ronda de 300.000 euros te dura medio año, pero a nosotros nos duró hasta 2015".

A sus 44 años, en definitiva, Xavier Pladellorens no representa la imagen del veinteañero emprendedor que a veces nos empeñamos en vender, ni la del joven aventurero que lo deja todo para montar una empresa, levantar varios millones de euros y a ver qué pasa. La imagen del CEO es mucho más sosegada y menos atractiva, pero la foto más interesante es quizá la que más le importa: la de haber empezado un proyecto en los ratos libres de su anterior trabajo y que, nueve años después de su nacimiento, facture 45 milllones de euros y sea rentable para todos.

Los relatos emprendedores que solemos leer casi siempre tienen un toque de epicidad: el joven que dejó sus estudios para montar su empresa, la 'startup' de veinteañeros que nada más nacer ha conseguido chorrocientos millones de euros sin que nadie sepa muy bien a qué se dedican... La normalidad es quizá más aburrida, pero seguramente mucho más real y muchísimo más interesante. Esta es una de esas historias 'norrmales': la de dos tipos que crearon una tienda 'online' en los ratos libres del trabajo y que, sin grandes aspavientos ni locuras financieras por parte de los inversores, han creado una 'startup' que, además de facturar 44,8 millones de euros, es total y absolutamente rentable. Esta es la historia de Deporvillage.

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