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Cabify, primer 'unicornio' español de 1.400 millones: "Quemamos muchísimo dinero"
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Cabify necesita más capital para operar en latinoamérica

Cabify, primer 'unicornio' español de 1.400 millones: "Quemamos muchísimo dinero"

La 'startup' española acaba de levantar 160 millones de euros más de financiación, y lleva ya más de 400. ¿Para qué necesita tanto dinero el primero 'unicornio' del país?

Foto: Juan de Antonio, cofundador y consejero delegado de Cabify. (Imagen: Cabify)
Juan de Antonio, cofundador y consejero delegado de Cabify. (Imagen: Cabify)

Cabify anunció ayer una nueva ronda de financiación: varios fondos de inversión, con el japonés Rakuten a la cabeza, le han vuelto a inyectar dinero para seguir creciendo. El monto asciende a 160 millones de dólares y se suma a los otros 247 recaudados hasta la fecha: un total de 407 millones de capital riesgo - el dinero que se invierte en tecnológicas sin negocio definido, porque las posibilidades de que la inversión salga mal son muy altas - financian desde 2014 a la compañía. Cabify es la primera y única empresa española en entrar al "club de los unicornios", la fábula con la que se define en jerga 'startup' a las empresas valoradas en más de mil millones de dólares (y no por el dinero que generan, sino por el que se pueden llegar a vender). En su caso la cifra marea: su valoración ya alcanza los 1.400 millones de dólares. Pero semejante número tiene un coste.

“Este año será divertido”, señalan fuentes internas de la empresa. “Competimos contra las empresas más grandes de tecnología, con las que más dinero han levantado de la historia. Y nosotros somos muy pequeños”.

Foto: Desde fallos en la aplicación hasta problemas con la subida de precios, las críticas parecen no cesar.

Por “empresas más grandes de la tecnología”, las fuentes consultadas se refieren al par de gigantes internacionales que tienen encima: Uber y la china Didi, que se encuentra en plena expansión en Latinoamérica. Y al definirse como “muy pequeños”, a la tremenda diferencia de inversión, de dinero en caja, respecto a ellas: Uber y Didi van por los 22 y 19,7 miles de millones recaudados, respectivamente. Y Cabify no llega a los 500 millones.

¿En qué se traduce todo esto? “Te tienes que unir. Hay que crecer y quemamos muchísimo dinero en Latinoamérica”, continúan. “Cuando tú levantas cien millones, ellos levantan mil. Y donde compites fuerte con ellos, tienes que tirar de cupón”.

Brasil es, según fuentes internas consultadas, “la gallina de los huevos de oro del sector: quien se lo quede, gana”

Sao Paulo es desde hace tiempo la ciudad más grande de Cabify, seguida por otras ciudades brasileñas y México DF, controlado por Uber. Brasil es, según explica otra fuente interna consultada, “la gallina de los huevos de oro del sector: quien se lo quede, gana”.

A diferencia de España y resto de países europeos, donde todas las noticias de Uber y Cabify que nos llegan tienen que ver con licencias y regulación, en Brasil (donde no hay más regulación que un registro de conductores) la guerra está en hacerse con el mercado tirando los precios. “España es otra película. Aquí la guerra es por las licencias: si una empresa tiene 60 licencias VTCs y se las lleva Uber, imagínate”, continúan. “Pero en Sao Paulo y resto de Brasil, Uber y Didi son muy agresivos. Y se convierte en una guerra de cupones”.

Con tantísimo dinero en caja, Uber y Didi – que acaba de comprar a su competidor local, la brasileña 99 – se dedican a subsidiar los viajes de los usuarios: a ofrecer cupones de descuento o, directamente, a promocionar días en los que el servicio es gratis para todo el mundo. “Uber y Didi invierten muchísimo dinero en regalar viajes para penetrar el mercado a costa de pérdidas”, coincide otra fuente consultada. Pero Cabify no tiene ni dinero ni recursos suficientes para entrar tan fuerte en esa guerra. “Y tampoco podemos hacer días gratis enteros”, explican, “porque nos tiran las máquinas”.

placeholder Ataque a un coche de Cabify durante una de las últimas manifestaciones de taxistas en Madrid. (Reuters)
Ataque a un coche de Cabify durante una de las últimas manifestaciones de taxistas en Madrid. (Reuters)

Eso por un lado, el de la captación de usuarios. Por el otro, el de la captación de conductores, Cabify también requiere inversión: necesita retener a quienes conducen para su aplicación porque en el mercado latinoamericano el conductor salta de 'app' en 'app' durante el día en función de la que le venga mejor (o le pague más). “En Brasil los conductores trabajan para los tres – Uber, Didi y Cabify - al mismo tiempo. Es un mercado muy mercenario”, apuntan. “La empresa que les dé más viajes será con la que trabajen”.

“La guerra del marketplace es en los dos lados. Si hay un 2x [una subida de tarifa dinámica] con Uber en una zona, el conductor desconecta y se va con ellos. Hay que ganárselo tanto como al usuario”. Algunas estrategias para conseguirlo son suplementos, incentivos económicos (similares a la gamificación que hace Uber, que puedes probar en este simulador que desarrolló el Financial Times) y subvenciones (por ejemplo, el seguro médico) a medio plazo. “Es un doble reto: tienes oferta y demanda. En España luchas las licencias y ya. Pero allí tienes que convencer a las dos partes. Y si hay un desequilibrio, no funciona”.

"Hablamos sin parar de la competencia"

Cabify tiene cerca de 1.200 empleados en todo el mundo, con base central en Madrid y una facturación en España en 2016 de 18 milones de euros (3,5 millones de pérdidas). Desde aquí trabajan el equipo de desarrollo de producto (unas 90 personas) y muchos de los puestos globales, mientras que en el resto de ciudades en las que operan hay un equipo local. Pese a que saben que su principal competidor es la empresa tecnológica con más financiación privada del mundo (esto es: con dinero suficiente para arrasar cualquier mercado), la presión en el equipo es relativa. “Es un mantra constante que no jugamos contra 'startups', sino contra grandes players. Pero estamos en Madrid, en una pequeña burbuja alejada de la competencia, peleando en Latinoamérica”.

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“No hay momento en el que no hablemos de la competencia. Estamos contra empresas que tiran millones de dólares allí”, continúan. Además de comprar competidores locales en Brasil, Didi acaba de anunciar su entrada en México, donde nadie duda que vaya a gastar lo que haga falta para llevarse a Uber por delante - que no suele comprar competidores locales, sino intentar arrasarlos.

Aunque acaben de levantar 160 millones de euros más, en Cabify son conscientes de que no es dinero suficiente para competir únicamente a base de cupones. “Lo interesante es que la guerra de allí la podemos solucionar con tecnología. Hay un foco enorme en si esto es sostenible o no.”, concluyen. “Vamos hacia un negocio más cauteloso, analizando con qué otros aspectos, y no sólo descuentos, podríamos ganar clientes. No podemos ponernos en esa guerra, porque la perderíamos seguro”.

Cabify anunció ayer una nueva ronda de financiación: varios fondos de inversión, con el japonés Rakuten a la cabeza, le han vuelto a inyectar dinero para seguir creciendo. El monto asciende a 160 millones de dólares y se suma a los otros 247 recaudados hasta la fecha: un total de 407 millones de capital riesgo - el dinero que se invierte en tecnológicas sin negocio definido, porque las posibilidades de que la inversión salga mal son muy altas - financian desde 2014 a la compañía. Cabify es la primera y única empresa española en entrar al "club de los unicornios", la fábula con la que se define en jerga 'startup' a las empresas valoradas en más de mil millones de dólares (y no por el dinero que generan, sino por el que se pueden llegar a vender). En su caso la cifra marea: su valoración ya alcanza los 1.400 millones de dólares. Pero semejante número tiene un coste.

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