Tu nueva tele ya está (casi) 'obsoleta': las televisiones 8K llegan a España en octubre
Samsung presenta sus nuevas pantallas con esta resolución, que multiplica por cuatro las virtudes del 4K, para tamaños de 65, 75 y 85 pulgadas. El problema, los contenidos... pero hay una solución
Llevamos casi una década hablando del 4K. En 2009 irrumpió esta calidad de imagen que multiplicaba por cuatro las bondades del Full HD. Transcurrido este tiempo, el juicio es unánime: no hay apenas contenido. Apenas un puñado de videojuegos, plataformas de ‘streaming’ y películas hollan esta cima. Por no hablar de la parrilla televisiva para la que emitir en HD ya es un mérito mayúsculo. Pues este es el escenario en que van a aparecer las televisiones 8K. Y no es un brindis al sol. Están a la vuelta de la esquina. Este mismo año llegarán a España.
Y lo harán de la mano de Samsung, que ha inaugurado la feria IFA de Berlín con, entre otras cosas, el lanzamiento de su nueva gama de televisiones QLED, la serie Q900R, que se estrenará en octubre en todo el mundo. Es cierto que el gremio de la tecnología de consumo lleva tiempo masticando estos de los paneles 8K pero es la primera vez que un fabricante da un paso decidido para llevarlo al mercado de manera masiva. Antes de ellos solo Sharp lo hizo y quedó en un experimento comercial peregrino y muy reducido a su mercado local, Japón.
32 millones de píxeles
¿Qué es lo que aporta el 8K? Pues básicamente mayor ángulo de visión, mayor resolución y densidad de pantalla. Y esto incide en los detalles de la imagen que estamos viendo: desde los colores hasta un menor ruido, pasando por bordes de los objetos más mínimos o una distancia de visionado cada vez menor. Por ponerlo en números: un televisor 8K cuenta con 32 millones de píxeles. Uno del tipo UHD, se queda con 8 millones. Es decir, multiplica por dos el número de líneas verticales y también el de líneas horizontales.
La resolución de estas nuevas televisiones será de 7680 por 4320 píxeles. No tendría sentido empaquetar esta calidad de imagen en cualquier tamaño. Están orientados “al gran formato”. La nueva gama contará con modelos de 65 pulgadas, 75 y 85. Este último, el de mayor pulgada, alcanzará la barbaridad de 4.000 nits de brillo (el doble que su actual buque insignia). Los otros dos, tendrán un máximo de 3.000. Si preguntas por los colores, tienes que saber que este panel es compatible con la tecnología HDR 10 +.
El modelo de 85 pulgadas alcanzará 4.000 nits de brillo. Los otros, 3.000.
Esto no significa que durante toda la reproducción el brillo vaya a estar a ese nivel, sino que podrán reproducir con mayor fiabilidad escenas que lo requieran en momentos determinados. Además, también permite una reproducción estable independientemente de la luminosidad de la estancia.
Desde Samsung ponen el acento en que es uno de los segmentos de mercado que crece a mayor ritmo, a tenor de un 100% anual. Aseguran que la calidad 4K quedará enmarcada en tamaños desde 40 a 55 pulgadas. Mientras que el 8K quedará para mayores tamaños. Y tiene toda la lógica el momento de lanzamiento, si tenemos en cuenta que en España cada vez se demandan teles más grandes. Como suele ocurrir en estos casos, también será una buena oportunidad para obtener un buen panel 4K a buen precio, por las rebajas que se suelen producir cuando aparece una nueva generación. También hay que decir que en las dos últimas temporas la gama de entrada de estas pantallas se ha ajustado mucho.
El eterno problema: contenido
Pero, ¿qué hacemos con una pantalla 8K si no apenas tenemos contenidos 4k? Hay que dar un apunte previo. Las grandes producciones de Hollywood, películas de primer nivel y muchísimas series, ya se graban en 8K. Es decir, las cámaras y los sistemas de producción ya están trabajando con esta calidad. Sin embargo, todavía no se distribuyen así porque, sencillamente, no hay pantallas y no hay un estándar.
Series y películas se graban desde hace tiempo en 8k. El problema es el estándar y la distribución
Se estima que para 2019, el que esperan sea el año del primer golpe de pedal de esta tecnología, haya en YouTube y Vimeo cerca de 5.000 contenidos en 8K. Pero el usuario no vive de estas plataformas. Por eso cobra esencial importancia el procesador y la capacidad de reescalado que tenga. ¿Qué es el reescalado? Básicamente, convertir una imagen de 4K o 2K en una de mayor calidad.
Inteligencia Artificial para 'pintar' píxeles
La pieza encargada de este trabajo en las nuevas QLED de Samsung será el Quantum Processor 8K, que ahora ha sido alimentado con virtudes de Inteligencia Artificial.
Vendrá equipado con 256 algoritmos que irán aprendiendo progresivamente de las imágenes que tenga que interpretar y adaptar. Estas fórmulas, como decimos, no serán estáticas, sino que irán creciendo según vayamos utilizando la televisión y podrá leer diversas fuentes: desde una duplicación de la pantalla del móvil hasta un servicio de 'streaming' de video. Además, en la reproducción de negros, este sistema de ‘machine learning’ lo que hace es estudiar una ingente cantidad de imágenes con ese color para dar con el que se ajuste más a la escena concreta.
No hay que olvidar que para reescalar de 4K a 8K, hay que 'inventarse' el 75% de la imagen
Hay que tener en cuenta que para llevar una escena 4K a una calidad 8K, este motor tiene que ‘colorear’ 3 píxeles adicionales por cada uno existente. Por eso, aseguran que el ‘machine learning’ cobra especial importancia. Este procesador promete también funcionar con conexiones inestables de internet. Es decir, si el ‘streaming’ renquea en algún momento sería capaz también de mantener la reproducción sin verse afectada.
Aunque faltan aún detalles de cerrar de cara a su comercialización en nuestro país, la horquilla de precios estará entre los 5.000 euros de salida por el modelo de entrada (el de 65 pulgadas) y los 15.000 del modelo superior. El intermedio se quedaría en 9.999 euros. Este parece el gran pistoletazo de salida a las teles 8K. LG también presentó ayer una pantalla OLED 8K a la que, de momento, no ha puesto fecha, por lo que Samsung será la primera en comercializarla a gran escala.
Llevamos casi una década hablando del 4K. En 2009 irrumpió esta calidad de imagen que multiplicaba por cuatro las bondades del Full HD. Transcurrido este tiempo, el juicio es unánime: no hay apenas contenido. Apenas un puñado de videojuegos, plataformas de ‘streaming’ y películas hollan esta cima. Por no hablar de la parrilla televisiva para la que emitir en HD ya es un mérito mayúsculo. Pues este es el escenario en que van a aparecer las televisiones 8K. Y no es un brindis al sol. Están a la vuelta de la esquina. Este mismo año llegarán a España.