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Esta es la banca tecnológica 'cuqui' que arrasa en Londres (y 'copiamos' en España)
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Monzo marca el paso en UK, el resto le sigue

Esta es la banca tecnológica 'cuqui' que arrasa en Londres (y 'copiamos' en España)

Se llama Monzo y está poniendo en aprietos a las entidades financieras tradicionales. Es un nuevo banco 'tecnológico' que triunfa en Londres. En España ya nos hemos lanzado a copiar la idea

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El color de las tarjetas fluorescentes se decidió en una conversación de Slack. Hugo Cornejo, jefe de diseño, presentó tres opciones: naranja (Pantone 864C), rosa (Pantone 806C) y una peculiar mezcla de ambos, el finalmente elegido rosa coral (Pantone805C). Una vez impresas en la fábrica de Essex, al este de Londres, un equipo dedicado las preparó para el envío desde las oficinas de la compañía. A diferencia de las cartas pegajosas en las que los “bancos tradicionales” nos mandan las tarjetas, los diseñadores de la empresa idearon un folio con dos pequeñas ranuras para encajarla.

El elegante resultado es otra de las señas de identidad de Monzo, uno de los “nuevos bancos” tecnológicos que más cautiva a la clientela: si tenemos que competir contra los dinosaurios de la gigante, aburrida y antintuitiva banca establecida, pensaron, que sea con tarjetas que brillan en la oscuridad, una buena 'app', notificaciones llenas de emojis y un lenguaje “humano” que no espante a los jóvenes. Del negocio, ya hablaremos. De momento, cientos de millones de capital riesgo financian las pérdidas de esta incipiente banca digital europea: empresas que nacieron como tecnológicas y que gracias a ciertas facilidades regulatorias tienen hoy licencia bancaria para operar.

Montar un banco en 2017 es más fácil en Reino Unido, Francia y Alemania que en España. En los últimos años, los tres países han creado instrumentos para que más empresas – y cuando decimos empresas, decimos tecnológicas – experimenten con nuevos modelos de negocio bancarios basados en aligerar sus costes al funcionar de forma cien por cien digital.

Reino Unido va, una vez más, a la cabeza. A principios de 2016, su regulador lanzó la New Bank Start-up Unit para ayudar a más firmas a convertirse en bancos: así nacieron Atom (un banco digital en el que el 30% de la inversión la ha puesto BBVA), Starling y Monzo.

Monzo: el banco 'cuqui' del s.XXI

Las tarjetas corales de Monzo brillan en los bolsillos de sus 480.000 usuarios en Reino Unido (el 33%, de Londres). Son, junto a la posibilidad de enviar dinero a tus contactos vía 'app', uno de sus principales elementos de marketing, responsables de que el 80% de los usuarios les hayan salido gratis, sin invertir una libra en promoción.

Su historia es llamativa porque, más allá de un producto muy bonito, no ofrece nada que no ofrezca un banco "normal"

A Monzo le concedieron una licencia bancaria restringida en agosto de 2016 y en abril de 2017 obtuvo la licencia completa normal. Sus esfuerzos van desde entonces a transformar usuarios de tarjeta prepago (la primera que ofrecían) a clientes de cuenta corriente, con su nómina domiciliada. Al cierre de este artículo, 188.054 usuarios eran ya clientes bancarios totales.

Su historia es llamativa porque, más allá de un producto muy bonito, no ofrece nada que no ofrezca un banco “normal”. “Diseñamos un producto que entiende y satisface la vida de la gente. Nuestro objetivo es hacer la banca mejor”, apunta su CEO, Tom Blomfield. “Eso significa una interfaz mejor, atención al cliente y características que hagan más simple gastar y gestionar dinero”.

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Las cuentas les salen, de momento, regular. Con la tarjeta prepago (recargable desde otra cuenta), perdían 50 libras por usuario: un total de 8 millones en las cuentas presentadas en febrero de 2017.

Ahora que han dado el salto a banco de verdad, esperan reducir esta cifra a 25 libras según fuentes de la empresa. Por un lado, dejarán de perder dinero al cobrar una comisión del 3% por retiradas en cajeros internacionales; por otro, esperan escalar su servicio de atención al cliente. Actualmente es el gran grueso del equipo, que tras la última ronda de inversión de 70 millones ha crecido hasta 250 empleados, y lo que les permite “humanizar” su 'app': su chat 24 horas abierto con gente real respondiendo es otra de las razones para que todos hablen de ellos.

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Revolut es otra joven tecnológica de Londres, fundada en 2015 y recién llegada a España. Está a la espera de licencia bancaria, que ha solicitado en Lituania. “Esperamos que nos la den a principios de 2018. Solicitarla en Lituania no ha sido más fácil a nivel de requerimentos: nos regimos por lo mismo que cualquier país de la Eurozona y, en última instancia, por el Banco Central Europeo”, explica Pablo Viguera, jefe de Revolut en España. “Ha sido más sencillo a nivel de trámites burocráticos y ha supuesto un coste muy inferior. Conocemos al regulador, ha estado siempre a una llamada para resolver nuestras dudas y plantea los papeleos de forma sencilla. Te puedes imaginar cómo es el proceso en España, considerando lo que cuesta cualquier trámite con la administración”.

Bnext, el único "neobanco" español fundado por dos exempleados de BBVA e ING, le ha calcado paso a paso la estrategia a Monzo

Más allá de una 'app' bien hecha, Revolut tiene un par de características diferenciadoras: intercambio de divisas con la comisión más baja posible (como Transferwise, que no es un banco) y operaciones con criptomonedas, recién lanzadas. Como Monzo, pierde dinero: 7,1 millones de libras en 2016.

¿Qué nuevos bancos hay en España?

Monzo no tiene intención de entrar en España, como sí han hecho la alemana N26 y Revolut. En el mercado patrio no hay aún con ningún nuevo banco real (con licencia, como en Reino Unido) aunque sí han nacido empresas con modelos similares.

Un ejemplo: Bnext, el único “neobanco” - como el sector lo define - español. Fundado por dos exempleados de BBVA e ING, hasta ahora le ha calcado paso a paso la estrategia a Monzo. La diferencia es que no tiene intención de operar como banco real: sólo servir de marketplace de productos financieros de terceros (préstamos, micropréstamos, préstamos al consumo y seguros) a través de su tarjeta recargable, también rosa.

“Nos inspiramos en Monzo”, reconoce su CEO, Guillermo Vivandi. “Han hecho algo tan rompedor en la banca, que es ser transparentes, que lo vimos y nos pareció súper interesante. ¿Que hemos copiado hasta textos? Pues yo diría que no”.

Bnext abrió un crowdfunding en Crowdcube en marzo y recaudó 130.000 euros que acompañaron a otros 170.000 de fondos de inversión. Monzo ha hecho lo mismo en dos ocasiones: un millón de libras en 2016 y dos millones en 2017 para acompañar dos de sus cuatro rondas de inversión.

“Sabíamos, no sólo por Monzo sino también por Loanbook, que el cliente que también es inversor es más valioso para la plataforma”, continúa. “Monzo ya había hecho una campaña muy exitosa en Londres, aunque ya tenían clientes. Nosotros no teníamos nada. Pensamos hacerlo otra vez en el futuro”.

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Bnext salió al mercado en septiembre de 2017 y sigue en versión de prueba, así que sus esfuerzos están dedicados al marketing. Tiene otros tres detalles clavados: la serie de eventos para entregar tarjetas a sus primeros usuarios titulados “Alpha Launch” (los mismos que hizo Monzo en Londres y que le permitieron ganarse un hueco en la comunidad tecnológica), el foro para debatir nuevas características (otra de las señas de identidad de Monzo, que hasta preguntó a sus usuarios por las comisiones en el extranjero) y el 'roadmap' (una especie de 'hoja de ruta' que se utiliza en desarrollo de software) abierto. Monzo hizo público el suyo para permitir a sus usuarios ver y votar sobre nuevas implementaciones. Bnext lo replicó en la misma plataforma (Trello) y con los mismos textos traducidos a español.

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“No hemos seguido sus pasos exactamente, pero sí”, continúa. “Y ellos son los únicos con tarjeta de color flúor. Piensa que la tarjeta está condenada a desaparecer, pero ahora es un elemento de marketing potente. Al final lo que subyace, que sí que está copiado, es que son totalmente transparentes. Esto es rompedor y les ha funcionado genial. Estamos de acuerdo en que transparencia y bancos no van en la misma frase”

¿Tienen algo que hacer los “nuevos bancos”?

No. “La mayoría no lo conseguirán”, considera Ramón Blanco, cofundador de Indexa Capital, un gestor de fondos automatizado. “Para que el retorno de la inversión sea razonable necesitas dos cosas: o millones de euros de depósito para poder prestarlo y competir ahí o ser 'nicheado' y dirigirte a un segmento mal atendido de la población”. Un buen ejemplo es el francés Compte Nickel, adquirido por BNP Paribas: triunfó dirigiéndose a gente que no tenía acceso a los productos bancarios (personas pobres, estudiantes, trabajadores temporales...).

La gente ve los bancos tradicionales con desconfianza. Solo quieren saber que pueden confiar en ti cuando las cosas vayan mal

Los planes de la nueva banca tecnológica van por el mismo camino para todas las empresas. Uno: rascarle clientes a los bancos de siempre aprovechando su mala prensa y lo poco cuidados que están sus productos digitales. Dos: construir marketplaces a los que accedas desde su 'app' y venderte productos financieros por los que se lleven una comisión. En el caso de los bancos con licencia propia, como Monzo, también entra la posibilidad de dar préstamos propios y ganar dinero con el mismo modelo de negocio de la banca tradicional (captar dinero barato y prestarlo caro).

“En España el gran retador fue ING Direct. Y ya hay un ING Direct”, continúa Blanco. “Quizá en Reino Unido, donde los bancos son pésimos y abrirse una cuenta corriente es muy difícil, sí que hay oportunidades. Pero aún así competir en depósitos y créditos es muy complicado”.

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“La gente ve los bancos tradicionales con desconfianza, así que nuestra transparencia ha resonado”, apunta el CEO de Monzo. “La confianza no significa que tu marca sea conocida porque lleva años en la calle. La gente quiere saber que puede confiar en ti cuando las cosas vayan mal”.

“Podríamos irnos a Lituania a obtener la licencia bancaria, como ha hecho Revolut”, añade el CEO de Bnext. “Pero esas licencias están en cuestión por el Banco Europeo [que recientemente anunció que les prestaría particular atención]. Y no tenemos recursos”.

Todos saben, además, que pese a sus sonoras inversiones de capital riesgo, son pequeñas gotitas de agua al lado de los gigantescos bancos tradicionales. Por comparar: el Banco Santander ganó 5.077 millones de euros netos en el tercer trimestre de 2017. Y la última ronda de inversión en Monzo fue de 70 millones.

“Los bancos entienden que las startups estamos experimentando”, concluye Vivandi, que además de CEO de Bnext es responsable de 'nuevos bancos' en la Asociación Española de Fintech. “Pero vamos, que BBVA tiene dinero para comprarse toda la escena fintech. Si quisiera, podría cargarse el sector a golpe de talonario. Somos 265 empresas fintech en España. Se las pueden comprar todas”.

El color de las tarjetas fluorescentes se decidió en una conversación de Slack. Hugo Cornejo, jefe de diseño, presentó tres opciones: naranja (Pantone 864C), rosa (Pantone 806C) y una peculiar mezcla de ambos, el finalmente elegido rosa coral (Pantone805C). Una vez impresas en la fábrica de Essex, al este de Londres, un equipo dedicado las preparó para el envío desde las oficinas de la compañía. A diferencia de las cartas pegajosas en las que los “bancos tradicionales” nos mandan las tarjetas, los diseñadores de la empresa idearon un folio con dos pequeñas ranuras para encajarla.

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