La fábrica de 'armas' portátil de EEUU: impresoras 3D para las zonas de guerra
El ejército norteamericano tiene hasta 40 de estos pequeños elementos distribuidos entre su flota, con la intención de mejorar el tiempo de respuesta a la hora de las reparaciones
¿Se imaginan poder llevar encima un taller portátil con el que ser capaz de reparar buena parte de los problemas que le surgieran? Pues esto, precisamente, es lo que está haciendo el Ejército de los Estados Unidos, que ha descubierto en las impresoras 3D una razón de peso para solucionar imprevistos en los lugares más complicados: las zonas de combate. Cualquier cosa que se estropee en el momento más difícil, se puede arreglar en cuestión de minutos.
La impresión 3D ha quedado algo alejada del ciudadano de a pie. Cuando se inventaron este tipo de dispositivos, todo apuntaba a que se iban a convertir en una de las grandes revoluciones de nuestra era pero, de momento, a nivel de usuario parece haber quedado muy lejos de sus expectativas. Sin embargo, a nivel profesional su utilización sigue creciendo con el paso del tiempo y el último en demostrarlo ha sido el todopoderoso US Army.
Históricamente, uno de los grandes problemas de las misiones de los ejércitos en zona de guerra tenía que ver con el abastecimiento. Y no sólo hablamos de alimentación y bebidas, sino sobre todo de recambios y piezas de equipamiento necesarias para poder avanzar en el conflicto. La rotura de una pieza de un vehículo, de un arma, de una radio de comunicaciones o, sin ir más lejos, de materiales para hacer un refugio ha dejado de ser un problema para Estados Unidos.
Con el simple uso de una impresora 3D, que pueden crear materiales tanto de plástico como de metal, los soldados norteamericanos son capaces de arreglar problemas que, en otros épocas, tardaban semanas en ser resueltos: "Hemos reparado equipos, como nuestras radios, en apenas horas o, en el peor de los casos, pocos días. De no ser así, habría que esperar mucho a que llegaran las piezas", asegura Howard Marotto, Teniente Coronel de los Marines, a 'Bussiness Insider'.
Según explica Marotto, las aplicaciones que se están llevando a cabo en las zonas de guerra son muy diversas e importantes. No sólo se trata de arreglar radios, sino que también se han fabricado desde piezas para arreglar Humvees, llaves para poder accionar morteros de 81 milímetros o, incluso, diseñar férulas para soldados heridos con las que reducir las fracturas sufridas. Las aplicaciones son múltiples y mejoran las capacidades del ejército.
Además, Marotto confirmó que los militares están recibiendo un curso especial para saber utilizarlas, con lo que evitan que haya que desplazar a puntos conflictivos a ingenieros para manipularlas y solucionar los problemas que se produzcan sobre la marcha. "Somos la primera división de las Fuerzas Armadas en enviar impresoras 3D a zonas de combate sin necesidad de ingenieros. Lo que hemos hecho es entrenar y capacitar a los Marines para usarlas", afirma Marotto.
De momento, el US Army ha confirmado que tiene hasta 40 impresoras 3D distribuidas por toda la flota, aunque se espera que antes de que finalice el año este número aumente a 70. Mucho han cambiado los tiempos en el ejército donde, de la mano de una pequeña fábrica portátil, ahora son capaces de diseñar desde cero cuanto material necesiten. Cualquier elemento puede ser reparado, especialmente en lugares de conflicto, donde el tiempo es oro.
¿Se imaginan poder llevar encima un taller portátil con el que ser capaz de reparar buena parte de los problemas que le surgieran? Pues esto, precisamente, es lo que está haciendo el Ejército de los Estados Unidos, que ha descubierto en las impresoras 3D una razón de peso para solucionar imprevistos en los lugares más complicados: las zonas de combate. Cualquier cosa que se estropee en el momento más difícil, se puede arreglar en cuestión de minutos.