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F-18 Super Hornet, la solución de Boeing al fiasco del caza F-35 (que afectará a España)
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un ahorro de 8.000 millones de dólares

F-18 Super Hornet, la solución de Boeing al fiasco del caza F-35 (que afectará a España)

El fabricante ha propuesto a Washington una versión remozada (y más barata) del caza que reduciría los gastos del Gobierno federal en tecnología militar

Foto: El F-18 Super Hornet, en pleno vuelo. (Reuters)
El F-18 Super Hornet, en pleno vuelo. (Reuters)

Parece que Boeing no se da por vencida: tras perder el concurso del programa Joint Strike Fighter y proponer sin éxito una alternativa basada en versiones avanzadas de su propio F/A-18 Super Hornet, la compañía estadounidense vuelve a la carga. Esta vez su oferta dice pretender complementar, y no reemplazar, las ventas del (problemático) modelo F-35C diseñado para operar desde portaaviones. Pero lo que propone Boeing reduciría las ventas totales del F-35C, lo que aumentaría el precio del resto de las variantes, la A y la B. Una jugada que, de cumplirse, afectaría incluso a España por sus planes de adquirir varias unidades del F-35B.

Foto: El caza F-35. (Reuters)

La nueva oferta de Boeing con los Super Hornet renovados, conocidos como F/A-18XT o Block III, tiene de hecho todo el sentido económico y militar. Quizá por eso, y contando con la demostrada antipatía del presidente Trump al F-35 y su precio, el gigante de la aviación maniobra en Washington para colocar su último caza mejorado. ¿Tendrá éxito esta vez?

La situación es la siguiente: los portaaviones estadounidenses se despliegan con una de las 10 alas aéreas embarcadas (CVW) de que dispone la Armada, cada una de ellas compuesta cuando está alistada al completo de cuatro escuadrones de cazabombarderos que en este momento son tres de F/A-18E/F Super Hornet y uno de F/A-18C/D Hornet sin modernizar.

Según el plan actual, los F-35C, de los que se han recibido apenas 24, irán reemplazando a los F-A-18C/D ‘legacy’ hasta sustituirlos por completo en 2033. Luego se equipará un segundo escuadrón por ala aérea embarcada terminando en 2033. Esto supone que los F-35C operarán en conjunto con los Super Hornet de las versiones E y F como mínimo hasta entonces.

Los Hornet más antiguos están empezando a llegar ya al final de sus 6.000 horas de vuelo de vida útil prevista, por lo que la Marina de Estados Unidos debería tomar una decisión: retirarlos o someterlos a un programa de alargamiento de vida útil, algo especialmente urgente teniendo en cuanta que el retraso en la llegada de los F-35C está generando tensiones para mantener equipadas las alas de combate embarcadas.

Boeing ha creado su oferta a medida y la respalda con un estudio que afirma que Estados Unidos podría ahorrarse 8.000 millones de dólares

Es para este momento concreto que Boeing ha creado su oferta a medida de una nueva versión del Super Hornet, la XT, y la está promocionando de tapadillo en los centros de decisión de Washington con un estudio que afirma que se podrían ahorrar al menos 8.000 millones de dólares. La clave: dejar la compra de F-35C en menos de 150 ejemplares (de 340 previstos tras los recortes) para equipar un único escuadrón por ala embarcada, reemplazando el segundo con F/A-18XT.

El ahorro podría ser aún mayor, ya que la compañía estima que podría modernizar los F/A-18E/F al estándar XT. Todo un chollo si se compara con el precio actual del F-35C (120 millones por avión), e incluso del mejorado que Lockheed estima alcanzará en próximos pedidos (alrededor de 100 millones).

Lo malo: si este escenario ocurre finalmente, el precio de las otras dos versiones del F-35, la A y la B, podría dispararse. Dado que los costes de desarrollo de estos cazas ya se han producido, a menores unidades vendidas, el fabricante Lockheed Martin tendría que repartir ese coste extra entre las unidades restantes, aumentando así su precio. España planea adquirir varias decenas de unidades de F-35B, a un coste actual de 120 millones de euros la unidad. Un coste que podría ser mucho más elevado si finalmente Boeing se sale con la suya con el F-18 Super Hornet renovado.

Todo menos furtivo

La clave son las capacidades que Boeing ha añadido al proyecto para hacer del Block III una proposición muy atractiva junto al F-35C. Para ello, se ha basado en su anterior intento de destronar a su rival con la propuesta del Advanced Super Hornet (ASH) de 2013, eliminando algunos de los detalles más llamativos y caros, sobre todo los referentes a la capacidad ‘stealth’ (furtiva) y a la posibilidad de incluir nuevos motores.

Hay que tener en cuenta que, por muchas características furtivas que se añadan a un diseño que originalmente no lo es, nunca se podrá alcanzar el grado de reducción de la firma radar que puede obtener un diseño específico como el F-35. Por eso, el intento del ASH por reemplazarlo no resultó. Pero algunas de sus características pueden añadir capacidades útiles a la muy probada estructura del F/A-18, sobre todo si se integran en una nueva organización táctica trabajando junto a los F-35C y complementándolos. O al menos eso dice Boeing.

Para ello, el F/A-18XT añade tanques de combustible conformables (CFT) para ampliar la autonomía sin empeorar (mucho) la aerodinámica ni ocupar pilonos de las alas con tanques externos, que además generan grandes ecos radar. Los CFT del Block III se cree pueden recibir hasta 1.500 kilos de combustible extra, lo que aumentaría el alcance en unas 130 millas náuticas hasta sobrepasar las 700 nm (1.300 km), aunque las cifras exactas son secretas.

Otra de las mejoras es el añadido de un sistema de búsqueda y seguimiento infrarrojo IRST21 de largo alcance optimizado para la detección pasiva de aviones furtivos por medio del calor de sus motores. A diferencia del ASH, que llevaba el IRST integrado en el fuselaje, el XT lo coloca en un tanque de combustible ventral modificado que ya ha sido aprobado para su uso en la flota. El sensor añade una útil capacidad al F-35C, que no lo lleva como tal, aunque según Lockheed dispone de capacidades equivalentes a través de su 'electro-optical targeting system' (EOTS).

Las versiones XT se construirían pensando en 9.000 horas de vuelo como estándar frente a las 6.000 de los Hornet y Super Hornet originales

El F/A-18XT lleva además ciertas (pequeñas) mejoras del perfil en la proa del aparato para reducir su firma radar. Nuevas antenas permiten integrar un enlace de datos TTND ('targeting tactical network datalink') que le permite compartir información situacional y de puntería con los F-35C, aunque no del nivel del sistema propio que estos usan entre ellos (MADS, de baja detectabilidad). Esto permitiría a los Block III con su elevada capacidad de acarreo de munición actuar como aviones arsenal de los F-35C, usando los datos recogidos por la avanzada electrónica de estos para disparar desde una posición más retrasada. Para preservar la capacidad furtiva contra el radar, los F-35C solo pueden llevar un máximo de cuatro misiles en sus dos compartimentos internos de armas.

La cabina del Block III dispone de controles mejorados, incluyendo una pantalla de gran tamaño, y de sistemas electrónicos integrados capaces de recibir y procesar toda esa información. Como guinda del pastel, las versiones XT se construirían pensando en 9.000 horas de vuelo como estándar frente a las 6.000 de los Hornet y Super Hornet originales.

En conjunto, una oferta atractiva, sobre todo si Boeing es capaz de cumplir con su promesa de ponerlos en la línea de vuelo por 80 millones de dólares por unidad nuevos o bien ‘unos pocos millones’ por ejemplar si se trata de conversiones de Super Hornets antiguos. Aunque además de la economía jugarán otros factores, como la integración de los futuros sistemas sin piloto del tipo del UCLASS. La idea de Boeing no es mala, pero todavía no es seguro que la Armada y los políticos de Washington firmen el contrato. El F/A-18XT puede terminar durmiendo el sueño de los justos, como su primo el ASH.

Parece que Boeing no se da por vencida: tras perder el concurso del programa Joint Strike Fighter y proponer sin éxito una alternativa basada en versiones avanzadas de su propio F/A-18 Super Hornet, la compañía estadounidense vuelve a la carga. Esta vez su oferta dice pretender complementar, y no reemplazar, las ventas del (problemático) modelo F-35C diseñado para operar desde portaaviones. Pero lo que propone Boeing reduciría las ventas totales del F-35C, lo que aumentaría el precio del resto de las variantes, la A y la B. Una jugada que, de cumplirse, afectaría incluso a España por sus planes de adquirir varias unidades del F-35B.

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