Este joven representará a España en el Mundial de universitarios emprendedores
Enrique Cat, fundador de una compañía de biofertilizantes, acudirá a la final de los premios GSEA. La competición reunirá en Fráncfort a emprendedores de 50 países
Una salvadoreña se impuso hace unos meses en una competición en la que rivalizaba con participantes de casi una cincuentena de países de todo el globo. Ya fueran de Canadá, Corea del Sur, Kenia o Eslovaquia, todos los competidores tenían algo en común: eran jóvenes, emprendedores y universitarios. Fundar Vaiza, una compañía de accesorios fabricados a mano con materiales del país centroamericano, hizo que Violeta Martínez fuera la ganadora en 2016 de los Global Student Entrepreneur Awards (GSEA), un programa que nació hace casi dos décadas en Estados Unidos.
A finales de abril, la Entrepreneurs’ Organization (una asociación que une a 12.000 propietarios de empresas que facturan un mínimo de un millón de dólares al año), celebrará una nueva edición de los GSEA en Fráncfort. España, que participa desde el año pasado en esta singular competición, acaba de elegir a su representante para la cita.
Enrique Cat, fundador de Nostoc Biotech, una compañía que fabrica fertilizantes con microorganismos procedentes del humus de lombriz, se ha alzado con la victoria en la edición española frente a los otros cinco finalistas en un evento celebrado en el CaixaForum de Madrid. Ahora, opta a llevarse un galardón valorado en 40.000 dólares (37.000 euros) en la final que se celebrará en la ciudad alemana.
“Buscamos emprendedores y no tanto que la persona tenga la ilusión de sacar a un proyecto porque sí [...] Nosotros valoramos aquel emprendedor que es capaz de enfrentarse a los retos según se van produciendo, que es capaz de innovar, que es capaz de vender, que es capaz de sacar adelante un proyecto”, explica a Teknautas Javier Gastón, responsable de GSEA. De hecho, haber facturado un mínimo de 500 euros o haber recibido una inversión de 1.000 euros figuraban entre los requisitos para poder participar en este torneo del emprendimiento universitario.
Humus de lombriz para fertilizar los cultivos
La compañía que ha fundado Enrique Cat con el fin de promover una agricultura más sostenible supera con creces esas condiciones. El año pasado, logró que Nostoc Biotech facturase 230.000 euros, la cantidad que se habían marcado como meta. En 2017, planea llegar al medio millón de euros.
Cat comenzó a estudiar Biología, pero abandonó la carrera antes de terminarla porque, a su juicio, estaba “totalmente atrasada”. Curioso desde niño, estaba “amargado” en la universidad. “Tenía una ambición interior empresarial, pero en una carrera como biología, pues era poco más o menos imposible de desarrollar”, asegura a Teknautas este emprendedor de 28 años.
No abandonó los estudios, pero se cambió a una formación diferente en un proceso de “autodescubrimiento” que convenció al jurado de GSEA. Ha cursado el Grado en Liderazgo Emprendedor e Innovación (LEINN) que imparte el laboratorio educativo Teamlabs junto a la Universidad de Mondragón, una pionera titulación universitaria oficial en emprendimiento donde los alumnos crean una empresa desde el primer momento. En lugar de aprobar unos exámenes para pasar de curso, Enrique debía cumplir unos “objetivos de facturación, de beneficio y de conocimiento” con su proyecto.
Junto a los cofundadores de la empresa, Guillermo Herrero (que llevaba años trabajando en la aplicación del humus de lombriz y al que conoció precisamente cuando éste impartía un curso de lombricultura) y Eker Hurtado (que también había cursado el grado LEINN), fundó Nostoc Biotech en 2014.
El humus líquido es un producto proveniente del humus sólido, creado a partir del estiércol que la lombriz convierte en abono
En un primer momento, su idea era que las lombrices procesaran los recursos orgánicos de los parques y jardines de las ciudades, pero después decidió centrarse en producir abonos y biofertilizantes para la agricultura, un sector “sobrecargado de químicos”. “Cuando aplicas sistemáticamente y en exceso productos químicos, estás debilitando esas defensas naturales que tiene la planta, y ahí entra nuestra propuesta”, defiende Enrique Cat. “Nuestros productos restituyen el sistema inmunológico natural de los cultivos”.
Lógicamente, los inicios no fueron fáciles. Los socios recaudaron de su bolsillo el dinero suficiente para construir su “vela” y hacer que navegara. Su gran impulso llegó después de recaudar 250.000 euros en La Bolsa Social, una plataforma de ‘equity crowdfunding’, a principios del pasado año, además de 150.000 de un préstamo Enisa. Gracias a ello pudieron montar una fábrica, volcarse con los temas comerciales y formar un equipo.
El humus líquido —un producto proveniente del humus sólido, creado a partir del estiércol que la lombriz convierte en abono— es uno de los productos estrella que fabrican y venden. Sus biopesticidas también han servido para combatir la yesca, una enfermedad parasitaria producida por hongos que dañan la vid, las plagas de araña roja o los nematodos que perjudican a múltiples cultivos.
Para desarrollarlos, han contado con el asesoramiento de Rogelio Nogales (doctor en Ciencias Biológicas y presidente de la Red Española de Compostaje), han firmado un convenio de colaboración con la Universidad Complutense de Madrid y están intentando patentar parte de su sistema de producción para “protegerse de cara al futuro”.
Naciones Unidas acaba de publicar un documento en el que critica las “tácticas agresivas y poco éticas” de los fabricantes de plaguicidas
Naciones Unidas acaba de publicar un documento en el que critica las “tácticas agresivas y poco éticas” de los fabricantes de plaguicidas y la “negación sistemática de los daños provocados por estas sustancias químicas”. Por ello, el hecho de que compañías como Nostoc pretendan reducir el uso de esos pesticidas gracias a sus productos parece un buen paso.
De hecho, esta empresa de biotecnología ya cuenta con 500 clientes en España. Ahora bien, según nos cuenta el propio Cat, no todos están centrados en la agricultura ecológica —aunque los productos que ellos venden estén certificados como tal—, sino que algunos optan por “utilizar lo mejor de la química y lo biológico”.
Nueve empleados fijos, además de una red de comerciales, trabajan ya en esta empresa que aspira a “transformar la agricultura tradicional”. Eso sí, aunque se trate de un emprendimiento social, Cat defendió durante la presentación en el CaixaForum que un proyecto de este tipo también puede ser “altamente rentable”.
50 emprendedores de todo el mundo
El cofundador de Nostoc Biotech se plantea la internacionalización como un objetivo “a medio plazo”, por lo que haber conseguido un pase para la final de GSEA en la ciudad alemana puede venirle muy bien. “La parte más importante del premio es poder ir a Fráncfort, competir con otras ‘startups’ de todo el mundo. Es un escenario en el que yo creo que a cualquier emprendedor le interesa estar, porque conoces a inversores, conoces a otros emprendedores, te enriqueces de todo lo que sucede en el evento…”.
1.700 emprendedores de 50 países participan en esta singular competición, aunque solo los finalistas de cada país, como Enrique, viajarán a Fráncfort, donde se reunirán variopintos proyectos. El estadounidense Matthew Rooda, fundador de SwineTech, una empresa que ha creado un sistema de monitorización de los cerdos en las granjas; o el indio Daniel Raj David, fundador de Detect Technologies, una compañía que vigila oleoductos para prevenir fugas, competirán con él.
That's a wrap! The winner of #GSEA #LKA 2017 Grand Finale is Adhisha Gammanpila & Gurupaara! #Entrepreneurship @EO_GSEA pic.twitter.com/OyVb9QhGrp
Por el momento, Javier Gastón, responsable de la edición española de GSEA, señala que Enrique Cat ya ha demostrado “tener el gen emprendedor”. “Ha sabido vender muy bien su proyecto y venderse muy bien a sí mismo”, asegura. Ganar en la final podría favorecer a esta compañía española de biofertilizantes que, además de de ser el proyecto fin de grado de su joven fundador, es el lugar donde ha encontrado su sitio. “Crear esta empresa me ha ayudado a desarrollarme como persona y crecer”, señalaba Enrique Cat en el evento. Ahora, también le ha ayudado a acudir a una competición mundial de emprendedores que, como él, han tenido la inquietud de montar una empresa mientras estudiaban.
Una salvadoreña se impuso hace unos meses en una competición en la que rivalizaba con participantes de casi una cincuentena de países de todo el globo. Ya fueran de Canadá, Corea del Sur, Kenia o Eslovaquia, todos los competidores tenían algo en común: eran jóvenes, emprendedores y universitarios. Fundar Vaiza, una compañía de accesorios fabricados a mano con materiales del país centroamericano, hizo que Violeta Martínez fuera la ganadora en 2016 de los Global Student Entrepreneur Awards (GSEA), un programa que nació hace casi dos décadas en Estados Unidos.