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PP y PSOE, a la gresca con científicos, ecologistas y leyes por culpa de un cangrejo
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ha generado una industria a su alrededor

PP y PSOE, a la gresca con científicos, ecologistas y leyes por culpa de un cangrejo

Un pequeño crustáceo, de apenas diez centímetros, llegó a España hace cuarenta años. Como otras especies invasoras, resulta difícil saber qué solución es la mejor

Foto: (Miguel Clavero)
(Miguel Clavero)

Un pequeño cangrejo de apenas diez centímetros trae de cabeza a políticos, investigadores y ecologistas. El cangrejo rojo está considerado como una especie invasora en España por su demostrado impacto negativo sobre los ecosistemas y la economía. Según la ley esto obliga a prevenir su expansión, pero la industria generada a su alrededor dificulta su cumplimiento. Es un ejemplo entre muchos de lo complicado que es gestionar estos animales y plantas llegados desde otras partes del planeta.

El cangrejo rojo fue introducido en las marismas del Guadalquivir en los años 70 para ser comercializado, sin que nadie cayera entonces en que podría interferir con las especies autóctonas. Hoy habita en toda España: "Es una de las cien peores especies invasoras del mundo. Está en todos los listados por sus múltiples impactos sobre el medioambiente", explica a Teknautas la investigadora del Instituto Pirenaico de Ecología especializada en invasiones biológicas, Belinda Gallardo.

El invasor rojo alimenta a aves y mamíferos amenazados y ha generado una industria de la que viven restaurantes, procesadoras y pescadores

Este crustáceo no sólo ha 'expulsado' al cangrejo autóctono: también afecta al reciclado de los nutrientes, los régimenes hídricos y de sedimentación... y hasta desmonta los caballones de regadío de los arroceros con sus guaridas. Por este motivo, la legislación española ha prohibido las actividades socioeconómicas que puedan favorecer su expansión a otras zonas. La guerra ha sido declarada, pero las expectativas de victoria son bajas.

El problema, como recuerda el ambientólogo Andreu Escrivà, es que "no todo es blanco o negro". Por un lado, investigaciones recientes han mostrado que el cangrejo autóctono desplazado... en realidad también fue introducido hace pocos siglos. Además, el invasor rojo alimenta a aves y mamíferos amenazados como la nutria, y ha generado una industria alrededor de la que viven restaurantes, procesadoras y pescadores.

Tenemos un cangrejo que causa daños medioambientales y económicos demostrados... pero que a la vez da de comer a un sector. ¿Qué hacer? La postura de partidos como PP y PSOE es la de proteger a esta industria y sacar a algunos invasores de esta categoría. Las organizaciones ecologistas se oponen: "Pedimos coherencia, no se puede listar una especie como invasora y luego hacer excepciones", dice la técnico de WWF Laura Moreno.

A pesar de ello, en 2013 el gobierno del PP aprobó una norma que señalaba el cangrejo rojo —junto a otras especies— como una excepción. Esta condición impedía poner en marcha planes de prevención, de control y erradicación para estas especies, los tres piilares que tanto Moreno como Gallardo señalan como fundamentales. Asociaciones ecologistas como WWF y SEO/Birdlife impugnaron la normativa y ganaron. Ya no será posible sacar beneficio económico de esta especie: podría parecer que la mejor forma de acabar con un animal no deseado es cazarlo, pero en la práctica esto nunca funciona cuando hay una ganancia detrás.

"Ahora el Gobierno tiene que aplicar la ley, quitar las excepciones y tratar estas especies como invasoras", añade Moreno. El PSOE, sin embargo, ha solicitado el aplazamiento de la sentencia "por razones de índole económica y alarma social" y por las repercusiones "muy negativas" que tendría en provincias como Jaén, con una industria basada en el cangrejo rojo.

Es una de las cien peores especies invasoras del mundo. Está en todos los listados por sus múltiples impactos sobre el medioambiente

La ley dice que hay que acabar con él, pero en la práctica resulta imposible: "Gastaremos millones, fastidiaremos a miles de personas y dejaremos sin alimento a fauna mucho más interesante. Todo para devolver a su hábitat a otra especie de crustáceo que en realidad tampoco es autóctona", comenta Escrivà. El ambientólogo opina que hay que aplicar la ley, pero estudiar cada caso con un comité especializado: "Si la eliminación del cangrejo rojo te va a destrozar la economía de una zona y no vas a notar mejora ambiental... ¿para qué hacerlo?".

"La gestión de estas especies no sólo es trasladar el conocimiento científico a la esfera política sin más. En el proceso hay que incorporar demandas ciudadanas y, sobre todo priorizar, porque el dinero es finito", añade Escrivá. La situación se torna un quebradero de cabeza aún mayor al tener en cuenta que el cangrejo autóctono, aunque también 'invasor', ha logrado con su protección extender esta ayuda a zonas de ríos de montaña, ahora convertidas en reservas. Una antigua especie introducida se convierte así en protector del medioambiente de forma indirecta.

Gallardo, como investigadora, lo tiene más claro: debe primar el bien común de toda la sociedad "antes que el particular de un colectivo concreto", en referencia a la industria del cangrejo rojo. Por eso la bióloga está en contra de hacer excepciones. Moreno aclara que desde organizaciones como WWF no apoyan que el sector quede de lado, ya que este favorece la pesca del crustáceo ayudando así a controlarlo.

Visones y truchas

El caso del cangrejo rojo en España sirve para ilustrar la complejidad en la gestión invasiones biólogicas provocadas por la mano del hombre. El crustáceo no está solo: peces como el lucio, la trucha arcoiris y la carpa también son considerados especies invasoras, así como el visón americano. Cada especie es un mundo, y según cuán extendida esté y los daños que provoque, las medidas varían.

Si la eliminación del cangrejo rojo te va a destrozar la economía de una zona y no vas a notar mejora ambiental... ¿para qué hacerlo?

Gallardo dice que no hay que confundir las especies no nativas, procedentes de otro lugar, con las invasoras, aquellas no nativas que tienen un impacto negativo. No todos los ecólogos opinan igual: Daniel Simberloff, investigador de la Universidad de Tennessee en Knoxville (EEUU) es una autoridad mundial en este tema que apuesta por la precaución. "Es muy difícil predecir qué especies no nativas se convertirán en invasoras, por lo que deberíamos evitar importar especies no nativas. Punto", zanja a este periódico.

Existen posturas más laxas en la comunidad científica. El investigador del Macalester College (EEUU) Mark Davis desató un revuelo en 2011 al publicar un artículo en 'Nature' en el que defendía observar los efectos sobre el ecosistema que tiene una especie antes que su origen. "La inmensa mayoría de especies introducidas no amenazan la salud humana, ni tienen efectos económicos ni ecológicos", señala a Teknautas.

Davis considera que no hay duda alguna del caracter nocivo de estas especies cuando amenazan la salud humana o la economía. La controversia llega cuando el único perjuicio conocido es ecológico, pues no existe consenso sobre su carácter dañino. El investigador dice que, puesto que declarar un ser vivo como invasor implica considerarlo dañino y gastar muchos recursos en erradicarlo o controlarlo, se trata de una decisión que no hay que tomar a la ligera. Mientras tanto, el pequeño cangrejo rojo continúa sus planes de dominación mundial.

Un pequeño cangrejo de apenas diez centímetros trae de cabeza a políticos, investigadores y ecologistas. El cangrejo rojo está considerado como una especie invasora en España por su demostrado impacto negativo sobre los ecosistemas y la economía. Según la ley esto obliga a prevenir su expansión, pero la industria generada a su alrededor dificulta su cumplimiento. Es un ejemplo entre muchos de lo complicado que es gestionar estos animales y plantas llegados desde otras partes del planeta.

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