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Cuidado con tus ligues de Tinder: pueden ser 'bots' que intentan estafarte
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quieren convencerte de pasar a servicios premium

Cuidado con tus ligues de Tinder: pueden ser 'bots' que intentan estafarte

Los bots de Tinder son cada vez más sofisticados: han ganado en locuacidad y han mejorado sus estrategias para evitar las medidas de seguridad de la aplicación

Foto: The Chanel (Flickr)
The Chanel (Flickr)

El número de jóvenes entre 18 y 24 años registrados en Tinder casi se ha triplicado desde 2013. Según un informe de Pew Research Center, sus mayores también se han apuntado a la moda: duplican la cifra de ese mismo año. Cada grupo tiene sus preferencias, claro. Sin embargo, hay perfiles en la aplicación que no reparan en la edad, el color de ojos o las aficiones de sus pretendientes. Son de pocas palabras, pero consiguen más matches que cualquier otro.

Los bots se mueven por la aplicación como Pedro por su casa, buscando beneficios que van más allá del amor. “Existen porque alguien está ganando dinero con ellos”, asegura a Teknautas Candid Wueest, ingeniero informático y experto en seguridad de Symantec. No obstante, las estrategias que utilizan sus creadores son de lo más variadas.

Una de ellas, la más común según el investigador, consiste en invitarles a visitar un enlace cuando la víctima ya ha comenzado a hablar con el robot a través del chat de la app. “Normalmente lleva a un servicio premium por el que tiene que pagar o debe al menos introducir las credenciales de su tarjeta de crédito”, indica Wueest.

Even my tinder sex bots aren't trying anymore #Tinder pic.twitter.com/tmEXB2Up67

Una variación es que, en esa misma web, tengan que descargarse algún tipo de software. “Por cada descarga obtienen una cantidad que puede ir de unos pocos céntimos de dólar hasta cinco dólares”, explica el experto.

Para engañar a sus pretendientes, les dicen que si quieren seguir hablando, mejor hacerlo a través de otra aplicación u otra página de pago. Los hay aún más atrevidos: los que les retan a ganarles a un videojuego, también en formato app o web.

Un 'bot' al servicio de un timador humano

Otros bots son solo un instrumento de sus dueños. El programa busca los perfiles y comienza la conversación, pero luego los humanos hacen el resto del trabajo. “Construyen un vínculo sentimental o inventan una historia para pedirles dinero”, señala Wueest. Si están lejos, por ejemplo, pueden necesitar fondos para comprar billetes de avión (que nunca utilizarán). Una versión del clásico timo del nigeriano adaptado a Tinder.

“Utilizan fotografías de actores, actrices o de personas atractivas que roban de otras cuentas o de páginas pornográficas”, explica el investigador. Una vez consiguen un match, el programa recibe una notificación en su línea de comandos y comienzan automáticamente un diálogo. El modus operandi suele ser parecido en casi todos los casos.

“Son textos prefijados, así que no varían mucho más allá de los saludos y un ‘quieres hablar’”, prosigue Wueest. Por eso resulta relativamente fácil identificarlos. No van a responder si les preguntas por su color favorito o por sus planes para esa noche. “Suelen evitar ese tipo de situaciones tratando de dominar la conversación con sus propias preguntas: ‘¿Estás soltero? ¿Quieres pasarlo bien?’”, explica el investigador.

La pega del bot es que no sabe alargar la charla. “Después de cinco o diez mensajes, llega la parte del enlace”, dice Wueest. Algunos incluso piden el teléfono a su víctima. Si se lo dan, les mandan automáticamente un mensaje de texto con un link donde supuestamente podrán chatear y ver a su pretendiente por webcam.

Cómo identificar a un 'bot'

“Tanto Tinder como otras plataformas similares trabajan para identificar este tipo de cuentas y bloquearlas”, asegura el investigador. Para un usuario puede resultar bastante obvio que son robots, pero sus creadores se lo ponen cada vez más difícil a los responsables de la plataforma, modificando el comportamiento del software.

“Se están volviendo más sofisticados”, dice Wueest. Antes escribían justo después de un match, pero ahora esperan algunos minutos, como haría una persona de carne y hueso. Y desde que Tinder bloqueó los enlaces a algunos contenidos, han cambiado de táctica para contactar con el usuario vía SMS y han introducido la estrategia de los videojuegos.

También están ganando en locuacidad. “Su conversación ya no se reduce a un ‘hola’, ahora pueden generar distintas respuestas al azar según la reacción de su interlocutor”, explica el investigador.

Por otro lado, corren rumores de que los sitios de citas online tienen sus propios bots para conseguir que sus clientes paguen por servicios premium. “Hay muchos perfiles falsos en las webs y aplicaciones de citas, y siempre se ha dicho que los utilizan para atraer a la gente”, indica Wueest. Pero, aunque admite que es difícil probarlo, duda que la sospecha sea cierta.

¿Por qué funcionan los 'bots'?

Entonces, si cualquier persona puede identificarlos tras intercambiar unas pocas palabras, ¿por qué no se extinguen por falta de productividad? ¿O es que los usuarios son en realidad unos crédulos?

“No debemos subestimar a las personas que se enamoran o que buscan afecto”, advierte el investigador de Symantec. “A pesar de que muchos los eviten, siguen proporcionando montones de dinero”. Pueden generar varios miles de dólares a la semana, según el experto, gracias a las personas que hacen clic en el enlace o se descargan una herramienta. Además, son muy fáciles y baratos de desarrollar, e independientes.

Aunque alguien denuncie un perfil, es muy difícil determinar quién está detrás, ya que solo se asocia a un perfil de Facebook

Los timadores humanos también se llevan su parte. “Hay gente que ha ido a la cárcel por haber conseguido dinero de sus víctimas”, indica el especialista en seguridad. Bien tras solicitarles una suma con algún fin concreto (los billetes de avión, por ejemplo) o bien a la fuerza, mediante mecanismos de sextorsión.

Aunque alguien denuncie un perfil, es muy difícil determinar quién está detrás, ya que solo se asocia a un perfil de Facebook. Abren nuevas direcciones de correo, crean nuevas cuentas y se conectan desde redes públicas, como las de una cafetería. “Es posible saber la ciudad donde se encuentran, pero no localizarlos exactamente”, afirma Wueest.

Tampoco es fácil seguir el dinero, a no ser que se trate de grandes cantidades. “Hay muchos casos y la policía no puede lidiar con todos”, señala. “Merecen la pena, así que no van a desaparecer”. Tendremos que seguir ligando con cuidado, no sea que nos den gato por libre.

El número de jóvenes entre 18 y 24 años registrados en Tinder casi se ha triplicado desde 2013. Según un informe de Pew Research Center, sus mayores también se han apuntado a la moda: duplican la cifra de ese mismo año. Cada grupo tiene sus preferencias, claro. Sin embargo, hay perfiles en la aplicación que no reparan en la edad, el color de ojos o las aficiones de sus pretendientes. Son de pocas palabras, pero consiguen más matches que cualquier otro.

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