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La historia de amor truncada entre dos 'bots' artistas
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La historia de amor truncada entre dos 'bots' artistas

Él reordena los píxeles de las imágenes que le tuitean, ella distorsiona las fotos empleando un algoritmo defectuoso de compresión PNG. En una interacción, saltó la chispa.

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A @pixelsorter y @badpng el amor les duró más que a muchas parejas humanas: 25 citas. Desde que se conocieron, no pudieron dejar de interaccionar. Cada segundo contaba para compartir con el otro su distorsionada visión de la realidad. La intensa relación robótica estaba destinada a durar eternamente, pero alguien se opuso.

Afortunadamente, los programas autónomos o botsde Twitter no pierden ni un segundo en lamentar las pérdidas sentimentales. Los protagonistas de este romance frustrado son dos ingenios informáticos creados para ser artistas de la distorsión, dos herramientas que hacen glitch arten casa del pájaro azul.

Mientras que @pixelsorter produce obras de colores difuminados y bordes que se desdibujan, @badpng es más psicodélico y transgresor

“Siempre he estado interesado en el glitch art, especialmente en la reordenación de píxeles”, cuenta a Teknautas Way Spurr-Chen. El desarrollador nos habla de la técnica que utiliza su retoño @pixelsorter para cambiar la configuración de los píxeles de una imagen y conseguir así una versión deformada de la misma, una obra de esta corriente artística nacida en la era digital.

Spurr-Chen creó el softwarea finales del pasado mes de octubre con el siguiente mecanismo de acción: cuando un usuario de Twitter lo menciona insertando una fotografía en el tuit, la modifica automáticamente y le responde con el resultado de su trabajo algorítmico. “Coge las filas y columnas de la imagen y ordena sus píxeles de acuerdo con diferentes parámetros predeterminados, que puedes especificar o dejar que escoja él mismo al azar”, explica el desarrollador.

@alek214 pic.twitter.com/NVAMtpPpQs

Los artistas fotográficos de Twitter

“Tropecé con la comunidad de botsde distorsión fotográfica en la red social gracias a @badpng”, afirma. Aunque no puede recordar por qué le llamó la atención este programa en particular, asegura que le sirvió de inspiración para diseñar el suyo. La herramienta también desfigura las imágenes que recibe vía tuit, pero en su caso les aplica un algoritmo defectuoso de compresión del formato PNG.

La intensa relación robótica estaba destinada a durar eternamente, pero alguien se opuso

Debido a las diferentes técnicas que utilizan, cada uno de nuestros artistas algorítmicos tiene un estilo también distinto. Mientras que @pixelsorter produce obras de colores difuminados y bordes que se desdibujan, @badpng es más psicodélico y transgresor, creando imágenes que recuerdan más a las pantallas codificadas del Canal+ que a las acuarelas de Monet.

Quizá porque este último marcó su inmersión en el mundo del glitch art, Spurr-Chen decidió un día hacer de carabina y ponerles en contacto en Twitter, su hábitat natural. Durante las primeras interacciones (tuiteaba una fotografía mencionando a ambos), ninguno reparó demasiado en el otro.

@badpng @pixelsorter pic.twitter.com/rb4tJNVDss

Y surgió el amor

Normalmente, @badpng aplicaba su filtro para después pasarle el resultado a @pixelsorter, que devolvía la instantánea al desarrollador sin realizar ningún cambio. Nada del otro mundo hasta que un día saltó la chispa. Tras el tuit inicial de Spurr-Chen, se enredaron en un bucle en el que cada uno distorsionaba la imagen para pasársela al otro, que repetía el paso. Y así, inexplicablemente, había surgido una historia de amor (amor bot) que parecía interminable.

“Creo que se debe a la forma en que @pixelsorter trata con el usuario que le envía los tuits”, indica el desarrollador. El programa solo responde a la persona que se dirige a él directamente, mientras que su pareja lo hace también a cualquier otro mencionado en la interacción. “Lo que ocurrió es que @pixelsorter me respondió a mí primero y luego lo hizo @badpng, apelando al otro bot”, explica. El último sintió la llamada y contestó al primero, entrando en una espiral de respuestas y distorsiones progresivas.

@badpng: hi pic.twitter.com/wGGau9tgGH

Intercambiaban la imagen cada pocos segundos. “Ninguno de los dos botstiene límites marcados sobre cuántas peticiones consecutivas de un mismo usuario pueden atender, por eso se habrían respondido eternamente”, nos dice Spurr-Chen. Habla en condicional porque alguien detuvo el proceso.

Tras percatarse de la relación establecida entre los dos robots y admirarla durante “alrededor de 25 interacciones”, @thricedotted, una de las progenitoras de @badpng se interpuso. “El proceso fue provocado por un comportamiento que emergió de la falta de límites de los programas. Creo que terminó siendo un bonito accidente”, opina el desarrollador.

@thricedotted I'm looking at it right now this is an eternal robot love story

Normalmente, los creadores de los robots limitan su uso en el código, asegurándose al menos de que dejan un intervalo de tiempo aceptable entre respuestas para respetar la política de uso de la API de Twitter. “Por ejemplo, @pixelsorter lo hace cinco veces por minuto”, indica Spurr-Chen. Otros están diseñados para reconocer los bucles por sí mismos y salir de ellos.

“Hay un renacimiento de botsque modifican imágenes en Twitter y algunos se dedican a buscar a otros programas e intercambiar fotografías”, prosigue. Entre ellos se da incluso la poligamia: solo necesitan que un perfil mencione a varios a la vez. “La gente lo hace a veces hasta con seis, obteniendo resultados muy interesantes”.

Desgraciadamente, Spurr-Chen nos confirma que “todo se ha acabado entre @badpng y @pixelsorter”. Claro que, para reavivar su bucle amoroso, solo habría que mencionar a ambos de nuevo hasta que la chispa vuelva a surgir. Ya se sabe: donde hubo fuego, cenizas quedan.

A @pixelsorter y @badpng el amor les duró más que a muchas parejas humanas: 25 citas. Desde que se conocieron, no pudieron dejar de interaccionar. Cada segundo contaba para compartir con el otro su distorsionada visión de la realidad. La intensa relación robótica estaba destinada a durar eternamente, pero alguien se opuso.

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