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Da igual niños que adultos, el wifi y los móviles no son peligrosos para la salud
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ningún estudio serio invita a la preocupación

Da igual niños que adultos, el wifi y los móviles no son peligrosos para la salud

Cada cierto tiempo se alerta del peligro para la salud que suponen las radiaciones no ionizantes, pero no existe ningún estudio científico que avale este riesgo

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Dice el médico y divulgador científico británico Ben Goldacre que el ser humano pretende dividir todos los objetos inanimados del universo entre aquellos que provocan y curan el cáncer. Uno de los últimos en entrar en la lista es el oxígeno, pero es la radiación electromagnética una de las que más ampollas levanta. Desde el wifi a los teléfonos móviles, vivimos rodeados de este tipo de ondas pero, ¿hasta qué punto hay que preocuparse?

El último de los estudios publicados salió a la luz en verano del año pasado, pero ha saltado esta semana a la palestra, de la mano de un artículo de la revista Forbes. En él, se afirma que los niños absorben más radiaciones microondas que los adultos, por lo que se encuentran en situación de riesgo.

El estudio fue publicado en la revista Journal of Microscopy and Ultrastructure. En realidad se trata de una revisión (review) de estudios previos en la que concluyen que el riesgo para la salud de los niños es “considerable”, ya que absorben más ondas microondas que los adultos, y su sensibilidad ante los carcinógenos es mayor.

Sin embargo, aunque esas dos premisas sean ciertas, se basan en una afirmación que la ciencia no ha podido demostrar: que la radiación de microondas es un posible carcinógeno. “No se ha encontrado evidencia de que los niños que utilizan teléfonos móviles tengan un mayor riesgo de desarrollar un tumor cerebral que aquellos que no lo hacen”, defendía un editorial de la revista Journal of the National Cancer Institute, una de las más prestigiosas del mundo en esta enfermedad.

Y es que, para que un agente sea cancerígeno, es necesario que pueda provocar mutaciones en el ADN que haga que las células se reproduzcan de forma incontrolada. Es lo que ocurre con las radiaciones ionizantes, que como su propio nombre indica, tienen la energía suficiente para ionizar la materia. Es el caso, por ejemplo, de los rayos gamma y los rayos X.

Pero la radiación electromagnética que produce un router es no ionizante, es decir, de muy baja energía. Mientras que en una radiografía nos exponemos a unos 124 eV, un móvil apenas emite 0,000008 eV. Una millonésima parte de lo mínimo necesario para comenzar a preocuparnos.

Por este motivo, en el caso de que las radiaciones electromagnéticas pudieran ser cancerígenas, esto se debería a procesos físicos totalmente desconocidos por el ser humano. Como asegura el biofísico Félix Goñi, de ser así, “esto significaría que toda la física del siglo XX está confundida”.

Los campos electromagnéticos, "posiblemente cancerígenos"

En 2011, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó las radiaciones electromagnéticas en el grupo 2B, correspondiente a aquellos agentes “posiblemente cancerígenos".

Estas radiofrecuencias incluyen las relacionadas con los radares, hornos microondas, radio, televisión, wifi y teléfonos móviles, por lo que la decisión se tomó con preocupación. Sin embargo, los mismos autores del estudio no se mostraron muy de acuerdo:

“Las pruebas fueron analizadas críticamente, y en general evaluadas como limitadas entre los usuarios de teléfonos móviles para el glioma y el neuroma acústico, e inadecuadas para extraer conclusiones para otros tipos de cáncer”, aseguraban en el informe.

La decisión fue criticada en los círculos científicos, pero quizá el dato más tranquilizador sea saber que en ese mismo grupo 2B de agentes “posiblemente cancerígenos” se incluye el café.

A pesar de la unanimidad de los principales órganos e instituciones científicas, periódicamente se vuelve al tema. Pero lo cierto es que lo único que nos debe preocupar del móvil es la factura de final de mes o, como mucho, quedarnos sin datos.

Dice el médico y divulgador científico británico Ben Goldacre que el ser humano pretende dividir todos los objetos inanimados del universo entre aquellos que provocan y curan el cáncer. Uno de los últimos en entrar en la lista es el oxígeno, pero es la radiación electromagnética una de las que más ampollas levanta. Desde el wifi a los teléfonos móviles, vivimos rodeados de este tipo de ondas pero, ¿hasta qué punto hay que preocuparse?

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